Con dos huevos inaugura el Partido Popular de Málaga cada año su curso político, acostumbrado ya a más sonrisas que patadas por debajo de la mesa, atendiendo al devenir de los acontecimientos en los últimos años. No le va mal a otrora formación de la gaviota en este territorio, donde acostumbra desde hace ya varias elecciones a ganar sin demasiados aprietos. Proyecto sólido, un liderazgo más que demostrado y pocos incendios que, en todo caso, han sabido apagar sus dirigentes cuando la temperatura empezaba a subir más de lo debido.

Catorce años después, el PP de Málaga se abona a eso de la renovación. A su favor, el no tener que hacerlo por imposición, sino por decisión propia. Bendodo llegó a la presidencia un verano de 2008 y se va a marchar en el otoño de 2022, tras haber alcanzado objetivos, primero en clave regional y, cuatro años después, en los que son sus primeros meses a bordo del puesto de mando nacional del partido.

Puentes sobre la bahía aparte, a Elías Bendodo se les pueden reprochar pocos ‘patinazos’ en estos casi tres lustros de liderazgo en el PP de Málaga. Apoyado en una solvencia ganada mediante un guión exigente para con lo suyos, pero atento y conciliador al mismo tiempo, el ahora coordinador general del Partido Popular deja en octubre un puesto asentado en la fortaleza que le han dado su impecable gestión en la Diputación provincial, de una parte, y los continuos triunfos en plazas clave para la provincia, de otra. Lo de De la Torre, en Málaga, pero también lo de ejemplos como Fuengirola, Estepona, Ronda o Antequera vienen a ser carta de presentación casi impoluta para un tipo que gana elecciones, probablemente por el hecho de saber rodearse de quienes las ganan. Cuestión de “fiabilidad”, como ese buen conductor que, además de serlo, opta siempre por aquellos coches de motor alemán y mucho más rudos en lo estético, que por otros del catálogo (seguramente más modernos) pero de esos que te dejan tirado en la primera cuesta del camino.

Ayer, tradicional almuerzo para los populares malagueños. Con dos huevos, en Alhaurín el Grande, Bendodo dijo ayer un adiós anticipado, a falta de que el congreso provincial del 30 de septiembre le ponga nombre a su sucesor… o sucesora. El “remero” Elías aprieta ahora para llevar a Feijoó a la Moncloa (así lo dijo en su intervención), al tiempo que deja a quien le suceda el encargo de no desviar el barco malacitano.

Y todo apunta a que no será capitán, sino capitana. La recién nombrada delegada del Gobierno andaluz en Málaga y también secretaria general del partido, Patricia Navarro, tiene todas las papeletas en la rifa. “Todos los dedos empiezan a apuntar hacia mí”, reconocía ayer la aludida, que asegura estar pasando por “un periodo de reflexión y de diálogo con los compañeros del partido”, para terminar de tomar una decisión. En el partido hay pocas dudas. Tampoco Bendodo las tiene. Bendecida la secretaria general, todo apunta a que en un mes será ella quien le ponga dos huevos al asunto malagueño.