
Matteo Spinelli y Tomás Tarruella, chef y cofundador del Grupo Tragaluz, respectivamente, de izquierda a derecha.
El empresario catalán que trae su restaurante de éxito a Madrid: "Ferran Adrià dijo que te podías divertir y comer bien"
El Grupo Tragaluz, con 25 locales en España, regresa a la capital 11 años después con la inauguración de su restaurante insignia al barrio de Salamanca.
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El empresario catalán Tomás Tarruella recuerda cuando empezó con su restaurante Tragaluz en Barcelona: barriendo con su equipo cantidad de preservativos y suciedad de la gente que salía de fiesta y se colaba en los almacenes colindantes al Paseo de Gracia.
Aunque fue difícil de imaginar en un principio, ese espacio decrépito lo transformó en 1991 en el restaurante insignia del Grupo Tragaluz, que ahora cuenta con 25 restaurantes repartidos por España. El último de ellos, en Madrid.
Tragaluz revolucionó la hostelería de Barcelona al ser de los primeros restaurantes cuidadosamente decorados donde podías comer y pasártelo bien a la vez. Su elegancia no sólo atraía a 'hombres de traje', sino que empezó a ser el punto de reunión de gente cosmopolita —tanto internacional como local—, con profesiones como "dibujantes, arquitectos, deportistas de élite, interioristas, actores, diseñadores, cantantes, etc. Recuerdo que vinieron Michael Jordan, Miguel Barceló, Matt Dillon", entre otros famosos, cuenta el cofundador del Grupo Tragaluz, Tomás Tarruella.

Tragaluz Madrid.
Ahora, trae ese concepto a Madrid, abriendo Tragaluz en la calle Gil de Santivañes, 6, en pleno barrio de Salamanca. La apertura del restaurante llega después de Bar Tomate, en 2009, —"Fue un poco revolucionario cuando llegó a la capital", asegura Tomás, lo que hizo que desde entonces siempre estuviera lleno—. Luego le siguió Bosco de Lobos y Luzi Bombón.
11 años después de esas tres aperturas, el empresario catalán regresa con un restaurante lleno de luz, interiorismo y diversión, en un espacio intimista que recuerda a una casa en el que resalta su gran tragaluz —fiel a su nombre— con una barra central de cocina a la vista y un acogedor jardín rodeado de verde, donde también hay mesas, sillas y sillones para los que prefieran estar al aire libre.
Antes de entrar al restaurante acristalado, encuentras un espacio cálido y monocolor en el que destacan elementos como unas enormes librerías recuperadas del siglo XVIII, un armario ropero con puertas antiguas, el enorme sofá de terciopelo y un bar, como de casa, en el cual tomar un cocktail con música.
El espacio era el lugar de desayunos del hotel que tienen al lado, VP Jardín de Recoletos. En él van a seguir atendiendo por las mañanas a los huéspedes del hotel; pero sobre todo, el restaurante lo están empezando a visitar cliente locales, como famosos, influencers, empresarios, familias..., que han sido de los primeros en descubrir que fue inaugurado hace sólo una semana.
Italia y el Mediterráneo
El joven chef de Calabria Matteo Spinelli es el encargado de crear una cocina de inspiración mediterránea con carácter italiano. La carta ofrece platos para picar y compartir, además de una gran selección de pastas, su especialidad.
Los platos que ha escogido Tomás Tarruella para dar a probar a Madrid Total como los más desatacados de Tragaluz han sido: el carpaccio de atún, la skordalia (como un hummus) con pan a la sartén y la ensalada de pato glaseado al balsámico con manzana roja y pomelo, que lleva "desde la primera carta del año 90 en el restaurante".

Pappardelle al ragú de rabo de vaca.
Entre las pastas destacan el tagliolini cacio e pepe (al que se le puede añadir extra de trufa negra), los maccheroncini con hinojo, kalamata, tomate semiseco, burrata y limón, y los pappardelle al ragú de rabo de vaca. También hay platos para picar como tomatitos de San Marzano con berenjena asada y pesto de pipas o lubina con puré de espárragos blancos, hoja de ostra y rabanitos.
El ticket medio es de 45 euros por comensal, con el fin de ofrecer "precios justos", pero tampoco caros, garantizan desde el Grupo Tragaluz. El restaurante tiene una capacidad para 80 comensales.
Pasión por Madrid
El empresario catalán confiesa que ama Madrid. De hecho, le encantaría abrir más restaurantes en esta ciudad. El único impedimento es el mismo que tuvo exactamente hace 16 años cuando abrió Bar Tomate. "Estuve como 10 años buscando local y no lo encontraba", dice, y es que para Tomás el espacio es clave para crear un restaurante de éxito.
La prosperidad de este gran grupo se debe a la "observación e intuición" que han tenido para ver la nueva manera de entender el sector de la restauración en España. "Y luego, nunca hacemos nada que nosotros no disfrutaríamos ni nos guste", añade su cofundador.
Tomás nunca olvidará los primeros años de Tragaluz hace más de tres décadas. Los más clásicos recelaban de sus innovadoras ideas —por ejemplo, fue el primer restaurante de Barcelona en tener una barra compartida—, hasta que "Ferran Adrià dijo que había cambiado la hostelería en el sentido de que se podría comer bien y pasárselo bien, y nos nombró. Como lo dijo él...", todo el mundo empezó a disfrutar de su gastronomía sin prejuicios. Ahora, cumplen otro sueño para el que llevan esperando décadas, y es el de traer por fin este concepto a la capital.