El rooftop con los iglús del Bless Hotel Madrid.

El rooftop con los iglús del Bless Hotel Madrid. Bless Hotel Madrid

Ocio

Cenando dentro de un iglú en la azotea de un hotel del barrio Salamanca: con mantas, una estufa y vistas a todo Madrid

El Bless Hotel Madrid ofrece su Winter Edition, una experiencia en su rooftop para poder disfrutar de una comida con vistas también en invierno.

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Nada más entrar en el Picos Pardos Sky Lounge (Winter Edition), el rooftop del Bless Hotel de Madrid, en pleno barrio Salamanca, la primera palabra que te viene a la cabeza es 'acogedor'. Es la misma sensación de estar cenando en casa rodeado de mantas, mientras oyes la lluvia y te puedes imaginar el frío que hace fuera.

Solo que llevado al lujo que el restaurante de un hotel de cinco estrellas puede ofrecerte. Con un menú y un trato cuidados al detalle y admirando las vistas de la capital desde la cúpula 'hogareña' en la que comerse un risotto con trufa o una fondue suiza. Una experiencia diferente que he tenido la oportunidad de experimentar.

Y es que en la terraza -en un noveno piso- están instalados varios iglús de cristal decorados con plantas, estufas y sillones con cojines mullidos. Estas semiesferas que imitan a las casas de los esquimales tienen distintos tamaños, con una capacidad entre dos y ocho personas.

Todo está dispuesto para crear una atmósfera íntima, pero exclusiva. Tapado con mantas y acurrucado en el sofá lleno de almohadones, con la comodidad de estar como en tu casa, disfrutas de cócteles de autor inspirados en el invierno como el Espresso Alpino (café, licor Frangelico, nata y vainilla) o el Vino Caliente (vino tinto, PX, naranja, canela y nuez moscada).

El horario es tanto para cenas como para comidas, aunque por las noches la experiencia de estar en algún lugar parecido al Ártico se potencia, con el encanto que produce estar bajo las estrellas en la calidez de un refugio de alta montaña.

El rooftop con los iglús del Bless Hotel Madrid.

El rooftop con los iglús del Bless Hotel Madrid. Bless Hotel Madrid

Platos de temporada

Su carta no es muy extensa, pero ofrece una selección de productos que casan perfectamente con esta experiencia por su calidad y sus sabores. Para empezar, se proponen una decena de entrantes como la berenjena de nieve al miso, la sopa de cebolla gratinada, la burrata con mojo de tomatillos o las ostras.

Durante la cena a la que asistí, acompañado de un vino blanco, empecé probando las croquetas de jamón 5J. De textura melosa y suave.

Cenando en uno de los iglús.

Cenando en uno de los iglús. I.G.

El plato principal fue el risotto nevado a la trufa, con un sabor que recuerda a un paseo por la montaña por el frescor que aportan estas setas al arroz. En la selección se incluyen, además, platos de temporada como la lubina de montaña a la parrilla con coliflor rustida y apionabo, carnes como el lomo bajo de ternera o la paletilla de cordero guisada, y mariscos como las almejas en salsa beurre blanc con aire japonés o el pulpo con crema de ajo.

Por último, se proponen cinco postres, entre los que destacan el Apple Strudel del Tirol, la tarta de chocolate con chantilly, la fondue de chocolate y la tarta de queso artesanal. Esta última fue con la que terminé el menú, un clásico pastel al horno con toques de caramelo que le aportan un toque diferencial.

El risotto nevado a la trufa.

El risotto nevado a la trufa. I.G.

El ticket medio de una comida oscila los 80 euros por persona. Aunque también hay unos 'Alpine packs' como el Essence, dotado de una fondue de queso suizo, tabla de charcutería alpina y el champán R de Ruinart (175 euros); el Swiss Romance para parejas, con burrata y fondue de chocolate maridado con champán rosado (195 euros); el Après Ski Delight, el más exclusivo, con seis piezas de ostras o caviar y un Ruinart Blanc de Blancs (180 o 220 euros), y el Mountain Glow, que ofrece una propuesta vegetal a base de berenjena con un toque de yogur y kale, el risotto nevado y el ya mencionado champán.

Se trata de una propuesta inédita en Madrid, ya que el hotel ha afirmado que solo existen dos espacios de iguales en el mundo: en Londres y Nueva York.

Alrededor de los iglús, la terraza se completa con una zona acristalada climatizada. Un elegante invernadero urbano que permite disfrutar de la misma propuesta gastronómica y vistas panorámicas en un ambiente amplio, cálido y luminoso.