
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, en su comparecencia de este lunes en Ferraz. EFE
El pasado viernes a García Ferreras ‘le dio’ por hacer periodismo en LaSexta. Allí estuvo la portavoz adjunta del PSOE en el Congreso, Enma López.
Visiblemente nerviosa y titubeante, respondía a las preguntas echando mano del ‘argumentario’ socialista: acoso al Gobierno, ultraderecha, bulos, el PP es más corrupto…
De repente, Ferreras preguntó por Koldo García y la posibilidad de que Pedro Sánchez supiera algo de la trama corrupta que rodea a la secretaría de organización del PSOE.
Enma López afirma que la respuesta de Sánchez fue "suficiente" y apunta al PP: "Ellos destruían pruebas" https://t.co/TrSqDAq7oq
— AlRojoVivo (@DebatAlRojoVivo) June 13, 2025
En su respuesta, Enma López, soltó la bomba: “No voy a entrar a valorar las palabras de esa persona que no me merece ningún respeto”. Se marcó un Rajoy en toda regla.
Como hiciera el expresidente del Partido Popular con Bárcenas, en el PSOE preparan el terreno para borrar (o intentarlo) a Koldo, Ábalos y Cerdán de su memoria, de la de sus afiliados y de la del resto de la sociedad.
Todo un clásico que no está en el Manual de Resistencia que escribieron Irene Lozano y Pedro Sánchez.
Porque como bien decía Garea este domingo, da la sensación de que a Sánchez (y al PSOE) “se le ha acabado la magia”.
Quizá por eso tanto Peña como Óscar López el pasado viernes o el propio Sánchez este lunes, han optado por echar mano del único argumentario que todavía le aguanta al Gobierno: la economía.
“Hoy España es mejor que hace siete años”, decía López en la Ser. “Sería bueno sujetarnos a los datos”... Sánchez iba un paso más allá, al señalar que “la economía está mejor que nunca”.
De aquí a que estemos en la “Champions de la economía mundial” como dijo Rodríguez Zapatero en la inauguración del curso político del 2007, hay un paso.
Sánchez y su equipo, como entonces Zapatero y Solbes, omiten las primeras señales de que España se dirige a una ralentización económica. Y aquello fue el principio del fin del gobierno ZP.
Esto no es 2007, pero este Gobierno vuelve a ignorar los avisos que le llegan. La economía crece, pero el dinamismo se apaga lentamente…
El último aviso lo ha dado el Banco de España de Escrivá, el mismo que hasta anteayer se sentaba en el Consejo de Ministros junto a Sánchez, Montero, Cuerpo y compañía.

Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, en una imagen de archivo. Efe Madrid
El gobernador ha revisado tres décimas a la baja el crecimiento de la economía para este año al 2,4% y hasta el 1,8% el que viene. Algo, por cierto, que han hecho ya otros servicios de estudios.
Todo ello si los aranceles de Trump se quedan como están y hay acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea. De lo contrario la cosa será peor.
Advertía también Escrivá que “es importante mantener la vigilancia sobre la competitividad de la economía y sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas”.
Pero aún hay más, avisaba de los problemas de vivienda, de la productividad, de lo lento que se está reduciendo el paro en una economía que crece al ritmo de la española.
Haría bien el Gobierno en escuchar los avisos que le llegan del Banco de España y de otros organismos internacionales.
Pero no lo hará. Es el único discurso que, por ahora, parece inmaculado. Y eso será un problema, porque hacen falta medidas para anticiparse a lo que pueda venir.
A ellas hay que sumarle la inversión en Defensa. La OTAN va a pedir en su próxima reunión que se llegue al 5% del PIB.
Sin Presupuestos, sin posibilidad de tener los del 26 y con una exigua mayoría de socios que sólo quieren aprovecharse de su debilidad, todo eso resulta imposible.
Este Ejecutivo ni quiere ni puede legislar, excepto aquellas cosas que le permitan ganar tiempo y alargar la estancia de Sánchez en Moncloa. Eso sí, entregándose a sus socios parlamentarios.
El Presidente no lo ve. Nadie en Moncloa se atreve a decirle al rey que está desnudo. Por eso él sigue pensando que podrá agotar la legislatura.
Mientras tanto, presidentes autonómicos, alcaldes y muchos en el PSOE, ya ven que Sánchez resta, no suma.
Empiezan a prepararse para convertir a Sánchez en 'ese presidente del que usted me habla'. Lo mismo que quieren hacer con Koldo, Ábalos y Cerdán. Al tiempo.