Entrada de una oficina del SEPE

Entrada de una oficina del SEPE EP

Opinión

Velocidad y rumbo de la economía española

Javier Serrano
Publicada

A finales de julio se conocieron varios indicadores clave sobre la evolución de la economía española. La Encuesta de Población Activa (EPA) mostró que, durante el segundo trimestre de 2025, se superaron por primera vez los 22 millones de ocupados en España.

Por otro lado, los datos de contabilidad nacional del INE cifraron en un 2,8% el crecimiento interanual del PIB durante ese mismo trimestre.

No obstante, el hecho de que la economía crezca mucho y rápido no significa forzosamente que lo haga en la dirección que más interesa al ciudadano promedio. En este sentido, cabe preguntarse: ¿hacia dónde avanza nuestra economía?

Durante el primer semestre de 2025, las empresas españolas generaron un valor añadido real de unos 71.000 millones de euros superior al realizado durante el mismo periodo de 2019, es decir, un 9,4% más.

El 23% de ese crecimiento es atribuible al incremento de actividad de las empresas inmobiliarias, en su mayoría, autónomos que alquilan sus propias viviendas. Así, parece que las tensiones en el mercado inmobiliario también se reflejan en el PIB: cuanto más suben los alquileres más valor añadido crean los arrendadores.

Dos terceras partes del aumento de la actividad económica en España en los últimos seis años corresponden a empresas de los sectores mencionados

Esta situación muestra de nuevo las limitaciones de métricas como el PIB para medir el avance efectivo en el bienestar de los ciudadanos. En paralelo, otro 25% del crecimiento acumulado del PIB entre 2019 y 2025 corresponde a empresas de hostelería, comercio y transporte, y otro 17% a actividades educativas, sanitarias, de servicios sociales y a la Administración Pública.

En total, dos terceras partes del aumento de la actividad económica en España en los últimos seis años corresponde a empresas de los sectores mencionados. En términos de empleo, el patrón de crecimiento es similar.

En junio de 2025 había 1,4 millones más de afiliados a la Seguridad Social en empresas de estos sectores respecto a junio de 2019, lo que representa el 56% de los 2,5 millones de empleos totales creados en España entre estas dos fechas.

Por tanto, parece claro el rumbo que ha tomado la economía española. ¿Es positivo? Resulta razonable pensar que es positivo que el progreso a nivel macroeconómico se refleje a nivel microeconómico, es decir, en las economías domésticas.

Un buen indicador de este vínculo entre lo macro y lo micro son los salarios, en tanto que dependen del valor añadido generado por trabajadores y empresas (productividad) y sirven para satisfacer las necesidades familiares. Así, parece pertinente analizar el nivel y la evolución de los salarios en las actividades en las que se ha especializado la economía española.

El salario bruto promedio en España ha caído un 0,8% en términos reales entre 2019 y 2025, hasta los 27.600 euros

Pues bien, un tercio de los empleos creados en España desde 2019 se han generado en los sectores que pagan los salarios más bajos, por debajo de los 25.000 euros brutos de media. Aquí encontramos a las empresas de hostelería, de servicios sociales o de comercio minorista. En total, si en 2019 unos 6,7 millones de personas trabajaban en sectores con salarios inferiores a los 25.000 euros brutos anuales, en 2025 son 8,2 millones.

Es cierto que también se genera empleo en actividades bien remuneradas: una cuarta parte del empleo generado en España desde 2019 se ha creado en sectores que pagan de media salarios superiores a los 35.000 euros, como los servicios tecnológicos o las actividades sanitarias.

No obstante, estos últimos no compensan los primeros, de ahí que el salario bruto promedio en España haya caído un 0,8% en términos reales entre 2019 y 2025, hasta los 27.600 euros.

Es probable que esta progresiva concentración del empleo en estas actividades de bajos salarios responda a factores externos, como la necesidad de integrar en el mercado laboral a los más de 2,8 millones de extranjeros que han llegado a España desde 2019; la voluntad de atender a los más de 90 millones de turistas internacionales que nos visitan cada año; o de proporcionar cuidados a una población cada vez más envejecida y dependiente.

En definitiva, en lugar de celebrar que cada vez haya más población en España que trabaja y consume, y que, por tanto, impulsa en volumen al mercado laboral y al PIB, resultaría más conveniente reflexionar acerca del rumbo que ha tomado la economía española y preguntarse si ese rumbo es compatible con el progreso de las generaciones futuras.

*** Javier Serrano es profesor de Afi Global Education.