A primera hora de la mañana de este martes la Policía Nacional ha desalojado las últimas cuatro viviendas que quedaban okupadas en el polémico bloque de Alcobendas que llevaba en manos de okupas algo más de 13 años.  

La operación se ha desarrollado sin incidentes ya que los agentes se han encontrado las viviendas vacías al acceder a las mismas, según informa Telemadrid. De esta manera, se culmina la operación de desalojo iniciada el pasado viernes y que ha desalojado a cerca de 300 personas de este bloque de 60 viviendas. De estas personas desalojadas, unas 180 son menores de edad, es decir, más de la mitad. 

El pasado viernes, cuando empezó el desalojo, los agentes detuvieron a un hombre de 47 años y a una mujer de 45 que tenían sendas órdenes de arresto e ingreso en prisión, en el primer caso por quebrantamiento de una orden de alejamiento por malos tratos y en el segundo, por una condena por tráfico de drogas. Los dos detenidos, de nacionalidad española, no mantienen vínculos matrimoniales o familiares entre sí. 

Para el desalojo fue necesario un dispositivo conformado por unos 250 agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) -antidisturbios- y otras unidades policiales. Los okupas tenían notificada la fecha del desalojo de las viviendas desde el pasado día 29 de mayo.

El bloque estaba okupado desde el año 2010 y en los últimos tiempos se han abierto varios procedimientos judiciales para la recuperación del inmueble.

Vecinos desalojados el pasado viernes en Alcobendas. Sergio Pérez EFE

Por su parte, el abogado de muchas de las familias afectadas, José Manuel Barroso, remarcó a EFE que el desalojo ha sido terrorífico, un despropósito, con mucha tensión y en un ambiente de vulneración de derechos", y que los agentes "no han entregado la orden de desalojo y han acudido sin la comisión judicial".

No obstante, también participaron miembros de la Policía Local de Alcobendas, servicios sociales, Protección Civil y sanitarios.

Barroso también contó que el edificio estaba vacío cuando los inquilinos lo okuparon, y que muchos han tratado de encontrar una alternativa habitacional.

Los desalojados también se quejaron de la "violencia policial" con la que se produjo el desahucio. Afirmaron que los agentes entraron "por la fuerza" rompiendo puertas y que les trataron "como a perros".

Algunos de los vecinos desalojados expresaron su tristeza por tener que abandonar los pisos y aseguraron que quieren pagar pero que no pueden por el alto precio que se les pide, por lo que muchos "dormirán en el coche o en la calle".