Representación física de varias criptodivisas.

Representación física de varias criptodivisas. Reuters

Opinión BLUE MONDAYS

Capitulación contenida de las 'cripto' dentro de un 'bull market' de fondo

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El movimiento síncrono de las criptomonedas que estamos viendo en noviembre no es un mero susto aislado, sino la confluencia de varios frentes: macro, flujo de dinero institucional, exceso de apalancamiento y algo de narrativa rota.

El valor de mercado ha perdido del orden de un 20–30% desde los máximos de octubre, o lo que es lo mismo, más de 1–1,5 billones de dólares de capitalización, con bitcoin cayendo desde la zona de 126.000 hasta el rango de 80–90.000 dólares y haciendo su peor mes desde 2022.

Ether, solana, cardano y compañía llevan también caídas de doble dígito.

El valor de mercado ha perdido del orden de un 20–30% desde los máximos de octubre

La primera pieza del puzle está en el apalancamiento. Cuando un activo sube de forma casi parabólica durante meses, la acumulación de posiciones largas es inevitable.

El mercado venía avisando desde octubre con un episodio de liquidaciones forzosas que superó los diecinueve mil millones de dólares en un solo día. Aquello fue un aviso. Lo de noviembre ha sido la repetición corregida y aumentada.

Cada ruptura de soporte ha provocado nuevas cascadas de liquidaciones automáticas, un reflejo de un mercado tan vertical al alza como frágil en su estructura de liquidez. Al igual que en 2022, entonces también se habían apilado posiciones en capas sucesivas de optimismo que solo necesitaban una chispa para desmoronarse.

El segundo eje es el comportamiento de los ETF de bitcoin. El gran hito regulatorio que impulsó el rally del año se ha convertido en la salida de emergencia para quienes quieren deshacer posiciones sin mover el mercado de forma desordenada.

La posibilidad de tipos altos durante más tiempo ha enfriado el apetito por los activos especulativos

Los fondos han registrado jornadas con salidas cercanas a los mil millones de dólares. BlackRock, que había sido el gran canalizador del dinero institucional, también se ha visto arrastrado por la dinámica de reducción de riesgo.

Quien había entrado con disciplina también está saliendo con disciplina y eso tiene un impacto directo en un activo que sigue sin contar con la profundidad de mercado que muchos le atribuyen.

A este cuadro se suma el giro macroeconómico. La Reserva Federal no ha acompañado las expectativas que el mercado descontaba desde septiembre y la posibilidad de tipos altos durante más tiempo ha enfriado el apetito por los activos especulativos.

La renta variable ha corregido, especialmente las tecnológicas sin beneficios, y parte del capital se ha movido hacia activos más atractivos –en términos relativos– y volatilidad más manejable.

El oro y la plata se han convertido en una especie de refugio alternativo que absorbe parte del dinero que antes fluía hacia las 'criptos'

El oro y la plata han actuado mejor que bitcoin en este periodo y se han convertido en una especie de refugio alternativo que absorbe parte del dinero que antes fluía hacia las criptos. Esa rotación sugiere que el mercado busca protección en activos tangibles mientras revisa las narrativas más expansivas del último ciclo.

¿Significa todo esto que estamos ante el inicio de una gran implosión? Todavía no. Pero hay que ser prudentes en la interpretación porque bitcoin ya está por debajo de los niveles de hace un año tras evaporar sus ganancias anuales en apenas mes y medio.

La tecnología detrás de los activos digitales no se ha deteriorado y su adopción no ha desaparecido. Lo que sí se ha roto es la inercia que pretendía que cualquier anuncio o repunte de narrativa IA justificara nuevos máximos. Ese suelo psicológico se ha fisurado.

El paralelismo con lo que está ocurriendo en las grandes tecnológicas añade una lectura interesante. La burbuja asociada a la inteligencia artificial sigue viva, pero ya muestra signos de fatiga con valoraciones que empiezan a parecer desconectadas de los flujos de caja reales.

¿Significa todo esto que estamos ante el inicio de una gran implosión? Todavía no

El mercado está revisando su relación con el riesgo a una velocidad que no veíamos desde antes de la pandemia. Cripto forma parte de esa misma ecuación porque se ha colocado en el mismo grupo de activos que necesitan abundancia de liquidez y tolerancia al optimismo para sostener la tesis.

Puede que la caída de este mes acabe siendo una simple eliminación de espuma dentro de una tendencia de fondo todavía alcista. También puede ser el comienzo de una fase de digestión más prolongada.

El mercado decidirá, como siempre, cuando quiera y no cuando sus participantes lo deseen. Lo único seguro es que la corrección no ha sido caprichosa ni accidental. Ha sido el resultado de un sistema que se había estirado demasiado rápido y demasiado lejos.