"It’s really just a question of your honesty", Neil Peart.

El Gobierno y Yolanda Díaz se han lanzado contra Antonio Garamendi por sugerir que los asalariados cobren su salario íntegro, incluidas todas las cotizaciones sociales, y paguen todos los impuestos al trabajo directamente. Sería la forma lógica de que cada ciudadano entienda “cuál es el coste real de los salarios en España”. No es una propuesta nueva ni sorprendente, pero ha generado toda una reacción verbalmente violenta desde el Gobierno.

Sorprende la virulencia de la respuesta de los partidos de izquierda y del Gobierno ante una propuesta que sólo supone dar transparencia al mercado laboral. Todo ello nos indica dos cosas: Tienen mucho miedo a que el ciudadano sepa cuánto es su salario completo y cuánto le detraen en impuestos y quieren mantener la narrativa del malvado empresario cuando los asalariados ven que con su sueldo neto no llegan a fin de mes.

¿Qué es lo que han dicho los representantes gubernamentales? Alucinen.

Yolanda Díaz afirmaba que “Es imprudente que un líder empresarial tan importante se deje secuestrar por discursos más propios de Milei o de Trump, pero debe saber que este Gobierno camina en la dirección contraria.” Si querían ustedes una demostración de que el objetivo del Gobierno es esconder el coste total del salario y utilizar al empresario como demonio de su propaganda, aquí lo tienen, incluida acusación ad hominem identificando a Garamendi con políticos detestados por la patulea de la izquierda plañidera.

En TVE un periodista afirmaba “el objetivo es acabar de romper el Estado social surgido de 1945”. Ah, ¿sí? O sea, que el asalariado sepa cuál es su salario total y cuánto le detraen va “contra el estado social”. Pues no debe ser tan social cuando hay que esconder una gran parte de los impuestos al trabajo para mantenerlo.

¿Qué es lo que han dicho los representantes gubernamentales? Alucinen.

Pablo Bustinduy afirmaba: “También pueden cobrar todo lo que producen y luego pagarles la plusvalía a los empresarios. Eso sí que aclararía las cosas”. Fascinante, ¿quiere el ministro de Sumar que les paguen todo lo que producen? Supongo que con ello también se les deduzca el coste de producción, el capital circulante y el coste de capital más los impuestos a la producción. Es decir, va a pagar salarios negativos en centenares de miles de empresas.

Por supuesto, el elenco de la secta del robo al contribuyente ha saltado como un resorte ante la propuesta de Garamendi y el reciente informe “Impuestómetro” del Instituto Juan de Mariana, que revela que un salario medio en España paga el 50% en impuestos incluidos indirectos, cotizaciones sociales e impuestos a seguros, suministros y ahorro.

Los socios del Gobierno y su cohorte de asesores han sido incapaces de desmontar ese informe y sólo han acudido a la mentira, desviando la atención al afirmar que el estudio hablaba del IRPF y no de todos los impuestos. Efectivamente, el estudio del Instituto Juan de Mariana es muy claro y sus resultados coinciden con los de la OCDE, el FMI y la Tax Foundation.

Por supuesto, ante el éxito del informe del Juan de Mariana y la lógica de la propuesta de Garamendi, se han dicho importantes mentiras.

Han dicho que Garamendi pide que los trabajadores asuman las cotizaciones sociales a cargo de la empresa y eso es falso. Si yo cobro mi salario total y pago todas las cotizaciones sociales e impuestos, el salario neto que percibo es el mismo.

Han dicho que Garamendi incentiva la economía sumergida con esta propuesta. Es falso. Al asalariado se le deducirían las cotizaciones sociales e impuestos, igual que se hace hoy, solo que sabría cuál es su salario completo real.

Esto me recuerda a una vez que en una televisión me pusieron en dúplex con una persona que se quejaba de que no podía vivir con 1.000 euros al mes. Yo le pregunté “¿mil euros brutos o netos?”. La persona no sabía qué responder. “Lo que cobro cada mes en el banco”, me confirmó. Efectivamente, esa persona no sabía que su salario de 1.000 euros netos era en realidad un salario cercano a los 1.900 euros totales.

Y eso es lo que persigue Sumar y el Gobierno, que el ciudadano no sepa cuál es su salario total y, cuando no llegue a fin de mes, culpe al malvado empresario.

Por supuesto, ante el demoledor dato de que un salario medio paga el 50% en impuestos, ha saltado la máquina de propaganda y mentira del Gobierno. Primero, un diario socialista ha publicado que se trataba de un cálculo falso basado en el IRPF y, por supuesto, lo que es falso es el artículo.

Por supuesto, ante el éxito del informe del Juan de Mariana y la lógica de la propuesta de Garamendi, se han dicho importantes mentiras.

El informe lo dice de manera muy clara. “Una renta media en España percibe un salario total real de 34.989 euros, pero a esta cifra hay que descontarle 8.157 euros de cotizaciones a cargo de la empresa y 1.731 euros de contribuciones a nombre del trabajador, así como un IRPF de 3.860 euros y un gasto acumulado por IVA de 1.450 euros. En total, el 43,44 por ciento del salario completo termina en las arcas de Hacienda, debido a estas tres figuras fiscales.

Si a las cotizaciones sociales, el IRPF y el IVA le sumamos el IBI, un trabajador medio paga 15.480 euros cada año en impuestos, lo que supone el 44,24 por ciento de su salario completo”.

Y añade: “A estas cifras hay que añadirle el impacto de las rentas del ahorro (...) la tributación de las primas de seguro (...) los gravámenes que afectan a la compra y uso del automóvil (desde el IVA a los tributos de matriculación y circulación, pasando asimismo por las multas recaudatorias, la normativa WLTP y los impuestos aplicados al combustible) y las exacciones sobre el consumo de alcohol o tabaco. Al considerar todas estas figuras tributarias, el contribuyente medio paga más del 50 por ciento de lo que gana a Hacienda”.

Es increíble que haya voceros del Gobierno que intenten convencer a sus lectores de que los impuestos que pagas en una transacción importante no cuentan (el Juan de Mariana los periodifica y anualiza), que los impuestos indirectos no cuentan, los impuestos a la electricidad o hidrocarburos no cuentan y que las cotizaciones sociales se financian.

El estatismo siempre te quiere convencer de que no cobras lo que realmente cobras y no pagas lo que realmente te quitan.

La ministra Montero lanzó a su vez la máquina de calumniar contra los diputados Juan Bravo (PP) y José María Figaredo (Vox), acusándolos de bulo… mientras difunde el bulo supremo. Ellos hablaban de los impuestos totales “pagados a Hacienda y el Estado” y ella saltó por peteneras con el IRPF. Además, Montero mintió al afirmar que las rentas de 15.800 euros están exentas de IRPF, ya que esa medida estaba contemplada para aprobarse en los presupuestos de 2024 que no se han acordado ni puesto en marcha.

Como no podía ser de otra manera, la maquinaria del Gobierno empezó a decir que las cotizaciones sociales no son impuestos, “¡son nuestras pensiones futuras!” (eso no se lo creen ni ellos) e incluso se leyó en redes que las cotizaciones sociales son “ingresos diferidos” —me parto— o similares a “primas de seguro”—. Si fuera así, la aseguradora, la Seguridad Social, está en quiebra.

Como han explicado varias personas en redes, no sólo la aseguradora estaría en quiebra, sino demandada por incumplimiento de contrato, ya que cambia constantemente los términos de pago, renta y tasa de reemplazo. Si fuera algo similar, habría mercado entre entidades financieras y los hogares de los anticipos de derechos adquiridos.

La realidad se la explica la OCDE, el FMI o la AIReF, que las considera, correctamente, “impuestos al trabajo”. No olvidemos que Escrivá, antes de ser ministro, decía que subir las cotizaciones no era posible porque ya eran seis puntos más elevados que en la media de la OCDE.

La OCDE lo deja claro. “En fiscalidad del salario, el término ‘impuesto’ incluye los impuestos a la renta y cotizaciones a la seguridad social a cargo del empleador y del trabajador” (OECD, Taxing Wages, 2023).

Lo que teme el estatismo plañidero y confiscatorio es que el ciudadano sepa la puñalada fiscal que extrae la mitad de su renta vía decenas de cortes en impuestos directos e indirectos. El único objetivo es crear una sociedad de clientes rehenes dependientes que no sepan qué es lo que cobran ni lo que pagan y, por supuesto, que no lo comparen con los servicios que reciben. 

Si, como afirma el socialcomunismo, los españoles están encantados con los impuestos que pagan e incluso consideran que deberían pagar más, algo que sólo una encuesta de Tezanos puede decir, no tendrían miedo a que el contribuyente sepa todo lo que cobra y lo que paga en impuestos directos e indirectos. El problema es que en el momento en el que el asalariado se da cuenta del expolio fiscal que sufre, se les cae el chiringuito a los redistribuidores de miseria. Por eso reaccionan así.