El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Air Force One.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Air Force One. Reuters

Opinión OPINIÓN MERCADOS

Dividendos para los no temerarios

Alfonso García Yubero
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En su obra Comerciantes de Holanda y Oriente Medio comercian en un puerto del Mediterráneo, el pintor neerlandés Thomas Wijck plasmó lo que fue la génesis de la globalización del comercio.

Génesis, a su vez, de los dividendos, cuando a finales del siglo XVI y comienzos del XVII los capitanes de los barcos holandeses e ingleses comenzaron a distribuir los beneficios de los viajes que acometían a sus financiadores.

El pesimismo imperante en el seno de las bolsas durante la primera quincena del mes de abril, al calor del Día de la Liberación, parece haberse disipado y el apetito por el riesgo ha llevado a los índices de renta variable a recuperar con creces lo perdido en aquel momento.

Movimientos tan violentos al alza y a la baja en las cotizaciones invitan a tener posiciones sectoriales diversificadas en una cartera de inversión, sobre todo para aquellos inversores con un perfil de mayor aversión al riesgo.

En ese proceso de diversificación, uno de los estilos de inversión que gana atractivo en la coyuntura actual es el de la inversión en dividendos.

Las compañías que destinan un mayor porcentaje de los flujos de caja disponibles para el reparto de dividendos al accionista acostumbran a comportarse mejor en periodos de repunte de la volatilidad implícita del mercado.

Pese a que esta se ha relajado en las últimas semanas, es más que probable que algún “revés” en materia de negociación arancelaria o derivado de registros económicos más flojos genere un nuevo repunte de la incertidumbre (aunque los niveles de principios de abril no serían testados).

El apetito por el riesgo ha llevado a los índices de renta variable a recuperar con creces lo perdido por el 'Día de la Liberación'

El motivo subyacente a esta preferencia por los dividendos en momentos de tensión puede residir en teorías como la del "pájaro en mano", según la cual los inversores prefieren la retribución vía dividendos vs. revalorización del capital, al ser los primeros más "seguros" (y cercanos en el tiempo) y, por tanto, menos arriesgados.

En términos teóricos, el inversor aumentaría su tasa requerida a las ganancias derivadas de la reinversión del capital, prefiriendo la rentabilidad inmediata del reparto de dividendos que la futura revalorización de los beneficios retenidos.

Esta teoría parece acompañarse de evidencia empírica en periodos de incertidumbre. Como ejemplo, y si nos ceñimos a EEUU, el subíndice de Aristócratas de Dividendo del S&P500 supera al índice en aquellos periodos en los que el VIX (volatilidad implícita del S&P500) se mueve al alza, aumentando este diferencial de rendimiento cuanto mayor es el aumento del VIX.

Además de satisfacer esa preferencia de los inversores por el rendimiento "inmediato", las empresas que mantienen estas políticas de dividendo acostumbran a poseer una serie de características que refuerzan ese papel defensivo:

  • Flujos de caja estables y márgenes sostenibles. Para poder repartir de forma estable dividendos a los accionistas, es necesario generar beneficios y, sobre todo, flujos libres de caja positivos. En términos sectoriales, estas cualidades suelen detectarse en compañías de sectores menos sensibles al ciclo (consumo estable, utilities o farmacéuticas). También las empresas financieras o las de telecomunicaciones acostumbran a repartir cuantiosos dividendos.
  • Balances saneados. Con la excepción del sector inmobiliario, característico por su elevado retorno al accionista (los REIT están obligados a repartir al menos el 90% de sus beneficios para mantener los beneficios impositivos) y, a la vez, un elevado uso del apalancamiento, las compañías de este tipo de sectores suelen tener buenos colchones de caja, arrojando unos registros de deuda neta más que aceptables. En periodos de repuntes de los diferenciales de crédito como el acontecido en abril, un saludable estado del balance es una cualidad muy bien valorada por los accionistas.
  • Fruto de las dos anteriores, e incidiendo en lo ya señalado, la volatilidad realizada en estas compañías es sensiblemente menor a la de otros estilos de inversión y a la de los índices en conjunto. Esta menor exposición al riesgo se manifiesta, además, tanto en Europa como en EEUU, lo que amplía el abanico geográfico de la inversión (evitando sesgar mucho la exposición bursátil de una geografía a este estilo de inversión).


La recuperación del mercado durante las últimas semanas ha sido parabólica y de forma desigual entre los diferentes estilos de inversión. Traduciendo a números, el par cíclicas vs. defensivas en EEUU ha recuperado más de un 12% desde los mínimos de abril, aproximándose a los máximos de inicios de año.

Dinámica similar a la observada en Europa, donde el par ha pasado de niveles técnicos de sobreventa a zona de sobrecompra en apenas veinticuatro sesiones. En términos históricos, el de las últimas semanas es un movimiento de una entidad casi sin precedentes en un plazo de tiempo tan corto para este tipo de métricas.

Así, si nos amparamos en lo que nos dice la estadística, lo más probable sería ver una corrección de las compañías cíclicas en favor de las defensivas, como consecuencia de una toma de beneficios por parte del mercado.

Pero, además, si atendemos al paisaje macroeconómico, llegamos a conclusiones similares. Si bien la evolución comercial arroja un panorama menos grave que el que teníamos el pasado 2 de abril, tras la publicación de los aranceles "recíprocos" por parte de la Administración Trump, el escenario sigue siendo incierto en el corto plazo y peor que el existente cuando Trump llegó a La Casa Blanca.

No deja de ser una paradoja que lo que nació de la globalización del comercio, los dividendos, se convierta en una de las mejores defensas en materia de inversión cuando se produce una regresión en dicha globalización

Las negociaciones están aún en marcha para el grueso de los países implicados, y el acuerdo final y posterior aterrizaje tardarían aún unos meses en cristalizar.

En este periodo, que se transitaría con unas cotas de incertidumbre (volatilidad) algo superiores al promedio observado en el 1T25 y, sobre todo, en 2024, el posicionamiento en un estilo de inversión como el de dividendos nos permitiría, por un lado, mantener la exposición al activo bursátil, aprovechando los vientos de cola existentes en materia de crecimiento de beneficios empresariales, política monetaria o inversión en inteligencia artificial; a la vez que protegemos la cartera respecto a posibles correcciones, fruto de una eventual toma de beneficios tras el fuerte rebote de las últimas semanas.

No deja de ser una paradoja que lo que nació de la globalización del comercio, los dividendos, se convierta en una de las mejores defensas en materia de inversión cuando se produce una regresión en dicha globalización.

El mundo se parece ahora más al plasmado en El último viaje del "Temerario", en este caso de un inglés, Turner, que al cuadro del holandés Wijck. Pero ningún coleccionista de arte que se precie renunciaría a tener ambas obras en el salón de su casa. Son los beneficios de la diversificación.

*** Alfonso García Yubero es director de Estrategia de Inversión Santander Private Banking.