Si Juan Pablo fue un Papa filósofo y Benedicto XVI un Papa teólogo, de Francisco se dice que ha sido un Papa párroco.
Por eso juzgarlo en términos políticos o económicos es un error. En la obra escrita de Francisco su principal preocupación ha sido comunicar la esencia del cristianismo y su doctrina. No se puede decir que haya modificado ninguna de sus bases apostólicas. Antes bien las perfilaba desde una visión actual de los problemas. Pero en ningún caso modificó ninguna los dogmas, ni las bases de la moral cristiana. Eso sí, las apalancó en dos virtudes básicamente cristianas: la esperanza y la misericordia. Sus escritos sobre ambas son su mayor aportación y lo que le define.
Sin embargo, en temas económicos fue calificado por unos y por otros. Mientras la izquierda económica, incluso radical, alababa algunas de sus intervenciones, los partidarios del liberalismo económico las ponían en duda.
En la hemeroteca podemos ver esas dos opiniones: la de la vicepresidenta española Yolanda Díaz; y la del actual presidente de Argentina cuando era candidato electoral.
Yolanda Díaz, en febrero de este año, incluso afirmó estar muy de acuerdo con “la Doctrina Social de la Iglesia” (DSI) después de una entrevista con Francisco. Aseguró que Francisco le animó a seguir empujando cambios en la legislación laboral; que habían hablado de “la jornada laboral y el trabajo decente”.
Mientras la izquierda económica, incluso radical, alababa algunas de sus intervenciones, los partidarios del liberalismo económico las ponían en duda
Milei, mientras defendía en su programa una economía liberal, acusó en su campaña electoral al Papa Francisco de ser el representante del maligno y comunista.
Sin embargo, ambos estaban aplicando una clasificación económica a un personaje que no estaba pensando en esos términos.
Cuando hablaba de trabajo decente, el Papa Francisco estaba pensando en términos de justicia, lo mismo que cuando habla de una jornada laboral adecuada. En ningún caso se refería a los conceptos marxistas, que podían inspirar a la vicepresidenta española. Lejos del pensamiento de Francisco del concepto de las diferencia de clases que parece inspirar las políticas de Yolanda Díaz.
Cuando defendía los derechos de los trabajadores, o de los inmigrantes, Francisco se basaba en el concepto de la supremacía de la dignidad humana, como hijos de Dios, por encima de los intereses económicos. Una doctrina que no es nueva.
Se considera a Leon XIII con la encíclica “Rerum novarum” (1891) el iniciador de la DSI. En ella se establece la primacía del trabajo sobre el capital. La DSI inspiró la moderna “economía social de mercado” de Ludwig Erhard, el artífice del desarrollo alemán a partir de los años 40’ del siglo pasado después de la 2ª guerra mundial.
Cuando hablaba de trabajo decente, el Papa Francisco estaba pensando en términos de justicia, lo mismo que cuando habla de una jornada laboral adecuada
La encíclica Rerum novarum fue recordada por Juan Pablo II en la “Centesimus annus” (1991) cien años después. En ella se analiza la economía desde muchos ángulos; uno de ellos el reconocimiento de la ecología humana como directriz necesaria para el desarrollo económico-social.
Con estas bases no resulta extraño que algunas de las expresiones económicas del Papa Francisco coincidían con las teorías ecologistas progresistas, con respeto a la economía de mercado.
Porque no hay que olvidar que según el “Genesis”, el primer libro de la Biblia, Dios puso al hombre en el Edén “un operaretur”; para que lo trabajara y lo cuidara. Por eso Francisco decía a los jóvenes en un Congreso sobre economía: “les pido que sean constructores del mundo, que se metan en el trabajo por un mundo mejor”.
Así que, en el fondo, las palabras de Francisco no discrepan mucho de la doctrina económica tradicional de la Iglesia.
Pero, como pasa muchas veces, ha sido la manera de expresar esas ideas la que ha seducido a los creyentes, y no creyentes. Porque las expresiones de Francisco, su naturalidad, humildad y sentido del humor han “caído bien” en el mundo “progre” y en el de la comunicación. Puede decirse que sus formas ha potenciado un fondo tradicional, dándole un nuevo y atractivo tono.
Este sábado el mundo despide a un Papa párroco que volvió a recordar la esencia del mensaje de Jesucristo basado en la esperanza en la salvación y la misericordia con los necesitados.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.