Dos mujeres con bolsas tras comprar en las rebajas

Dos mujeres con bolsas tras comprar en las rebajas EP

Opinión La máquina invisible

Satisfycing

El gran negocio de vender “la suficiencia” en la “abundancia”.

María Millán
Publicada

Durante años, el marketing ha estado centrado en la “creación de valor” desde la perspectiva de los clientes. Las empresas han competido ferozmente en calidad, atributos y servicios para diferenciarse. Sin embargo, las marcas más exitosas y rentables hoy en día no buscan ser las mejores, sino ofrecer soluciones satisfycing: productos o servicios lo suficientemente buenos, a precios muy competitivos.

Este cambio de paradigma tiene sus raíces en los avances tecnológicos y logísticos, que han elevado la calidad media disponible en los mercados. Acceder a un buen servicio de WiFi, poseer un móvil con diseño atractivo, comprar una freidora de aire, contratar tratamientos de depilación láser, seguir las tendencias de moda, viajar a las principales capitales europeas o disfrutar de contenido audiovisual personalizado son cosas que, en general, ya están al alcance de la mayoría.

Como consumidores, sabemos que los mercados tienden a “comoditizarse” con rapidez. Los productos y servicios se vuelven universales, y las empresas priorizan el volumen y la rotación por encima de un valor diferencial exclusivo.

Los consumidores menores de 40 años, con un poder adquisitivo más limitado que las generaciones anteriores, han crecido “consumiendo más (experiencias) y poseyendo menos (bienes)”. A esto se suma una mentalidad que prioriza el acceso inmediato al consumo. Este público, menos leal y más pragmático, encuentra en las soluciones satisfycing la respuesta ideal para sus necesidades.

A nivel global, estudios de mercado indican que el 64% de los consumidores buscan productos que “cumplan sus expectativas” en vez de “superarlas” cuando consideran calidad-precio.

Los productos y servicios se vuelven universales, y las empresas priorizan el volumen y la rotación por encima de un valor diferencial exclusivo

Generar negocios altamente rentables en este contexto no implica reinventar la rueda ni apelar a la diferenciación extrema. Cuanto menos deba reflexionar un cliente sobre su elección, más sencilla será la conversión.

Ante productos comparables, el éxito depende de alcanzar un buen encaje con el mercado y luego enfocarse en la penetración, el volumen y la repetición. La familiaridad con la marca, se logra a partir de la visibilidad ubicua y en la repetición constante del nombre, recupera relevancia, como en los antiguos tiempos de la publicidad masiva.

Al igual que no nos cuestionamos demasiado al pedir un satisfycing sándwich de jamón y queso en un bar, tampoco queremos complicarnos al comprar un patinete eléctrico o elegir una tarifa de internet. La simplicidad en la toma de decisiones es clave.

Las marcas, por su parte, han adaptado su discurso. El lujo aspiracional, la diferenciación artesanal o la exclusividad poética tienen ahora menos peso entre el público general. En su lugar, incluso las empresas más sencillas encuentran formas de conectar emocionalmente, posicionándose como símbolos de pertenencia a una “tribu”.

Hoy, con nuestras compras satisfycing, apoyamos valores como la sostenibilidad, la inclusión y la ética en las cadenas de suministro. Este discurso íntimo, aunque con tintes exhibicionistas, busca transmitir cuidado de las personas y transparencia en una oferta asequible y accesible, libre de rincones oscuros.

El lujo aspiracional, la diferenciación artesanal o la exclusividad poética tienen ahora menos peso entre el público general

Las soluciones satisfycing están en todas partes. Incluso Tesla está viendo como la marca china Byd está penetrando su mercado. Mientras Tesla representa la innovación de vanguardia, BYD ha conquistado una porción significativa del mercado gracias a vehículos eléctricos más asequibles y funcionales. Este enfoque satisfycing le ha permitido competir incluso en mercados premium, priorizando el volumen por encima del nicho.

También en las redes sociales, la lógica satisfycing impregna nuestras propias interacciones. Buscamos publicar fotos, comentarios o vídeos que logren “los suficientes likes”, sin mayores pretensiones.

Nos contentamos con un reconocimiento básico, una interacción rápida y sin profundizar demasiado. Priorizamos intercambiar iconos y guiños digitales, ante risas y abrazos cómplices, cara a cara.