“She took me for everything” Jeff Lynne.
La noticia de la semana es la amenaza del Presidente Trump de poner aranceles del 30% a la Unión Europea. Es indignante ver que los negociadores de la Unión Europea arrastran los pies y se niegan a llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos porque rechazan reducir sus barreras al comercio y trabas no arancelarias.
Es especialmente indignante porque la Unión Europea tenía ante sí el acuerdo comercial más fácil de todos: solo tenía que seguir las recomendaciones del informe Draghi, que son muy similares a lo que pide la administración Trump. Eliminar barreras al comercio, exceso de regulación e impuestos contraproducentes.
El Plan Draghi se publicó en septiembre de 2024, hace más de diez meses. En él, el expresidente del Banco Central Europeo alertaba del exceso de impuestos y regulación en la Unión Europea. El informe recordaba que los aranceles y trabas internos suponen un freno al crecimiento y la productividad.
El exceso de impuestos y regulación, según el FMI, elevan los precios del sector manufacturero un 45% y los del sector servicios en un 110%. Draghi tenía toda la razón en el diagnóstico y se podían encontrar conclusiones similares en el informe Letta publicado en abril de 2024.
Posteriormente, en enero de 2025, Bruselas lanzó la "brújula de la competitividad" con el objetivo de reducir la carga regulatoria.
La Unión Europea ha decidido solventar su problema de exceso de impuestos y regulación... con más impuestos
Según Eurochambres, el exceso de regulación cuesta a la Unión Europea un billón de euros anual. La fiscalidad que sufren las empresas en Europa es muy superior a la de sus comparables en Estados Unidos e incomparablemente mayor que las de China, incluyendo enormes impuestos al trabajo, al capital, directos, indirectos e impuestos mal llamados medioambientales.
¿Qué ha pasado? Estas iniciativas de Draghi, Letta y la brújula de la competitividad se han convertido en papel mojado. Es peor.
La Unión Europea ha decidido solventar su problema de exceso de impuestos y regulación... con más impuestos. Y esto, señores, son más aranceles internos que ponen freno a la competitividad, al crecimiento, la inversión y además incentiva la economía sumergida.
Bruselas ha propuesto un impuesto adicional sobre los ingresos de las empresas con más de 50 millones de ingresos netos para financiar su presupuesto. Afectaría a cualquier empresa que opere en la Unión Europea sin tener en cuenta dónde tengan su sede social.
Un impuesto a los ingresos, superpuesto a los ya existentes, es injusto, confiscatorio y contraproducente. Llevará a que se reduzca aún más la inversión y a que las empresas se establezcan en otros mercados. Es la receta del estancamiento.
En Bruselas no existe la austeridad. El presupuesto total ha aumentado en aproximadamente 917.500 millones de euros en los últimos diez años
Además, el parlamento alemán ha publicado un informe donde se menciona la posibilidad de un impuesto adicional al tabaco y residuos electrónicos para financiar el presupuesto comunitario. Un informe publicado por Euroactiv apunta al comisario de Acción Climática y exministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, como el líder de esta iniciativa, y no olvidemos que Teresa Ribera es su superior y la responsable final.
En Bruselas no existe la austeridad. El presupuesto total ha aumentado en aproximadamente 917.500 millones de euros en los últimos diez años, lo que representa un incremento de cerca del 85% respecto al periodo anterior.
Bruselas quiere más ingresos para financiar su creciente presupuesto y parece no preocuparse por el impacto en crecimiento, inversión y los consumidores.
El primer gobierno que se ha lanzado a criticar la propuesta de un “impuestazo” a los productos del tabaco es el de Suecia. Según Euractiv, Suecia ha rechazado la propuesta de la Unión Europea de financiar el presupuesto comunitario mediante un nuevo impuesto al tabaco y productos asociados, argumentando que afectaría de manera injusta a sus ciudadanos e incentiva las compras transfronterizas y el contrabando.
Además, Suecia subraya la necesidad de buscar mecanismos alternativos de financiación que no perjudiquen de forma desproporcionada a ciertos Estados miembros o sectores. Otros países como Italia, Grecia o Rumanía también se oponen.
La evidencia empírica en el sector del tabaco es que los impuestos excesivos reducen la recaudación
Es alucinante que en la directiva hayan incluido un acto delegado que permite a la Comisión aumentar los impuestos a las alternativas a los cigarrillos en la cantidad que consideren sin consultar a los Estados miembros. Solo una mayoría cualificada en el Parlamento Europeo lo podría parar.
Los burócratas siempre ven los impuestos como un cajero automático con fondos ilimitados. Sin embargo, la fiscalidad excesiva tiene efectos negativos evidentes. En un informe de KPMG (“Consumo de cigarrillos ilícitos en Europa. Resultados para el año natural 2024”) se refleja el profundo efecto negativo de la fiscalidad confiscatoria.
Mientras el consumo total de cigarrillos en los 38 mercados europeos sigue disminuyendo, con una caída del 0,7% en 2024, el consumo ilícito (contrabando y falsificación) aumentó un 0,9%. Si estos cigarrillos se hubieran adquirido legalmente, se habrían recaudado unos 19.400 millones de euros adicionales en impuestos en los 38 mercados.
Los volúmenes de falsificaciones crecieron un 8,7% y el porcentaje de cigarrillos de contrabando y falsificados aumentó al 3,3% del total en 2024. Además, el consumo legal no doméstico creció un 4,4%, compensando la caída del consumo legal doméstico.
La evidencia empírica en el sector del tabaco es que los impuestos excesivos reducen la recaudación y perjudican a los consumidores mientras incentivan la economía sumergida y el contrabando.
Varios estudios estiman que la Unión Europea pierde entre 36.000 millones de euros y 100.000 millones de euros al año en recaudación de impuestos corporativos debido a la deslocalización de empresas y pérdida de inversión. Estas pérdidas pueden representar hasta el 20% de toda la recaudación por impuesto de sociedades en la UE, según la propia Comisión Europea y estudios académicos.
En vez de darse cuenta de que esas pérdidas vienen por una fiscalidad equivocada que expulsa a los creadores de riqueza, prefieren acudir a la represión, pensando que se soluciona con más regulación y legislación. El resultado es evidente; estancamiento secular y pérdida de competitividad.
Es evidente que la Unión Europea no va a recaudar más creando nuevos impuestos y un mayor infierno fiscal que desplaza la inversión e incentiva el contrabando y la economía sumergida. Si los resultados de aumento de consumo de productos ilegales ya son alarmantes con la fiscalidad actual, es lógico pensar que solo empeorará y que el efecto recaudatorio será mínimo, pero el efecto negativo será muy elevado.
La Unión Europea debe darse cuenta de que este nuevo asalto fiscal no solo es contraproducente, sino que ahonda en el grave problema de desplazamiento de inversiones hacia otros países. La Unión Europea se dispara en el pie con estas iniciativas extractivas que volverán a tener un efecto negativo si se implementan.
Es importante que los Estados miembros rechacen estas propuestas, porque la Unión Europea no se puede permitir más aranceles internos.