Representación de un jefe

Representación de un jefe

Opinión La máquina invisible

Liderar con fuerza tranquila

María Millán
Publicada

Esto no va de liderar. Va de jugar bien tus cartas, sabiendo que todos creen tener un as en la manga gracias a la IA. Pero la realidad es que as, solo hay uno.

Y está en cómo usas esa herramienta para aportar lo que la máquina no puede replicar.

Da pereza. Porque el cambio es constante y abruma. No se trata de desgana, sino de cansancio: adaptarse sin pausa agota.

Todos queremos calidad de vida, no solo productividad. Esa resistencia es humana. Y natural.

Cuando alguien prueba la IA, se asombra. A veces la máquina sorprende. Otras, decepciona. Le falta contexto, criterio, intención.

Tu rol como líder no es solo detectar tensiones. Es cuidar la meteorología cultural

Y entonces uno ve, sin grandes discursos, que su aportación es insustituible. Que sin intervención humana, a la respuesta le falta un hervor. Que ahí, justo ahí, empieza el valor añadido.

Ese momento es clave. El usuario ya no solo automatiza. Amplifica. Ajusta. Aporta. Piensa. Y mejora. Y a menudo no lo hace solo: lo comparte. El verdadero salto ocurre cuando entra el peer coachingaprendizaje entre pares, libre, ágil y horizontal.

Ahí, la cultura cambia de marcha. Fluye el conocimiento, se valida el error, se fortalece la autonomía. La inteligencia se distribuye.

Pero como en todo grupo, siempre hay alguien que se queda atrás. Si no se le acompaña con formación, herramientas y mentoría, la ola de cambio se rompe. Nacen fricciones. La energía se disipa. Y el liderazgo moderno tiene que anticiparlo: sostener, empujar y ajustar sin ruido.

Tu rol como líder no es solo detectar tensiones. Es cuidar la meteorología cultural. Crear el clima. Que haya nubes para idear, y terreno fértil para ejecutar. Las personas tienen que poder andar en las nubes, pero también pisar suelo húmedo y fértil.

Liderar hoy es generar esas condiciones

A veces, dos empleados compiten por ser referencia en IA. Ambos brillan. Ambos quieren aportar. Tu tarea no es apagar ese fuego, sino regularlo. Sin quitarles voz ni visibilidad.

Pero manteniendo el equilibrio. Para que esa fricción no se vuelva tóxica y el peer coaching siga siendo un motor sano.

Es una coreografía sutil. Estar cerca sin invadir. Sentir cuándo intervenir. Ajustar cuando toca. Hacer poco, pero hacer lo que hay que hacer. Porque para que los demás sientan que caminan sobre nubes, tú tienes que conocer todo el clima: los vientos, las tormentas, la presión. Y actuar con precisión.

Las herramientas están al alcance de todos. Pero el diferencial nace del criterio, del punto de vista, y del roce entre pares. De esas conversaciones entre pasillos. Y con algoritmos.

Liderar hoy es generar esas condiciones. Ser esa fuerza tranquila que no compite, pero guía.

Que no se exhibe, pero actúa. Y que logra que todos quieran seguir creciendo, desde la base sólida del intercambio y la tensión positiva.