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Opinión

Los purines, un problema recurrente

Jorge Tinas Gálvez
Publicada

Hace unos años saltó a los medios la sanción de la UE al Estado Español por el incumplimiento de la Directiva 91/676/CEE, para protección de las aguas de la contaminación por nitratos procedentes de fuentes agrícolas y ganaderas.

Se adoptaron medidas normativas trasponiendo la citada Directiva, mediante el RD 261/1966 y su posterior modificación con el RD 47/2022. No obstante, la situación no ha mejorado en estos años dando lugar a que se mantengan  las sanciones por los reiterados incumplimientos.

Por ello, parece conveniente volver hoy al análisis del problema, porque tras la reciente publicación del estudio "Seguimiento de la Directiva 676", que recoge un exhaustivo análisis de la situación de las aguas superficiales y subterráneas en España, durante el cuatrienio (2020-2023), las conclusiones  del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITERD) son que la situación no solo no ha mejorado sino que incluso ha ido empeorando.

Una planta de biometano nunca será justificable usando exclusivamente purines de porcino.

El aumento de la superficie de las Zona Vulnerables a los nitratos (ZVN) ha alcanzado en alguna Comunidad, como Aragón, el 169% desde 2019. Viéndose algunos territorios afectados con valores superiores  al 40%, sobre la superficie total del suelo, caso de Castilla la Mancha y Cataluña.

Una de las causas de esta situación, aunque no la única, tal como señala el estudio, es el nitrógeno procedente de los excrementos de la cabaña ganadera, especialmente del sector porcino.

Es bien sabida la importancia económica de este sector en la economía agraria española, como primer productor y exportador europeo y cuarto a nivel mundial. Esta importancia se ha puesto de manifiesto en la valoración que dio el Gobierno a la posible crisis que hubiera supuesto para nuestro país un deterioro de las relaciones comerciales de la exportación de cerdo a China. Siendo por tanto, un sector tan relevante económica y socialmente, sus esfuerzos de mejora y prestigio no deben verse empañados por causa de la insuficiente gestión de los purines.

No puede olvidarse que la cabaña de porcino supera las 40 millones de cabezas, que producen unas 50 millones de toneladas al año de purín y que éste está compuesto de 95 partes de agua, con una elevada  presencia  de nitrógeno (6Kg/m3 purín).

El procesado de nitrógeno de origen porcino con plantas de biogás es aún inexistente, salvo en Cataluña, que según el estudio son 0,25 kt /año.

Como en las ZVN la limitación de vertido de purín está limitada a 170KgN/año y Ha, en aquellas comarcas con alta concentración ganadera en las que hay miles de cabezas, la superficie necesaria para cumplir con los requerimientos de la normativa es inmensa y en muchas ocasiones inviable.

Al analizar los datos del estudio del MITERD se comprueba cómo la superficie que podría considerable "estercolable", en relación con la total de ZNV en cada CCAA, es insuficiente, llegando al caso límite de Cataluña en la que no alcanza ni el 50%. Esto determina la existencia de unos excedentes de purín que deben ser tratados y no pueden ser aplicados directamente en la agricultura. Aún no siendo fácil establecer la cantidad de purines excedentarios, se viene estimando en unas 7 millones de toneladas, concentradas en aquellas zonas de mayor intensidad ganadera.

Desde los años 90, ante el problema de contaminación por nitratos se han venido intentando diversas soluciones técnicas, incluidas la digestión anaerobia, pero las escasas ayudas a este procedimiento, a diferencia de otros países de Europa, hicieron que esta opción quedara en testimonial. Finalmente la Administración buscó una alternativa con la aprobación del RD 2818/1998, que establecía una prima para las cogeneraciones que trataran purines. Mediante esta solución y las modificaciones normativas posteriores llegaron a operar 29 plantas, que desde el año 2000 han contribuido con eficacia a paliar parte del problema en las zonas más críticas del país.

Muchos ambientalistas, interesados en este problema, como en los derivados del cambio climático y la necesidad de la descarbonización de la energía, desde distintos foros y organizaciones, desde hace años, venimos propugnando la necesidad de fomentar la biodigestión de los residuos y subproductos orgánicos de los que el país dispone en abundancia, como fuente de energía renovable, porque nuestro retraso frente a Europa es muy notable.

El día 1 de enero han dejado de operar dos plantas de tratamiento de purines, que procesaban 100.000 t/año cada una, en zonas de Cataluña que, precisamente, presentan la mayor concentración de purines de Europa.

Finalmente tras la aprobación del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC 2021-2030), en el año 2022 se publica la Hoja de Ruta del Biogás que mediante el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) activa las ayudas para proyectos de biogás. Lo que no se ha hecho en decenas de años, quiere ahora alcanzarse de manera urgente y en ocasiones de forma poco meditada y aquí entran en juego los purines, que como se ha citado son millones de toneladas.

Se han planteado más de un centenar de proyectos, destinados la mayoría a la generación de biometano para inyección en red de gas o usos diversos y para ello se propugnan plantas que hagan uso de cantidades importantes de purín cuya disponibilidad es fácil y abundante y aquí empieza la reflexión a la que hemos de llegar.

Para que un proyecto de biometano, que es un objetivo esencialmente energético, sea viable, en razón de la inversión deben alcanzarse producciones mínimas ente 20 y 40 GWh/ año. Dada la escasa capacidad de producir biogás de los purines, la cantidad de los mismos que se puede incorporar al digestor es limitada y cuanta mayor cantidad se use mayores serán las necesidades de tratamiento del digerido debido a su alto contenido en nitrógeno, especialmente si la planta está en una ZNV, esto significa que una planta de biometano nunca será justificable usando exclusivamente purines de porcino.

De acuerdo con las grandes cantidades de purines generadas en algunas zonas, para tratarlos y contribuir de una forma notable a la solución del problema serán necesarias decenas de plantas. Por ello, algunas CCAA están desarrollando planes de promoción, pero hasta la fecha el procesado de nitrógeno de origen porcino con plantas de biogás es aún inexistente, salvo en Cataluña, que según el estudio son 0,25 kt /año.

El aumento de la superficie de las Zona Vulnerables a los nitratos (ZVN) ha alcanzado en alguna Comunidad, como Aragón, el 169% desde 2019.

A la vista de las dificultades sociales que están apareciendo para el desarrollo de los proyectos, la necesidad de garantizarse otros residuos que no sean purines y los largos plazos de tramitación, nos hacen pensar que la disponibilidad de las instalaciones de biogás necesarias para dar una solución real a los nitratos no pueda serlo a corto plazo.

En este contexto, aparece la notica de que desde el día 1 de enero han dejado de operar dos plantas de tratamiento de purines, que procesaban 100.000 t/año cada una, en zonas de Cataluña que, precisamente, presentan la mayor concentración de purines de Europa. Estas plantas han parado su operación al haberse cumplido el plazo establecido en la normativa para su vida útil, pero las necesidades ambientales de las comarcas en las que están ubicadas, en las que las aguas están contaminadas y ante la ausencia de suelos agrícolas disponibles para la aplicación de los purines, parece razonable la necesidad de buscar una solución transitoria para la continuidad de su funcionamiento. 

Para ello, desde ADAP, asociación empresarial en la que están encuadradas, tanto estas como todas las demás plantas con cogeneración, se está  planteando a la Administración una alternativa complementada con plantas de biogás que permita esa continuidad.

Ante la demostrada eficacia de estas plantas para paliar el problema del nitrógeno en las zonas más críticas del país y la urgencia de resolverlo, sería deseable encontrar la vía administrativa que permita una salida viable, tal como solicita el propio sector ganadero. Porque parece contradictorio que cuanto más necesitamos solventar la situación se vayan cerrando soluciones existentes.

*** Jorge Tinas Gálvez, asesor ambiental y director de Estrategia de Green Cross España