La Generación Z
El actual entorno laboral empresarial, probablemente, sea aquel en el que más generaciones conviven de la historia. Baby Boomers, la Generación Z, Millennials, Generación X…, integran equipos cada vez más multigeneracionales en las compañías. Esto, sin duda, es enriquecedor.
Que personas diversas piensen colectivamente ayudará a generar más ideas, lograr más sinergias y tomar decisiones de manera coordinada. El verdadero propósito de un equipo multigeneracional es que profesionales diferentes aporten soluciones diversas y compartan decisiones.
Asimismo, que las empresas sean capaces de reconocer y valorar su diversidad generacional optimiza los beneficios que cada grupo puede aportar, generando un entorno de aprendizaje enriquecido que impulsa la innovación y la eficiencia.
Aunque también supone un reto en distintos aspectos. La estrategia de formación a implantar es uno de ellos, porque, ante esta diversidad en términos generacionales, la adaptación de la formación se vuelve un pilar crucial para el éxito organizacional.
Se trata de una formación que debe romper barreras para seguir creciendo y evolucionando de forma natural, adaptándose a los desafíos que plantea la sociedad actual.
Uno de los primeros retos son las diferentes necesidades formativas de cada uno de estos colectivos. Los Baby Boomers, por lo general, valoran la formación que les permita adaptarse a las nuevas tecnologías y tendencias del mercado. Suelen preferir la formación presencial, la interacción con el formador y el feedback personalizado.
La Generación X, que creció ya en medio de avances tecnológicos y cambios sociales, tiende a inclinarse por la flexibilidad y la autonomía en su formación, optando por la online personalizada que se ajusta mejor a sus horarios y ritmo de vida. Para los Millennials, prácticamente nativos digitales, la formación tiene que ser interactiva, relevante, breve y basada en la experiencia.
Los enfoques de aprendizaje colaborativo y los proyectos prácticos tienen mucho éxito entre ellos, ya que buscan oportunidades para crecer tanto personal como profesionalmente. Por último, la Generación Z, nativa digital, está impulsando cambios significativos en la forma de entender la formación en el lugar de trabajo. Buscan experiencias personalizadas y adaptadas a sus intereses y habilidades.
Ofrecer programas de formación ad hoc y relevantes para estos perfiles no solo les capacita para asumir roles de liderazgo en el futuro, sino que también fortalece su conexión emocional con la organización, reduciendo la rotación de personal, promoviendo la fidelización y fomentando el orgullo de pertenencia a largo plazo.
Por tanto, adaptar la formación a las diferentes generaciones aumenta la eficacia del proceso de aprendizaje. Reconocer las distintas necesidades, estilos de aprender y expectativas de cada generación promueve un ambiente de trabajo inclusivo, potencia el crecimiento y la productividad de toda la empresa, incrementa la efectividad del desarrollo profesional y, en consecuencia, favorece la retención de talento y el compromiso de los equipos.
Al hacerlo, las organizaciones pueden crear entornos de aprendizaje inclusivos y dinámicos que impulsen el crecimiento y el éxito tanto individual como colectivo.
No obstante, el que se establezcan planes de formación adaptados a cada generación, no significa que deban de ser estancos, por el contrario, la formación multigeneracional ayuda a fomentar un ambiente de aprendizaje colaborativo y enriquecedor.
Al reunir a empleados de diferentes edades y antecedentes, se crean oportunidades para el intercambio de ideas, perspectivas y mejores prácticas. Esta diversidad estimula la creatividad y fortalece la cohesión del equipo, promoviendo un sentido de comunidad dentro de la organización.
Para que esta interacción tenga éxito, el primer objetivo debe ser establecer relaciones fluidas y canales de comunicación entre generaciones, creando espacios donde puedan encontrarse, compartir intereses y debatir. Estos espacios pueden lograrse a través de formaciones transversales que interesen a todos los colectivos, como sesiones sobre alto rendimiento personal, comunicación y empatía, entre otras.
Además, incorporar dinámicas de team building e intercambiar experiencias con un componente lúdico fomenta la cohesión, ya que jugar y pensar juntos ayuda a estrechar lazos.
Para lograrlo, es clave transmitir entre todos los colectivos valores como la generosidad y la humildad. Que los veteranos quieran compartir su experiencia y conocimiento del sector y de la empresa, y que los más jóvenes comprendan que conocer la experiencia real y vivida puede complementar muy bien sus conocimientos actualizados y su dominio de herramientas tecnológicas.
En estos procesos también juegan un papel clave los sistemas de mentoring, que facilitan la transmisión y conservación de la cultura, los valores y la historia de las organizaciones. En este modelo, las generaciones más experimentadas, como los Baby Boomers y la Generación X, pueden compartir su valiosa experiencia laboral y conocimientos técnicos acumulados a lo largo de los años.
A la vez, las generaciones más jóvenes pueden aportar nuevas prácticas y métodos que agilicen procesos y aporten frescura e innovación.
En resumen, la adaptación de la formación a las diferentes generaciones, al tiempo que se establecen sistemas de trasvase de conocimientos entre ellas es una estrategia inteligente y una necesidad en el mundo laboral moderno. Al reconocer y dar espacio a las diferencias generacionales, las compañías pueden cultivar un ambiente de aprendizaje inclusivo y dinámico que promueva el crecimiento y el éxito a largo plazo tanto de la empresa como de sus profesionales.
***María Jesús Cabeza, director de Empresas de ADAMS.