La agresión de un preso a un funcionario de Estremera dispara las alarmas: "Esa cárcel es un polvorín"

Los trabajadores de la cárcel de Estremera de Madrid no pueden más. Denuncian una creciente "oleada de violencia, agresiones e inseguridad" desde hace meses, una situación que, por algún motivo, empeora "con la llegada del verano".

El último episodio complicado en la prisión se produjo durante la jornada del miércoles 11 de junio, cuando unos trabajadores se encontraban lidiando con un interno en el módulo 15 y tuvieron que alertar al jefe de Servicios, ya que el reo presentaba un comportamiento agresivo.

A su llegada, el interno propinó un fuerte cabezazo en la nariz al funcionario, que requirió intervención sanitaria.

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Por fortuna, según relatan fuentes de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) de prisiones "no llegó a romperle la nariz" pero sí se vivieron momentos de mucha tensión tras la agresión. Detallan que la rápida intervención de los trabajadores del módulo 15 evitó una desgracia mayor.

"La cárcel de Estremera es un polvorín. Allí se encuentran algunos de los presos más conflictivos y violentos de España, por lo que es normal que muchos funcionarios no quieran trabajar allí", detalla un trabajador a Madrid Total.

Destaca que muchos reclusos no respetaban "ni a la policía" cuando estaban en libertad y que ahora tampoco lo hacen "con los trabajadores" de la cárcel.

Y otro detalle que no ayuda es, según denuncian, la "masificación": "Hay muchísima gente y, por algún motivo, con la llegada del calor siempre suben las agresiones y la violencia, pasa lo mismo en Navidad".

También se quejan de "la falta de medios" para este tipo de situaciones. "El diálogo es imposible, por lo que muchas veces sólo tenemos como solución engrilletar al preso y ponerle en aislamiento".

Por estos motivos, los trabajadores de las prisiones madrileñas a través del sindicato CSIF piden "medidas urgentes" para garantizar la seguridad de los trabajadores penitenciarios.

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También la actualización y mejora de los medios coercitivos, adaptándolos a la realidad actual de los centros.

Piden además un aumento de la plantilla, cubriendo el 100% de las vacantes y ajustando la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) a las necesidades reales y también demandan la formación continua y especializada, que proporcione herramientas eficaces para controlar situaciones de riesgo, como la que se vivió durante la jornada del miércoles.