Fomento del Trabajo (Foment del Treball) pide que se alargue la vida operativa de las tres centrales nucleares de Tarragona. Primero, porque Cataluña no tiene otras fuentes de energía eléctrica para sustituirlas; producen el 59,7% de toda Cataluña. Segundo, porque supone un considerable ahorro de emisiones de CO2; 8,2 toneladas equivalentes de CO2 en 2023. Tercero, su tejido empresarial necesita esta energía.

De momento, el Gobierno de la nación, siempre atento a las necesidades electorales de sus socios parlamentarios catalanes y su patronal, parece propicio a esta petición.

Ahora Iberdrola, y sus socios (Naturgy y Endesa), parece que van a pedir un alargamiento de la vida activa de una central en el extremo occidental de la península: Almaraz.

Las empresas eléctricas tienen que dar un buen servicio a los ciudadanos. En ello les va la existencia. Por eso en España, desde la aparición de la electricidad como fuente fundamental de energía, siempre ha habido un pacto entre los poderes públicos y la empresa eléctrica privada. Entre el Estado y sus capitalistas.

Se necesitan grandes inversiones para poner en marcha una hidroeléctrica, un ciclo combinado, una central nuclear, … Esas inversiones han venido tradicionalmente del mercado bursátil. De pequeños ahorradores, bien directamente, bien a través de instrumentos como fondos de inversión, de pensiones, …

Después del apagón se ha demostrado que la combinación de diferentes tipos de generación no solo aseguran el suministro; también permiten reponer el servicio en plazos razonables

Para atraer a ese “capitalismo popular” había un pacto implícito. De alguna manera, el Estado aseguró una cierta rentabilidad de esas inversiones a largo plazo.

Por eso fue posible construir hidroeléctricas y nucleares. Estaban pensadas para rendimientos a largo plazo.

Otra cosa son las renovables en las que el minifundio empresarial se comparte con inversiones de las grandes compañías.

Por eso parece un disparate que los gobiernos, sean del color que sean, no se entiendan con los grandes gestores de este sector. Un sector que, como hemos dicho, está financiado por ese capitalismo popular de la clase media y trabajadora (como le gusta denominar a Sánchez al ciudadano de a pie).

Pero es más. Después del apagón se ha demostrado que la combinación de diferentes tipos de generación no solo aseguran el suministro; también permiten reponer el servicio en plazos razonables.

La central nuclear de Almaraz es fuente de riqueza para la zona de Navalmoral de la Mata

Iberdrola tiene un amplio plan de inversiones. Para lo que necesitará acudir a los mercados financieros. Los mercados responderán adecuadamente si el Estado español, a través de sus decisiones de entendimiento con el sector, demuestra que cumple el pacto implícito de seguridad en la inversión eléctrica.

Por todas estas razones, el Gobierno debe alargar la vida de Almaraz si Iberdrola y sus socios lo piden manteniendo la seguridad que hasta ahora han demostrado en su funcionamiento.

Por si había alguna duda, la Unión Europea en un alarde conjunto de practicidad y cinismo ha declarado a la energía nuclear como energía verde.

¿Qué sería de la Francia actual si además de la convulsión política, social y económica en que está sumida se añadiese una crisis energética?

Los gobiernos galos lo tienen claro; fueron los impulsores de ese lavado de cara de las centrales nucleares ¿Seremos los españoles tan panolís como para no darnos cuenta de que las necesitamos?

El gobierno de la Comunidad Autónoma extremeña es partidaria de mantener Almaraz. También su oposición parlamentaria, en manos de un PSOE extremeño discutible y discutido.

Porque la central nuclear de Almaraz es fuente de riqueza para la zona de Navalmoral de la Mata. Lo demostraron sus habitantes e instituciones públicas y privadas, que se manifestaron por la continuidad de la central el 4 de octubre.

¡Ya es bastante difícil encontrar hoy en día un lugar nuevo para poner algo nuclear como para desechar una comarca que la admite de buen grado! Por ejemplo: no se pudo crear un cementerio nuclear en Villar de Cañas (Cuenca) por protestas vecinales.

¿Que dirán Sumar, Podemos, Izquierda Unida, el PCE, y el conglomerado de la izquierda del 2030, si se aprueba la continuidad de Almaraz? Da lo mismo, porque son prisioneros de Sánchez, lo quieran o no reconocer.

Además, Junts y ERC estarán a favor (la pela es la pela), es la contradicción de esta “extraña coalición”.

En resumen: cerrar ahora Almaraz y otras centrales nucleares sería un suicidio energético y un riesgo político para Sánchez.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.