El presidente de EEUU, Donald Trump.

El presidente de EEUU, Donald Trump. Reuters

Opinión EN EL MOMENTO ADECUADO

Trump está ganando la partida comercial, pero ¿a qué precio?

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Al César, lo que es del César: Trump es un matón, pero ya ha conseguido que al resto del mundo les parezca maravilloso pagar un arancel del 10% a EEUU. Claro, comparado con la amenaza de que sea del 30%, un 10% parece un chollo. Es la forma de negociar de Donald Trump y funciona.

Al final conseguirá probablemente incluso algo más del 10%, sobre todas o casi todas las importaciones desde el exterior hacia Estados Unidos, lo cual es un dineral. Con ese dinero se supone reducirá el déficit fiscal, porque ese es el objetivo de todo este follón: que el resto del mundo pague las deudas de EEUU (generadas principalmente por su predecesor, que no pasará a la historia como un gran presidente).

No nos ha sorprendido en absoluto la forma de actuar de Trump. Cualquiera que haya leído su autobiografía ('The art of the deal') o haya sufrido su primer mandato no estará sorprendido. Lo que nos ha sorprendido -y ha sorprendido a los mercados- es la brutalidad ejercida en esta ocasión. Y el hecho de que se haya ido a por el mundo entero, en lugar de empezar por China y seguir por Europa, por poner un ejemplo.

El desequilibrio comercial, es decir, el déficit, de EEUU frente al resto del mundo no ha hecho más que aumentar

Tampoco nos ha sorprendido que se haya metido en esta lucha, primero porque ya lo dijo durante su campaña y, segundo, porque en parte tiene razón. Que el desequilibrio comercial, es decir, el déficit, de EEUU frente al resto del mundo no ha hecho más que aumentar -y en algunos casos de forma espectacular (China)- es un dato, no una opinión.

El problema es que se ha pasado. Para empezar, algo habrá hecho mal cuando la bolsa norteamericana ha llegado a perder de una tacada 10 billones de valoración. Y quién sabe lo que habría pasado si no hubiera reducido la presión anunciando una tregua.

La bolsa norteamericana ha llegado a perder de una tacada 10 billones de valoración

Y decir, como ha dicho su secretario del Tesoro, que en bolsa solo invierten los ricos es, aparte de un alarde de populismo, una estupidez integral. Sobre todo dicho en EEUU, donde la mayoría del ahorro está en fondos de inversión y de pensiones privados, que invierten gran parte de su patrimonio en bolsa. Y cuyos partícipes ahora se sienten más pobres (y lógicamente consumirán menos).

Pero hay un problema mayor: la pérdida de confianza en el sistema. Trump pretende que la gente fabrique en EEUU para evitar los aranceles, pero montar una fábrica lleva años y supone inversiones muy cuantiosas. ¿Quién toma esa decisión cuando el que está al mando muestra una actitud tan impredecible? ¿Y si luego elimina los aranceles porque ha cambiado de opinión y te pilla con la fábrica a medio construir?

Hay un problema mayor: la pérdida de confianza en el sistema

Y todavía peor: ¿qué confianza puede generar para los inversores un presidente que, como palanca de negociación, es capaz de hacerles perder en un par de días más de un 10% en sus inversiones?

Y no acaba ahí la cosa: la confianza también se ha desplomado entre los consumidores. La encuesta de sentimiento de la Universidad de Michigan está a niveles de la pandemia. Es como para reflexionar: está al nivel ¡de cuando se cerró la economía mundial y se confinó a toda la población!

Porque otra cosa que no ha calculado Trump es que las redes sociales viven de las noticias negativas. En prensa tradicional se dice eso de “no permitas que una buena noticia te arruine un buen titular”. En las redes podría sustituirse “noticia” por post o tuit.

Muchos estadounidenses no entienden de qué va el tema de los aranceles, pero han leído en Instagram o en X que pueden hundir la economía. Y da igual que sea cierto o no: lo importante es que se ha viralizado. Y en el mundo actual solo es verdad lo que se viraliza.

Para qué vas a invertir en Apple si no sabes si un iPhone va a costar el doble y van a disminuir dramáticamente las ventas

Aunque los burócratas europeos probablemente desaprovechen la ocasión para reducir regulaciones y transmitir una actitud amistosa hacia empresas e inversores, a poco que lo hicieran podrían convertir el mercado europeo en un serio competidor para los EEUU.

Incluso aunque no hagan nada por hacer atractivas las bolsas europeas, la enorme transferencia de dinero que planean desde los contribuyentes hacia las empresas de armamento e infraestructuras supone por sí sola un atractivo.

¿Para qué vas a invertir en Apple si no sabes si un iPhone va a costar el doble y van a disminuir dramáticamente las ventas, cuando los burócratas europeos van a invertir 800.000 millones en armamento y Alemania va a gastar billones en infraestructuras y economía verde?

Está bien negociar duramente. Probablemente, nadie le habría hecho caso a Trump si no hubiera dado un puñetazo en la mesa. Pero una cosa es dar un puñetazo en la mesa y otra dar una patada al tablero.

Seguramente EEUU se va a embolsar mucho dinero en aranceles, pero ya veremos si le compensa la inseguridad inversora y jurídica que ha creado en el que era el país más sólido desde el punto de vista de la inversión y la seguridad jurídica.

Por no hablar del dinero que va a dejar de ingresar vía impuestos si mete a EEUU en una recesión. Porque, aunque Trump parezca haberlo olvidado, cuando hay recesión disminuye la recaudación. Y todo esto, que se hace para reducir el déficit fiscal, no habrá servido para nada. Bueno, sí: habrá servido para perder la confianza de consumidores, empresarios e inversores.

***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.