Volodímir Zelenski y Donald Trump, este viernes en la Casa Blanca.

Volodímir Zelenski y Donald Trump, este viernes en la Casa Blanca.

Opinión

Un baño de realidad geopolítica y empresarial

Publicada

Para entender la política internacional, resulta crucial analizar la acción política de Donald Trump. Al asumir la presidencia de EEUU, lidera una potencia mundial que se enfrenta a dos potencias revisionistas: China y Rusia, que buscan reconfigurar el orden internacional en su favor.

En este contexto, la fuerza ha emergido como el principal patrón de conducta en la competencia entre estas naciones. Su lucha por la hegemonía política tendrá repercusiones directas sobre otros Estados y, en consecuencia, influirá en la actividad empresarial global.

El sector empresarial debe aprender a navegar y surcar las olas de la política internacional. Para ello, no solo requiere información, sino también olfato estratégico. Donald Trump, en su afán de recuperar la iniciativa en el ámbito global, implementa una política que combina exigencia y presión.

Utiliza la estrategia BATNA (Best Alternative to a Negotiated Agreement), enfocándose en identificar la mejor alternativa en cada negociación. Su objetivo no es necesariamente alcanzar un acuerdo, sino más bien condicionar la acción de las partes involucradas, generando un escenario favorable para sus intereses. Una puesta en escena en línea con su libro The Art of the Deal.

Las nuevas coordenadas políticas estarán determinadas por la fuerza y la energía. Las grandes potencias buscarán redefinir mapas y alianzas en función de estos factores. El control de puertos y estrechos se intensificará, como está ocurriendo con el canal de Panamá, así como la disputa sobre el cambio de nombre del Golfo de México al Golfo de América o Groenlandia.

El sector empresarial debe aprender a navegar y surcar las olas de la política internacional

Tampoco podemos pasar por alto el futuro del Ártico o el Golfo Pérsico. Estas potencias marcarán la pauta para las acciones de otros Estados, sin que ninguna de ellas quiera mostrar desesperación al firmar acuerdos. La competencia entre ellas será perpetua, y es poco probable que ninguna logre configurar un nuevo liderazgo global. Sin embargo, cada una de ellas buscará incrementar su poder y no dudará en aprovechar cualquier oportunidad para alterar las reglas de juego.

Trump ha llegado para reemplazar la política tradicional, y tanto empresas como políticos deberán ajustarse a este cambio. Esta adaptabilidad requiere estar siempre alerta y ser conscientes de los eventos globales. Saber priorizar, asumir sacrificios y buscar oportunidades. Solo de esta manera será posible tomar las decisiones correctas. 

En el contexto de la guerra en Ucrania y Gaza, Donald Trump busca que las partes involucradas dejen de ser un obstáculo y se conviertan en una parte activa de la solución. Su objetivo es reducir frentes para poder concentrarse en el verdadero desafío que representa China.

En cuanto a las relaciones entre ambos gigantes, existen dos posibles escenarios: confrontación o convivencia. Trump ha puesto en marcha la amenaza arancelaria como una estrategia para recuperar y abrir nuevos mercados y desplazar a su competidor asiático. 

Esta estrategia, clave y en muchos casos temporal, busca forzar a los países amenazados a priorizar a Estados Unidos como su principal socio comercial, a la vez que debilita las relaciones de China con el resto del mundo. Además, Trump no pierde de vista el panorama global y celebra la inversión de 100.000 millones de dólares de TSMC, la empresa taiwanesa líder en semiconductores, en suelo estadounidense, lo que refuerza su apuesta por liderar la batalla por el futuro de la industria tecnológica y la competitividad global.

Trump ha puesto en marcha la amenaza arancelaria como una estrategia para recuperar y abrir nuevos mercados y desplazar a su competidor asiático

En el horizonte, la incógnita pasa por otros dos conflictos. Hoy en día, Trump no responde sobre sus intenciones en caso de una invasión china de Taiwán, ni tampoco con respecto al programa nuclear de Irán. Estos dos focos estarán en la agenda de Trump a medida que va asentándose su estrategia. Cualquier acción en Asia o en Oriente influirá en los mercados y las cadenas de suministro.

Ante nosotros se presenta la oportunidad de fortalecer nuestras democracias, ejerciendo el poder de decisión colectivo para corregir errores del pasado y consolidar nuestra resiliencia. Para alcanzar objetivos políticos y empresariales, será necesario no solo adaptarnos, sino ser audaces.

Las predicciones y las promesas, en realidad, reflejan el miedo subyacente ante un abismo que solo podremos sortear a través de la acción. Para ello es importante priorizar el contexto y la estrategia. En este periodo de feroz competencia entre gigantes, tenemos la oportunidad de consolidar nuestros principios democráticos como sociedad y reforzar nuestra autonomía estratégica empresarial. De lo contrario, corremos el riesgo de convertirnos en meros espectadores de un mundo cada vez más competitivo y vertiginoso. 

*** Daniel Bashandeh es analista político especializado en Oriente Medio e Irán.