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Opinión

Los servicios siguen dibujando el crecimiento regional

Giancarlo Carta Pep Ruiz
Publicada

En 2024, la economía española ha mostrado una dinámica positiva impulsada por el consumo interno y el turismo, lo que también introdujo heterogeneidad en la evolución a nivel regional. Como consecuencia, en general fueron las comunidades del Mediterráneo y las islas las que volvieron a liderar el crecimiento el pasado año.

Las previsiones para 2025 y 2026 de BBVA Research apuntan a una desaceleración, condicionada por la evolución de la industria, los riesgos exteriores sobre el comercio internacional, la capacidad del sector turístico para continuar creciendo y la reducción del déficit público en línea con los compromisos adquiridos con Bruselas. Trasladado al ámbito de las comunidades autónomas, esto implicará que el peso del crecimiento se podría desplazar hacia regiones menos enfocadas a la producción de servicios, con mayor espacio fiscal, ubicadas en el norte.

Como ya había sucedido en 2023, 2024 volvió a ser un año de fuerte crecimiento que de hecho rompió las expectativas con un avance del PIB del 3,2%. Cabe destacar que la normalización de los precios energéticos y de los insumos agrarios, las ganancias mejoras de poder adquisitivo asociadas, junto con el aumento de la inmigración, y una política de gasto expansiva impulsaron la demanda interna, a la que se añadió un fuerte dinamismo de los flujos turísticos. Baleares, Canarias, Madrid y Cataluña fueron las que más se beneficiaron, lo que les permitió liderar el avance del PIB.

En el grupo de crecimientos por encima del 3,0% entraron también Murcia, Andalucía y Castilla-La Mancha. Si bien el impulso del turismo externo fue inferior en estas regiones, la menor intensidad de la sequía -que se ha ido corrigiendo ya en casi todo el territorio- permitió que el sector agrario comenzara otra vez a contribuir positivamente al crecimiento.

El contrapunto a este comportamiento lo dio la industria, que, en general, no cumplió con las expectativas de recuperación que podían apuntarse con los datos de inicio del año. Castilla y León y Galicia fueron la excepción, ya que la producción de automóviles permitió contribuciones positivas del sector industrial al PIB. Sin embargo, un comportamiento de las exportaciones de bienes menos vigoroso, limitado por la debilidad de las grandes economías europeas, frenó el empuje en Navarra, Aragón y, en particular, en el País Vasco.

Castilla y León y Galicia fueron la excepción, ya que la producción de automóviles permitió contribuciones positivas del sector industrial al PIB

Finalmente, en la Comunitat Valenciana la dana de finales de octubre, dejando aparte la invaluable pérdida de vidas humanas, causó daños en el capital físico por un importe superior al 1% del PIB español, según BBVA Research. Esto explica que, pese a que los factores antes comentados beneficiaban a las comunidades mediterráneas, la Comunitat Valenciana sea la única región cuya previsión de crecimiento para 2024 se revisa a la baja. Pero la incipiente reactivación de la actividad debería consolidarse con la llegada de ayudas.

En diciembre de 2024, los afiliados o el gasto ya habían recuperado los niveles que se hubieran alcanzado en ausencia del fenómeno climático, lo que en parte se explica por las ayudas que ya han llegado (más de 1.300 M€) a las que habrá que añadir las aprobadas aunque todavía en trámite, hasta alcanzar 16.600 M€, equivalentes al 11,8% del PIB regional.

La progresiva llegada de estas ayudas a lo largo de este año y la necesidad de recuperar y modernizar el capital físico, no sólo de los hogares sino también el productivo, explica que la Comunitat Valenciana pueda mantener un crecimiento en el entorno del 2,7% en 2025 y 2026, situándose así entre las regiones líderes. En cualquier caso, esto dependerá de la rapidez y eficacia de las medidas.

Fuera de la excepción de la Comunitat Valenciana, la fortaleza con la que el turismo finalizó el año pasado, las bajadas de tipos de interés, y el aumento de los salarios y el empleo siguen apoyando el crecimiento en las regiones del Mediterráneo y las islas, pero estos impulsos serán menos intensos que en los años anteriores. Adicionalmente, en las zonas más turísticas comienza a notar los efectos de acercarse a los límites de capacidad.

Como consecuencia, progresivamente la contribución del turismo al crecimiento se irá reduciendo, en particular en las comunidades más especializadas en este. La situación hídrica actual, salvo excepciones en Murcia y el sureste de Andalucía, es mejor que en años anteriores, lo que posibilitará normalizar la actividad del sector primario y de la industria agroalimentaria.

La Comunitat Valenciana pueda mantener un crecimiento en el entorno del 2,7% en 2025 y 2026

Por su parte, apoyada por los fondos NGEU y los tipos de interés más bajos, y con las empresas ante la necesidad de reponer y adaptar el capital productivo a los nuevos retos, la inversión en bienes de equipo e intermedios debería empezar a recuperarse. No obstante, esta mejora se produciría en un contexto de menor dinamismo del comercio internacional, y con mayores riesgos, en particular los asociados a los aumentos de aranceles o políticas restrictivas que puede poner en marcha la administración Trump y su impacto, no tanto directo para las empresas españolas, como indirecto a través del comercio con las economías de Alemania, Francia, Reino Unido o Italia.

Como consecuencia de lo anterior, las comunidades insulares, afectadas por los problemas de oferta en el turismo, como la falta de vivienda asequible que limita la disponibilidad de mano de obra, podrían ver ralentizado en mayor medida su crecimiento. En las regiones mediterráneas, la mayor actividad en la agricultura (en las del sur) y en menor grado en la industria y otras actividades de servicios (en Cataluña o también en Madrid) podrían hacer que esta desaceleración no sea tan intensa.

Finalmente, la recuperación que debería producirse en las comunidades más volcadas en la actividad industrial se verá apoyada por tipos de interés y costes de insumos, como el petróleo, más bajos, pero la recuperación de la economía europea, necesaria para sus exportaciones, no acaba de consolidarse. Ello, por un contexto de mayor incertidumbre global, de riesgos sobre el comercio y de una demanda que puede desviarse hacia bienes en los que Europa se enfrenta a una competencia exterior creciente, como el vehículo eléctrico.

En definitiva, los cambios en el mapa del crecimiento regional son más lentos de lo que se podía anticipar. En resumen, sin cambios relevantes en los factores que definen el crecimiento de las diferentes comunidades autónomas, aunque la esperada mejora relativa de la mitad norte no sea tan intensa como se preveía hace unos meses.

***Giancarlo Carta y Pep Ruiz, BBVA Research.