Si España quiere competir en el sector de la defensa, no tiene más remedio que ordenarlo y ser capaces de conseguir una economía de escala. Indra lo intentó con Santa Bárbara Sistemas. No fue posible por la negativa de sus propietarios, los norteamericanos de General Dynamics.

Se trataba de unir el software con el hardware en una integración vertical que tiene ventajas de coste, comerciales y, sobre todo, de I+D+i.

No obstante, los norteamericanos, que consideran la Defensa un sector estratégico, se opusieron.

Por eso, la anunciada operación de EM&E por Indra es una decisión estratégica lógica. Y para entenderlo es clave conocer qué es y qué es capaz de hacer esta empresa hoy en día.

Los productos de EM&E llevan incorporados partes esenciales de Indra y los productos de Indra son recíprocamente necesarios para los primeros. Lo que está haciendo actualmente la compañía -su vehículo 8x8 y sus sistemas de tiro de precisión- dan una medida de lo que se necesita para una defensa moderna.

Es la lógica de la integración de Indra y EM&E en una estrategia de la industria de defensa española

Pero eso no es lo único. EM&E, que nació en un pequeño taller de la mano del padre de los actuales accionistas (los hermanos Escribano). EM&E tiene instalaciones además en Córdoba, Huesca y Asturias, con más de 1.800 empleados especializados, difíciles de encontrar en el mercado. Experiencia de más de 30 años en el mercado y clientes en 25 países. Todo ello muy útil en la guerra moderna.

Porque, como siempre, no hay victoria militar sin “ocupación del terreno“ y “explotación del éxito”. Operaciones militares que no se consiguen sin que la infantería entre en el territorio. Si los soldados no pisan el terreno, las victorias son pírricas y, con tiempo, reversibles.

Hoy en día esa infantería va en vehículos acorazados. Pero esos vehículos llevan tanta tecnología que los soldados son técnicos especializados.

Es la lógica de la integración de Indra y EM&E en una estrategia de la industria de defensa española.

Con ello, Indra entraría con más fuerza que la que tiene ahora en la competencia europea. Podría competir mejor y cooperar más con empresas como Rheinmetall, Leonardo o Thales, ayudando desde España a la creación del potencial de Defensa europeo, que parece que necesitamos ante la nueva situación geopolítica.

Se discute si la operación tiene una valoración adecuada desde el punto de vista económico

Entonces ¿por qué hay reticencias frente a la operación?

Como siempre pasa en todo tipo de operaciones financieras, por razones económicas y de control accionarial y de gobierno de la compañía.

Se discute si la operación tiene una valoración adecuada desde el punto de vista económico.

En mi opinión, eso es irrelevante. Todos los que hemos estudiado finanzas sabemos que los cálculos pueden hacerse de muchas formas: a) contable; b) valor actual en función de los flujos de fondos; c) múltiplos del EBITDA de acuerdo con el sector; …

Se podrán encargar valoraciones de todo tipo y a todo tipo de expertos. Pero al final, todo son “argumentos” para esa valoración que acaba como siempre: vale lo que una y otra parte acuerdan. Lo demás son elucubraciones.

El valor estratégico de la integración de EM&E en Indra

Así que deben ser las partes las que negocien el valor de EM&E en Indra de acuerdo con algo que los expertos financieros no calculan: el valor estratégico de la integración de EM&E en Indra. Hay que dejarlo a los que dirigen las dos compañías. Y, en definitiva, a los accionistas.

Las otras razones son de tipo de distribución de poder en los órganos de la empresa. Distribución que debe representar a sus accionistas y su distribución, antes y después de la integración de EM&E en Indra.

Esa distribución de poder debe seguir a la estrategia y no al revés. Si la integración de EM&E en Indra es lógica desde el punto de vista estratégico, lo mejor para la compañía resultante es que el gobierno de la empresa esté en manos de quienes pueden poner en marcha esa estrategia.

Por lo demás, cualquier injerencia de elementos ajenos a esa estrategia sería espuria.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.