La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, planteó hace unos días la posibilidad de cambiar la ubicación del Estadio de Vallecas. Razones no le faltan. La instalación lleva casi medio siglo constreñida entre la Avenida de la Albufera, Arroyo del Olivar y Payaso Fofó, sin espacio suficiente para levantar uno de sus fondos.

Los vallecanos forman probablemente la afición de fútbol más entregada y leal de Madrid. El Rayo es el primer o el segundo equipo de la mayoría de los madrileños. Año tras año, desplazarse hasta la Avenida de la Albufera cada dos fines de semana ha sido la rutina y la ilusión de muchos de ellos.

Por supuesto que la solución idónea sería que el equipo de barrio por excelencia levantase el nuevo estadio en el mismo Puente de Vallecas, lo más cerca posible del actual. Pero en estos cincuenta años la ciudad ha crecido mucho, como el propio Vallecas, por lo que en el Puente parece imposible encontrar un solo espacio disponible.

Los vallecanos forman probablemente la afición de fútbol más entregada y leal de Madrid.

Se han presentado varias posibles alternativas para ubicar el nuevo estadio sin salir de los barrios limítrofes. En estas líneas me propongo defender la de Valdecarros. De entrada, la opción Valdecarros aporta una ventaja sustancial: será el mayor barrio de los nuevos desarrollos del Sureste, con 150.000 nuevos vecinos. Un estadio aquí distaría menos de seis kilómetros del actual, a través de un trayecto que se recorrería apenas en un cuarto de hora y que lo mantendría vinculado a Vallecas, como debe de ser.

Atléticos y rayistas han tenido durante muchos años existencias paralelas y un mismo entusiasmo. Los dos jugaron en el estadio original del Puente de Vallecas en distintas etapas. En los cincuenta mantuvieron una colaboración fructífera que añadió la franja roja al uniforme blanco original del equipo vallecano.

En su historia, el Atlético ya se ha mudado primero del original Campo de Vallecas al Metropolitano aledaño a la Ciudad Universitaria, al Vicente Calderón después y ahora al Civitas Metropolitano. Su último traslado tiene un evidente parecido con el que la Comunidad de Madrid ha sugerido para el Estadio de Vallecas. La presidenta, Isabel Diaz Ayuso, ha confirmado que el Rayo debería seguir jugando en Vallecas.

Las ventajas de Valdecarros parecen evidentes. El más apropiado para acoger un estadio nuevo, multifuncional, mucho más moderno y de mayor capacidad. Capaz de albergar a más de 30.000 personas y de actuar como un trascendente polo de atracción para todo el sureste, con importantes ventajas en creación de empleo y de ofertas de turismo deportivo.

Las ventajas de Valdecarros parecen evidentes. El más apropiado para acoger un estadio nuevo, multifuncional, mucho más moderno y de mayor capacidad. Capaz de albergar a más de 30.000 personas.

Además, con un estadio nuevo en plena zona sureste la ciudad tendrá una oferta deportiva mucho más diversa. Reforzaría de ese modo su oferta futbolística y la aproximará al modelo londinense, cuya variedad y pujanza de equipos en la Premier League representa el mayor caso de éxito en toda Europa.

A Valdekas, como algún joven ha empezado a llamarnos, sólo tenemos que cambiarle una consonante para hermanarnos con Vallekas. Porque en Vallekas, y en Valdekas, el Rayo seremos todos. Quién sabe si dentro de unos años el nuevo Estadio de Vallecas se habrá convertido en talismán de más de un título oficial. Habrá que ir empezando a pensar en qué plaza del barrio celebrarlos.