Donald Trump en la Super Bowl.

Donald Trump en la Super Bowl. Reuters

Opinión

Ya ha llegado Trump, ¿cómo gestionamos nuestras inversiones?

Ángel Olea
Publicada

El 2025 ha empezado más movido que un 2024 que ha sido positivo y todas las miradas están puestas en las medidas que implemente el nuevo gobierno de Donald Trump, que podrían, entre otras cosas, provocar presiones inflacionistas.

En un entorno global en el que las tasas de interés se están estabilizando, la inflación se encuentra en retroceso, aunque todavía esté presente, y la volatilidad parece haberse instalado como una constante que se mueve a golpe de titulares, las preguntas que muchos inversores se hacen son: ¿cómo enfrentarse al 2025 sin perder el rumbo? ¿Qué hago con mi cartera en este entorno? ¿Invierto en renta fija, o mejor en bolsa en compañías tecnológicas? ¿Debería incluir Private Equity en mi cartera de inversión?

Los mercados se mueven por expectativas, no por certezas. Hace solo unos meses, las previsiones apuntaban a una Reserva Federal más agresiva con las bajadas de tipos, pero ahora, con Trump en la Casa Blanca, la posibilidad de bajadas fuertes se ha reducido.

Mientras tanto, el incremento de las tires de los bonos de gobierno ha provocado pérdidas en muchas carteras mixtas. La inversión en tecnología se vuelve más compleja: ¿las magníficas pueden mantener ese ritmo o conviene fijarse en otro tipo de compañías?

En este contexto, se vuelve más relevante que nunca tener claro que la inversión es una herramienta dentro de nuestro proyecto biográfico y que, por tanto, debe estar alineada con este.

Y es imprescindible recordar algunas cuestiones básicas para tomar buenas decisiones de inversión: la importancia del plazo, la diversificación y la robustez de las carteras; la paciencia y, sobre todo, la humildad del inversor, porque si algo sí sabemos es que no podemos predecir el futuro.

La inversión que más éxito tiene es la que se adapta a los planes de cada persona, más allá de las modas, las tendencias o los movimientos a corto plazo. 

La inversión en tecnología se vuelve más compleja en un contexto en el que el incremento de las tires de los bonos ha provocado pérdidas en carteras 

La paciencia ha demostrado ser una virtud clave en los mercados financieros. Aunque los titulares se centren en los movimientos diarios de los precios de los activos y traten de dar una explicación a cada uno, los inversores con una perspectiva a largo plazo tienen la capacidad eliminar parte del ruido y enfocarse en los fundamentos.

Esto no quiere decir que no haya que estar en el día a día de la gestión, pero es fundamental no perder de vista el largo plazo y entender que el market timing puede ser peligroso.

El inicio de 2025 nos recuerda que los ciclos económicos y los mercados no responden a calendarios, sino a dinámicas complejas que requieren tiempo para desarrollarse.

El ajuste de los mercados tras un 2024 en el que las grandes tecnológicas y el mercado estadounidense han sido los claros ganadores, pone de manifiesto el riesgo para nuestras carteras y nuestro proyecto biográfico de poner la mirada en el corto plazo.

Los ciclos económicos y los mercados no responden a calendarios

El contexto geopolítico añade una capa adicional de complejidad a la gestión de las inversiones. Los conflictos en Europa y Oriente Próximo siguen sin resolverse, y su influencia en los precios de la energía y las materias primas genera incertidumbre en sectores clave.

La desaceleración del comercio global, acentuada por las tensiones entre China y Estados Unidos, es otro factor que obliga a los inversores a ser cautelosos. La globalización que conocemos está cambiando, y con ella, las dinámicas económicas que hemos dado por sentadas durante décadas.

No hay estrategias infalibles, pero en Abante nos parece fundamental entender que la incertidumbre es parte del proceso. Warren Buffett suele decir: “Predecir la lluvia no sale a cuenta, construir el arca sí”. No se trata de adivinar el futuro, sino de prepararse.

Esto implica evitar las apuestas asimétricas y mantener una asignación de activos equilibrada. En un mundo donde las noticias son cada vez más inmediatas y complejas, invertir se parece más a construir un arca que a predecir la lluvia.

Los retos de hoy se convertirán en historias de mañana, y lo importante no será qué sector lideró las subidas, sino si fuimos capaces de seguir construyendo, paso a paso, una estrategia sólida y duradera.

El 2025 será un año más en el que los mercados seguirán moviéndose con su lógica propia, ajena a calendarios y previsiones.

La clave está en mantener la calma, no dejarse llevar por las emociones y recordar que, a largo plazo, las decisiones coherentes y fundamentadas son las que marcan la diferencia. De momento, la temporada de resultados corporativos ha empezado bien y el optimismo está en niveles elevados. 

En el contexto actual, creemos que hay que ser prudentes, gestionar muy bien el riesgo en función de cada tipo de activo (no es lo mismo el riesgo de la renta variable que el de la renta fija, las divisas o el de los mercados privados).

2025 será un año en el que los mercados seguirán moviéndose con su lógica propia, ajena a calendarios y previsiones

En Abante, hemos arrancado el año sobreponderados en renta variable: la bolsa ofrece buenas perspectivas, pero algunas empresas y sectores han subido mucho y consideramos que no es conveniente estar sobrexpuestos a estos porque sus valoraciones y múltiplos son muy exigentes.

En general, preferimos tener la mayor parte de nuestras carteras invertidas en empresas de calidad, tanto en renta variable como en renta fija.

***  Ángel Olea, socio y director de Inversiones de Abante