La Policía en el lugar de Gran Vía donde un hombre amenazaba con una explosión.
La Policía reduce a un hombre en la Gran Vía que amenazaba con causar una explosión con bombonas de butano
El hombre tenía los brazos ensangrentados. Al lugar ha acudido un negociador y la boca de Metro cercana permaneció cerrada.
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La Policía y los servicios de emergencia han logrado reducir a un hombre que se había atrincherado en un edificio de la céntrica Gran Vía de Madrid. El hombre amenazaba con explotar unas bombonas de butano, según fuentes policiales.
Según ha podido saber Madrid Total tiene nacionaldiad colombiana, nacido en el año 1994 y con antecedentes por delitos violentos. Amenazó a los vecinos con matarlos a todos. El hombre, que tenía los brazos ensangrentados, se atrincheró en un tercer piso de un edificio situado entre la calle Montera y la Gran Vía.
Se han desplazado hasta el lugar varios vehículos policiales y ambulancias y, según las fuentes, la Policía ha movilizado a un negociador.
El Metro siguió funcionando con normalidad, pero no se podía acceder a la estación de Gran Vía por las bocas más cercanas al edificio.
Como resultado, una de las arterias principales de Madrid, la que más turistas bombea, ha colapsado a causa del cordón policial que bloqueaba el paso de la Gran Vía hasta la Puerta del Sol.
Unión de policías
Decenas de policías -tanto agentes de la Nacional como del cuerpo municipal de Madrid- se han dispuesto frente al edificio.
Desde el cordón, al poco que se cogen unos metros de altura a través de los balcones de enfrente, podía atisbarse una colcha inflable, desplegada por si el atrincherado decide arrojarse al vacío.
Según fuentes policiales, el hombre ha amenazado en primera instancia con provocar una explosión mediante unas bombonas de butano.
El tráfico fue regulado por la policía y los peatones se amontonan en los pasos de cebra, desde donde intentaban grabar y tomar fotografías del cuadrilátero donde las fuerzas de seguridad toman sus decisiones. Al tratarse de septiembre y de una semana calurosa, había más turistas que de costumbre.
"Es una vida humana; no sabemos si un loco que quiere hacer algo más, pero aquí estamos, bloqueados", suspira uno de las decenas de repartidores atrapados junto a la puerta del icónico McDonalds de Madrid, al que no se puede acceder.
Lo mismo ocurre con las decenas de locales comerciales, pensiones y hoteles de alta gama.
La mayor dificultad de los policías estriba en mantener a raya a los curiosos algo obsesivos, que buscan la mejor foto desde las esquinas.