“Move on because you’re standing in my light.” Ian Hunter.

El día 23 de abril participé en una jornada sobre el futuro de la energía nuclear con expertos de toda Europa, en la que advertí que, con estas políticas, los apagones serán una norma, no una casualidad.

La política miope y sectaria de los activistas que pueblan el Gobierno nos ha llevado al peor apagón de la historia de España. Casi once horas sin acceso a comunicación ni electricidad. Este apagón, con el desplome inmediato de quince gigavatios de potencia en el sistema, es consecuencia de una política que penaliza la energía de base, clave para dar estabilidad al sistema, y expolia al sector energético.

Los gobiernos se han dedicado a cerrar centrales nucleares, a hacerlas inviables con una fiscalidad abusiva y confiscatoria, han penalizado la inversión en distribución con una regulación absurda, han impuesto un mix energético volátil e intermitente, crujiendo a impuestos y retrasos a la energía. ¿Qué podía salir mal? Todo.

Y ocurrió.

Las energías renovables son esenciales en un mix energético equilibrado, pero no pueden suministrar con seguridad y estabilidad por ser volátiles e intermitentes. Por eso es esencial tener un sistema equilibrado con energía de base, que funcione todo el tiempo, como la hidráulica, la nuclear y el gas natural como respaldo.

Los gobiernos se han dedicado a cerrar centrales nucleares, a hacerlas inviables con una fiscalidad abusiva y confiscatoria

Destruir el acceso de la energía nuclear con cierres innecesarios y una fiscalidad confiscatoria han sido parte de las causas fundamentales del desastre y del apagón. Ya la semana pasada tuvieron que cerrar las centrales nucleares que quedan abiertas. No porque no sean competitivas, sino porque sus impuestos son tan elevados que no pueden cubrir sus costes fijos.

Las han hundido por diseño. Es más, esas centrales habrían dado estabilidad a la red si el Gobierno nacional y los autonómicos que usan a la nuclear y la hidráulica como cajeros automáticos de su voracidad recaudatoria hubiesen priorizado la seguridad de suministro sobre su sectarismo energético.

Hay mucho más.

España y Portugal producen electricidad con más del 60% de energía solar y eólica. La hidráulica, nuclear y las centrales de ciclo combinado de gas deben cubrir las carencias de la producción solar y eólica, que son intermitentes. No existe la posibilidad de tener un sistema estable y seguro con suministro continuado si no se equilibra la red eléctrica para evitar un apagón total.

Euronews explicaba que “en Francia se produce demasiada electricidad, por lo que (el operador de redes) RTE desconecta sitios solares o eólicos". El consumidor paga impuestos para cubrir las pérdidas del operador. Así se evita un corte general de la red.

En España, la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, cuya experiencia en energía es mucho más que escasa, jamás ha dado un mensaje o coordinado acciones para evitar apagones que no eran una novedad. Llevamos años con cortes de suministro a la industria puntuales y solo hace una semana la estación de Chamartín tuvo un episodio grave de corte de suministro.

Destruir el acceso de la energía nuclear con cierres innecesarios y una fiscalidad confiscatoria han sido parte de las causas fundamentales del desastre y del apagón

No solo fue un desastre por la política energética miope del Gobierno actual y los anteriores. Fue un desastre por la inacción del Ministerio de Defensa. Igual que en la Dana, los miembros de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad mostraban su sorpresa al ver que no se les movilizaba. Miles de viajeros bloqueados en trenes durante horas, en ascensores, y el ejército, mano sobre mano, esperando que se les diera la orden.

Hace seis días, el Gobierno, los partidos de izquierda y muchos medios celebraron que la red eléctrica de España funcionó completamente con energía renovable durante un día laborable por primera vez. Bravo. Una semana después, apagón masivo en España, Portugal y partes de Francia. Francia recuperó la electricidad rápidamente, porque tiene el mayor parque nuclear de Europa. En España estuvimos casi once horas a oscuras y sin comunicación mientras el Gobierno asfixiaba a las nucleares y sigue manteniendo el cierre de las que quedan, que son perfectamente viables.

Red Eléctrica informó que la causa fue una “fuerte oscilación en la red eléctrica” que “obligó a desconectar la península Ibérica del sistema europeo”. El colapso fue inmediato y de larga duración. Al intentar restablecer el control de frecuencia y la estabilidad con un sistema dependiente de las renovables, volátiles e intermitentes, los intentos de recuperación fueron en balde.

Un sistema sin inercia física, que aportan las energías de base que funcionan todo el tiempo, nuclear e hidráulica, hace que sea imposible estabilizar la red ante perturbaciones de suministro.

Cuando ocurrió el colapso, la red eléctrica española tenía casi un 80% de generación renovable, 11% nuclear y solo 3% de gas natural. Prácticamente, no había generación de base ni inercia física para absorber el shock que se generó.

Las advertencias se han dado desde hace años. Expertos de todo el mundo han sido acusados de ser portavoces de lobbies inventados cuando alertaban del riesgo para el sistema de recargar con renovables y eliminar o limitar las energías de base. En 2017, la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transmisión advirtió que el aumento de renovables aumentaría el riesgo de fallos en cascada si no se invertía urgentemente en tecnologías de inercia sintética y almacenamiento. Es más, aunque se invierta en almacenamiento, centenares de expertos alertaron sobre la carga adicional con la electrificación del parque móvil.

A pesar de las advertencias de las empresas energéticas y los operadores, la Comisión Europea mantuvo su apuesta por un desarrollo renovable que estaba mal planificado y peor ejecutado. Este incluía un New Green Deal que ignoraba la importancia de las redes y el respaldo, y parecía diseñado por activistas de colegio. El Gobierno español quiso presentarse como el alumno aventajado de ese sectarismo mal llamado ecologista y que ignora la minería de cobre, de litio, la importancia del respaldo y la estabilidad del sistema. ¿Qué es lo que hemos conseguido? Un desastre que tiene riesgo de repetirse.

Los apagones, que deberían ser algo obsoleto y olvidado, son una norma desde que los políticos ideologizaron la energía. Otros países han sufrido problemas similares: Australia (2016), Alemania (2017) y Reino Unido (2019) experimentaron apagones o casi apagones por falta de respaldo con inercia. Ninguno tan dramático y escandaloso como el español.

Los gobiernos de España han decidido que el cierre de todas nuestras centrales nucleares sea efectivo en 2035, a pesar de que todos los técnicos recuerdan que funcionan perfectamente y se podría aumentar la vida útil diez años al menos. Esto va a aumentar la dependencia de renovables y del gas natural ruso. Es decir, la política miope española va a hacer que el país dependa más de China y de Rusia en energía, y se enfrente a apagones constantes y recortes de suministro a la industria como si fuera una dictadura tercermundista.

La propaganda nos decía que las renovables iban a aportar competitividad y estabilidad a la red, pero la realidad refleja que el exceso de unas y la falta de energías de base muestran que la red eléctrica depende cada vez más de las pocas plantas nucleares y de gas natural que funcionan para mantener la estabilidad del suministro.

El apagón de España no ha sido causado por un ciberataque, sino por el peor ataque posible, el de los políticos contra sus ciudadanos.

Es urgente que España cambie radicalmente su estrategia en energía, que mantengamos y ampliemos el parque nuclear y de energías de base o terminaremos dependiendo más de Rusia y de China y, además, con apagones.