La presidenta del BCE, Christine Lagarde. Reuters
Como estaba previsto, este jueves el Banco Central Europeo ha vuelto a bajar los tipos de interés hasta el 2,5%, el nivel más bajo en dos años. Esta nueva rebaja confirma el giro de política monetaria que Fráncfort viene anticipando desde hace meses, una vez superado el impacto inflacionario inmediato derivado de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Pero, más allá de sus consecuencias macroeconómicas, cabe preguntarse: ¿qué consecuencias tendrá para el mercado de fusiones y adquisiciones (M&A)?
La reducción de los tipos de interés ha demostrado ser un estímulo significativo para el mercado de M&A. El acceso más asequible a la financiación permite a empresas y fondos de inversión disponer de los recursos necesarios para cerrar operaciones, un aspecto crucial tras varios años de actividad contenida debido a la incertidumbre económica global y el elevado coste del crédito.
Esta decisión del BCE refuerza una tendencia ya observada en los últimos meses: las compañías están retomando sus estrategias de adquisición con una perspectiva más optimista y un horizonte financiero más despejado.
El capital privado (private equity) se erige como un actor clave. Estos fondos han acumulado durante años un volumen considerable de capital no invertido, conocido como dry powder, que ahora pueden movilizar con mayor facilidad. La disponibilidad de este capital, combinada con tipos de interés más bajos, intensificará la competencia por los activos más atractivos del mercado, lo que podría derivar en un aumento de las valoraciones y beneficiar a los vendedores.
Además, la bajada de tipos eleva el coste de oportunidad de mantener efectivo inmovilizado, lo que incentiva a las empresas con reservas de liquidez a desplegar sus recursos estratégicamente, ya sea mediante adquisiciones o inversiones internas. Generando un entorno particularmente dinámico para el M&A.
Crecimiento inorgánico
El crecimiento inorgánico, a través de fusiones y adquisiciones, sigue siendo una herramienta esencial para muchas corporaciones. Tras años de tipos elevados y un entorno incierto, este nuevo escenario monetario abre nuevas oportunidades.
En este contexto, las grandes empresas adoptan una postura más proactiva, explorando oportunidades para ampliar su presencia geográfica, ingresar a mercados emergentes o integrar tecnologías innovadoras. La combinación de deuda asequible y capital propio ofrece una flexibilidad financiera que minimiza el impacto en los balances, permitiendo estructurar operaciones ambiciosas y sostenibles, favoreciendo tanto adquisiciones como expansión interna.
Sectores como el tecnológico y el farmacéutico están particularmente activos. Para estas industrias, adquirir empresas especializadas representa una vía rápida para fortalecer su posición competitiva, diversificar sus fuentes de ingresos y captar nuevos segmentos de clientes. Este enfoque no solo acelera el desarrollo interno, sino que también les permite responder con agilidad a las demandas de un mercado en constante evolución.
En el caso de España, el panorama es especialmente prometedor. La economía cerró 2024 con un crecimiento del PIB del 3,2%, situándose a la cabeza de la zona euro, reforzando su atractivo como destino para el capital extranjero. Sectores como tecnología, salud e industria están captando la atención de inversores internacionales, y el tejido empresarial español, con un peso significativo de empresas familiares, está viviendo un momento de inflexión. La falta de relevo generacional en muchas de estas compañías está llevando a sus propietarios a considerar la venta como una alternativa viable.
En un mercado con mayor liquidez y valoraciones al alza, 2025 podría ser el año idóneo para estructurar estas transacciones y garantizar la continuidad de los negocios bajo nuevos propietarios.
Buenas noticias para los vendedores
Y ahora se reafirma este escenario que es muy positivo para los que quieran vender sus activos. Con un acceso más fluido a la financiación, fondos de inversión bajo presión para desplegar su capital acumulado y empresas enfocadas en el crecimiento inorgánico, todos los indicadores apuntan a que 2025 podría ser uno de los años más activos de la última década.
Uno de los obstáculos tradicionales del mercado de M&A, la brecha entre las expectativas de los vendedores y la disposición de los compradores tiende a reducirse en este entorno. Los adquirentes, con mayor margen financiero, pueden asumir valoraciones más elevadas, lo que facilita el cierre de acuerdos que hasta ahora permanecían en suspenso.
Desde el punto de vista de los vendedores, las condiciones actuales ofrecen un escenario inmejorable. Mayor demanda de activos, impulsada por la liquidez disponible en fondos y corporaciones, fortalece su posición negociadora. La competencia entre compradores se traduce en ofertas más atractivas y estructuras de transacción que maximizan el valor de los activos en venta. Este dinamismo beneficia especialmente a empresas que buscan capitalizar sus logros en un mercado favorable.
El capital privado seguirá desempeñando un papel central. En 2025, los fondos disponen de capital ocioso y enfrentan plazos límite para invertirlo, lo que intensifica su actividad en el mercado. Esta presión acelera las operaciones y genera una mayor competencia por los activos estratégicos, elevando las valoraciones y creando oportunidades para los vendedores.
Aunque el mercado no está exento de desafíos, como la persistencia de ciertas tensiones geopolíticas o la necesidad de adaptarse a cambios regulatorios, la combinación de liquidez abundante, costes financieros reducidos y un entorno macroeconómico más estable sienta las bases para un resurgimiento sostenido del M&A.
Para las empresas y los inversores que sepan interpretar este momento y actuar con visión estratégica, 2025 representa una oportunidad única para consolidar su crecimiento, fortalecer su posición en el mercado y aprovechar un ciclo de transformación que podría redefinir el panorama empresarial en los próximos años.
***David Martínez es socio director de M&A de Baker Tilly.