Bolsa de Madrid
Un año después del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, los mercados financieros parecen haberlo visto todo: disputas políticas y comerciales, tensiones con la Reserva Federal, choques verbales con Musk, Modi o Xi Jinping. Sin embargo, la base que sostiene al mercado sigue siendo la misma: la inteligencia artificial.
Desde entonces, el S&P 500 ha subido un 18%, pero si eliminamos el sesgo por capitalización, el avance se reduce al 5,2%. Es decir, el peso de las grandes tecnológicas ha sido abrumador. No es casualidad que el grupo de las siete magníficas haya multiplicado su valor un 300% en apenas tres años, coincidiendo con el lanzamiento de ChatGPT.
La concentración del mercado no ha dejado indiferente a nadie: las búsquedas en internet sobre una posible burbuja se han disparado, y las altas valoraciones generan inquietud entre los inversores.
Pese a ello, los resultados empresariales siguen sorprendiendo por su fortaleza. Con los informes trimestrales ya publicados por seis de las siete grandes, el crecimiento medio de sus beneficios ronda el 27%, muy por encima del 15% previsto al inicio de la temporada y del 10,7% del conjunto del S&P 500.
La atención del mercado se centra ahora en la estrella del mercado, Nvidia, que presentará sus resultados el próximo 19 de noviembre, proyectando que sus ingresos alcancen los 285.000 millones de dólares, frente a los escasos 11.000 millones de dólares del año 2020.
La compañía representa ya el 8,5% del S&P 500 —más que las 240 empresas con menor ponderación combinadas— y ha alcanzado los cinco billones de dólares en capitalización, más que el valor conjunto de las bolsas de Países Bajos, España, Emiratos Árabes Unidos e Italia. Es difícil ser pesimista con un sector que genera beneficios de forma tan consistente.
Mientras tanto, los riesgos tradicionales parecen haber quedado en segundo plano. Las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos apenas alteran el pulso del mercado, y la política monetaria ha pasado a un tono más benigno.
La Reserva Federal ha insinuado el fin de su programa de endurecimiento cuantitativo, mientras se consuma el mayor ciclo de recortes de tipos a nivel mundial en un periodo de 24 meses de toda la historia, solo superados por el de 2008.
En otras palabras: abundancia de liquidez y confianza en que el dinero seguirá fluyendo. No extraña que el mercado no le crea del todo a Powell cuando adopta un discurso restrictivo.
Además, el calendario juega a favor. Estadísticamente, los dos últimos meses del año son los más rentables para la renta variable estadounidense: desde 1950, noviembre y diciembre aportan una rentabilidad media del 3,3%, y desde 1926, noviembre es el segundo mejor mes para el S&P 500, sólo superado por julio.
El llamado “rally de Navidad” tiene una base histórica sólida
El llamado “rally de Navidad” tiene una base histórica sólida, y este año podría encontrar combustible adicional en la euforia por la inteligencia artificial.
A su vez, emergen oportunidades fuera del núcleo tecnológico. Sectores como el lujo, la energía y las utilities vuelven a mostrar fortaleza después de meses rezagados. La rotación sectorial podría ser la clave para prolongar la fiesta bursátil sin depender exclusivamente de las grandes tecnológicas.
En definitiva, el mercado sigue bailando al ritmo de la inteligencia artificial. Tal vez necesitemos unos zapatos nuevos para seguir de fiesta, pero la música, por ahora, sigue sonando.
***Manuel Pinto es analista de mercados.