Turistas se protegen del sol en la ciudad de Toledo.

Turistas se protegen del sol en la ciudad de Toledo. Ángeles Visdómine EFE

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El municipio a 1 hora de Madrid que declara la guerra al turista con una innovadora ordenanza: "Esto afecta a los ciudadanos"

La ciudad de Toledo ha diseñado una estrategia que limita los grupos de visitantes a 30 y que impone restricciones de circulación en ciertas calles.

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Uno de los temas que más de actualidad se pone cada verano es el asunto de los turistas. España es un país que en gran medida vive de la visita que millones de personas hacen a otros lugares, ya procedan desde otros puntos del país o desde el extranjero.

Sin embargo, el turismo no solo crea riqueza e incentiva la economía, también genera problemas y perjuicios para las personas que viven en los lugares más visitados. Y es que este debate tiene dos caras, la del que va y la del que recibe.

Si hay una comunidad que es turista por excelencia, esa es Madrid. Cada vez que hay un hueco libre, los madrileños lo aprovechan para huir de la capital, de sus aglomeraciones y, en verano, de su calor, para buscar nuevos rincones que explorar. Desde la playa hasta la montaña pasando por el destino rural.

Uno de los turismos que más ha crecido en los últimos tiempos ha sido el de interior. Personas que acuden a ciudades como por ejemplo la propia Madrid para visitarlas en lugar de buscar otros destinos más tradicionales. Otra de las ciudades más visitadas de España, y precisamente desde Madrid, es Toledo.

Sin embargo, la capital de Castilla-La Mancha se ha pasado al bando de las ciudades 'hostiles' con los turistas y ha lanzado una innovadora ordenanza para regular los niveles masivos de visitantes. Una medida que pretende mantener la salud de esta actividad, pero protegiendo a sus ciudadanos.

Toledo intenta regularizar el turismo masivo

El turismo en España es un asunto de dos caras. Por un lado, la económica, la necesaria para sostener la estructura de un país, de miles de negocios y de millones de casas. Y por otro, la infinita pelea entre aquellos que defienden lo suyo y quienes llegan hasta cualquier rincón para visitar, y a veces, para molestar y destrozar.

En los últimos años, la percepción que tienen los españoles del turista ha cambiado radicalmente. Incluso para aquellos que proceden desde otros puntos del país. Y es que se respira un clima de hostilidad cada vez más en más ciudades.

Numerosas asociaciones de vecinos y hosteleros han llevado a cabo protestas en ciudades como Málaga, Barcelona, Palma de Mallorca o Santa Cruz de Tenerife para quejarse por una situación que a veces se vuelve insostenible. Y cada vez más municipios intentan poner freno al turismo masivo.

Una de las últimas en subirse al carro ha sido Toledo. La capital de Castilla-La Mancha, que recibe mucho turista extranjero, especialmente asiático, pero también nacional al estar a tan solo una hora de Madrid, ha decidido aplicar medidas que han generado una gran polémica.

Toledo es una ciudad que tiene alrededor de 85.000 habitantes. Pero durante la primera mitad del año, la llegada masiva de turistas ha provocado que la población se triplique, y es que durante los primeros meses de 2025 recibió cerca de 300.000 viajeros según datos del INE.

Pero estas son las personas que estuvieron de paso en la ciudad imperial, ya que las pernoctaciones llegaron al medio millón. Toledo vive otra particularidad y es que la mayor parte del turismo que recibe se concentra en un solo punto: el casco histórico.

Por ello, los vecinos que residen en esta zona sufren verdaderas dificultades para llevar a cabo su día a día. Acciones tan simples como salir de su casa o entrar en sus garajes se convierten en toda una misión de riesgo sorteando grupos y grupos de gente, especialmente los fines de semana.

Para intentar poner remedio a esta problemática, Toledo ha decidido tomar cartas en el asunto con una iniciativa totalmente innovadora en España. El equipo de Gobierno, formado por PP y Vox, ha impulsado una norma que será aprobada definitivamente en septiembre.

El primero de los objetivos es establecer reglas de circulación en las calles más concurridas del centro. Para ello, será obligatorio limitar el tamaño de los grupos organizados. Y además, se van a endurecer las condiciones para los guías y para las touroperadoras de la ciudad.

El Ejecutivo de la ciudad espera poder preservar el patrimonio histórico del municipio y mejorar las relaciones entre turistas y ciudadanos. Especialmente teniendo en cuenta que se espera que en 2025 se pueda llegar a rondar el millón de pernoctaciones.

José Manuel Velasco, concejal de Turismo, defiende que "esta ordenanza no va contra nadie, lo único que busca es regular una actividad importante en la ciudad de Toledo y que afecta a la convivencia con los toledanos".

Por su parte, Loreto Molina, concejal de Obras y Servicios, cree que "no habrá ningún problema" después de esta aprobación ya que no han recibido quejas por parte de ninguna asociación de vecinos, lo que interpretan como una muestra de "confianza" hacia la decisión.

Las claves de la normativa

Por el momento, las zonas que se han considerado como más saturadas de lo normal son la calle Hombre de Palo, la plaza del Consistorio y el pasadizo de Balaguer. En las partes más estrechas de estas zonas, los grupos deberán caminar en fila para así dejar un carril de paso a los vecinos.

Además, está prohibido bloquear accesos a viviendas o comercios ni obstruir cruces o zonas de tránsito peatonal. Esto se produce, sobre todo, cuando un gran grupo se detiene para escuchar al guía. Estas medidas no solo mejorarán la circulación, sino que miran por el bienestar de las personas con movilidad reducida o de quienes usen carritos de bebé.

Respecto a esos grupos, no podrán ser de más de 30 personas salvo que haya una autorización expresa del Ayuntamiento. Por cuestiones de ruidos, se prohíbe el uso de altavoces y las megafonías deberán ser apagadas a partir de las 23:00 horas.

Y para mejorar la imagen, no se podrán usar paraguas de colores para los free tours, muy habituales en estas fechas para resguardarse del calor. El turista sigue siendo bien recibido en Toledo, pero guardando un cierto orden y decoro.

Además, el Ayuntamiento se reserva el derecho a limitar aforos en algunos espacios o incluso a establecer recorridos alternativos en caso de saturación. Si los grupos no cumplen con estas normas, los responsables de los mismos podrán ser sancionados.

De esta forma, se obliga a los responsables a hacerse respetar y a que sus grupos respeten la normativa. Por último, la ley, que avanza hacia su aprobación, tiene en cuenta la regulación de los servicios de tren y autobús turístico —limitados a una licencia cada uno— y la creación de un Consejo de Turismo para sustituir al Patronato municipal.