
Jensen Huang, CEO de Nvidia
Hay personajes que marcan una época. Y lo hacen porque se desmarcan de sus coetáneos con propuestas arriesgadas o diferentes, o con una puesta en escena arrolladora, capaces de enamorar a su auditorio aun cuando los vientos soplen en contra.
Con la popularidad de Musk cayendo en picado, y con la de todo el gremio tecnológico puesto en entredicho por su cercanía al habitat de Trump, el CEO mejor valorado del mundo irrumpió en la vieja Europa para conquistar su corazón herido y recordarle que aún puede ser una potencia en esto de la inteligencia artificial.
Jensen Huang, CEO de Nvidia, no entiende de fronteras cuando de hacer negocio se trata. O de impulsar el progreso, que es también lo que persigue. Mientras muchas compañías norteamericanas se contagian de ese
En los últimos eventos tecnológicos no se habla de otra cosa: la importancia de que los datos no salgan del continente
“América para los americanos” que tanto está dañando a la imagen estadounidense, el cofundador de una de las empresas más relevantes del mundo marca distancia y se deja ver en París con Emmanuel Macron, el presidente de la República.
Dos días antes había estado en Londres junto a Keir Starmer, el primer ministro británico. Y aunque sin presidente con el que fotografiarse, también estuvo en Barcelona visitando nuestra joya de la corona, ese Supercomputing Center del que nunca hablamos lo suficiente.
Una gira europea que ya quisiera Madonna, y en la que también ha anunciado acuerdos con instituciones de Suecia y Eslovaquia, así como con el gran abanderado de la IA europea, la empresa francesa Mistral. Y todo sin amenazar lo que más preocupa a los ciudadanos europeos: la soberanía de los datos.
Porque en los últimos eventos tecnológicos no se habla de otra cosa: la importancia de que los datos no salgan del continente. Especialmente sí habla algún político. Aquí, en Alemania o en Francia, cualquier representante institucional insistirá hasta la saciedad en la firme voluntad compartida de la UE de proteger y conservar sus datos como si fuesen parte de su territorio.
Asegura el directivo de origen taiwanés que dos años Europa multiplicará por 10 la capacidad de computación de inteligencia artificial
Eso lo saben, por supuesto, todas las compañías norteamericanas. Y buena parte de su discurso se centra en asegurar esta soberanía. IBM, Kyndryl o Salesforce garantizan esta soberanía, y probablemente lo hagan bastante bien. La diferencia hoy no está en el discurso, sino en la puesta en escena.
Y ahí es donde Huang lo ha bordado. En el abarrotado auditorio del Paris Dome, ante 5.000 personas, el CEO de Nvidia pronunció una conferencia de 90 minutos en la que solo le faltó salir envuelto en la bandera de Europa.
Rompiendo esquemas. Devolviendo la ilusión a un continente tocado en su orgullo. Haciéndole creer que aún tiene un importante papel que jugar en el siglo XXI.
Asegura el directivo de origen taiwanés que dos años Europa multiplicará por 10 la capacidad de computación de inteligencia artificial. Nvidia -ha dicho su CEO- tiende la mano a Europa para construir la infraestructura que la inteligencia artificial está exigiendo con el objetivo de favorecer la soberanía digital, impulsar el crecimiento económico y posicionar al continente como líder en la revolución industrial de la IA.
Retos de la IA en Europa
Lo cierto es que, más allá de las palabras, hace falta mucho esfuerzo si realmente queremos posicionar a Europa en la tecnología más determinante del siglo XXI.
Un informe de McKinsey de octubre del año pasado señalaba como principales retos la limitación de las fuentes de energía, la escasez de ingenieros eléctricos y la lentitud de los procedimientos de concesión de licencias.
Según la consultora, se necesitarían aproximadamente 300.000 millones de dólares de inversión para satisfacer la demanda.
A pesar de los adelantos en eficiencia, se espera que el consumo energético de los centros de datos casi se triplique a finales de esta década.
Así que, si realmente queremos ser relevantes en la próxima década, vamos a necesitar mucha ayuda. Y dado que el entorno geopolítico no parece propiciar ningún Plan Marshall de ayuda al desarrollo, no nos queda otra que dar la bienvenida a míster Huang.
Por supuesto, no será gratuito. Nvidia es una empresa y sacará, como es lícito, su beneficio de todo esto, pero desde luego es una ayuda.
Una apuesta clara por un territorio que sigue teniendo oportunidades, en la que algunos siguen creyendo. Entre ellos, el CEO mejor valorado del mundo.
*** Alicia Richart es directora general de Afiniti para España y Portugal.