Fotomontaje de una red de alta tensión con una puesta de sol

Fotomontaje de una red de alta tensión con una puesta de sol Invertia

Opinión

Transparencia y coordinación para una red con alta penetración renovable

Ana Barillas
Publicada

Días antes del apagón, se detectaron alteraciones de las tensiones con más intensidad de lo habitual. El 28 de abril se registraron oscilaciones en el sistema que provocaron importantes fluctuaciones de tensión.

Esto condujo a sucesivas desconexiones de instalaciones de generación en Granada, Badajoz, Cáceres, Huelva, Sevilla y Segovia. Los medios nacionales lo calificaron como uno de los peores apagones en la historia de la Península Ibérica: el primer apagón total del país y el peor de la UE en cuanto al número de personas afectadas.

El incidente en Iberia fue un claro recordatorio de las vulnerabilidades en nuestros sistemas energéticos y de la urgente necesidad de reforzar la resiliencia de la red.

Las redes con alta penetración de energías renovables pueden ser más complejas de operar, pero no necesariamente son más inestables.

El 17 de junio, la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Sara Aagesen, presentó los resultados de la investigación. El origen del colapso se debe a una multiplicidad de factores y el fenómeno de sobretensiones en la red originó sucesivas desconexiones de generación en cascada.

Por un lado, la ministra ha mencionado que el sistema no tenía suficiente capacidad de control de tensión y que la atenuación de las oscilaciones de frecuencia previas había condicionado la configuración de la red. Por otro lado, admite que los generadores no absorbieron toda la potencia reactiva que se esperaba y algunos se desconectaron de forma indebida.

Lo cierto es que el incidente ha reavivado dudas fundamentales sobre la operabilidad de la red y si estos fallos son una consecuencia inevitable de la transición hacia la energía verde.

La pregunta no es si estos eventos pueden ocurrir; sabemos que el riesgo cero no existe en ningún tipo de red. La verdadera cuestión es cómo podemos reducir su probabilidad y, más importante aún, cómo garantizar que los sistemas estén preparados para responder eficazmente cuando sea necesario.

El apagón en Iberia es un recordatorio de que la transición energética impondrá nuevas exigencias a nuestros sistemas eléctricos.

Eso implica identificar vacíos en la planificación de contingencias o en los servicios del sistema, y utilizar las lecciones aprendidas para mejorar el diseño del sistema en el futuro, no solo en Iberia, sino a nivel global.

Las redes con alta penetración de energías renovables pueden ser más complejas de operar, pero no necesariamente son más inestables si se implementan los procesos y tecnologías adecuados. Mantener la estabilidad de la red en un mundo con alta participación de renovables requiere reservas de respuesta rápida, inversores formadores de red y sistemas de control digital robustos.

Se trata de afinar los sistemas de protección, construir planes de contingencia sólidos y asegurar que los operadores de transmisión estén listos para actuar en tiempo real con el apoyo de todos los generadores.

En otras palabras, se necesita un entendimiento común de los desafíos asociados a operar un sistema con alta participación de renovables, y de cómo cada parte del sistema puede contribuir a minimizar los riesgos inherentes.

El incidente en Iberia fue un claro recordatorio de las vulnerabilidades en nuestros sistemas energéticos.

La transparencia de los datos debe ser un aspecto clave de este esfuerzo de coordinación. Definir claramente lo que el sistema necesita para operar de forma fiable y asegurar que esto sea comprendido por propietarios de redes, operadores, generadores, reguladores y responsables políticos, es el primer paso hacia una red más estable y mejor coordinada.

Mercados como el del Reino Unido han demostrado que los servicios del sistema pueden adquirirse eficazmente cuando los requerimientos están bien medidos y existen mercados estructurados alrededor de ellos.

Los proyectos Pathfinder de National Grid, por ejemplo, han ayudado a asegurar servicios como la inercia y el soporte dinámico de voltaje mediante tecnologías innovadoras y procesos competitivos, lo cual ha contribuido a asignar eficazmente los costes de gestión del sistema a los consumidores.

Gestionar un sistema con alta penetración renovable tiene costes, y lo mejor es abordarlos de forma explícita.

Si no valoras explícitamente servicios como la respuesta rápida en frecuencia, el control de voltaje o la inercia, acabarás pagándolos de forma implícita mediante la limitación de generación renovable (vertidos de red) o el respaldo con combustibles fósiles, como ha sido el caso en España los meses siguientes al apagón.

Estas medidas probablemente resulten en costes más altos para los consumidores, incluso si no se asignan explícitamente a la gestión de un sistema con alta proporción de renovables.

El apagón en Iberia es un recordatorio de que la transición energética impondrá nuevas exigencias a nuestros sistemas eléctricos. Asegurar que puedan responder a estos desafíos de forma segura y fiable es una responsabilidad conjunta.

Pero ese compromiso compartido debe partir de un entendimiento común del problema. Si el apagón de Iberia nos ha enseñado algo, es que la resiliencia es un producto que puede, y debe, adquirirse de forma explícita.

*** Ana Barillas es la directora general para Iberia y LATAM en Aurora Energy Research