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La tribuna

La inclusión financiera es poder pagar y cobrar digital

26 marzo, 2024 02:06

Me considero una persona afortunada por haber tenido la oportunidad de iniciar mi carrera profesional, que desde estudiante estuvo motivada por resolver los problemas que estudia la economía como ciencia (la escasez, la pobreza y la desigualdad) en una institución como el Banco Interamericano de Desarrollo, para continuar en Honduras tras el huracán Mitch y unos años más tarde en Bolivia de la mano de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo; y desde 2005 en Afi. 

En aquella primera etapa de finales de los 90 - principios de los 2000 la inclusión financiera se definía casi exclusivamente desde la perspectiva del acceso a la financiación y con un único producto financiero: el microcrédito. Entre los 2000 y 2015 se constató que no todas las personas son emprendedoras, demandan o necesitan financiación, pero sí que todas tienen capacidad de ahorro, por pequeña e irregular que esta sea.

Las políticas de inclusión financiera se centraron entonces en habilitar la apertura de cuentas de ahorro básicas o de expediente simplificado para facilitar el ahorro formal. Los microseguros asequibles también disfrutaron de una eclosión en aquellos años.

Sin embargo, el acto cotidiano que todas las personas realizamos, independientemente de nuestra condición, ubicación, edad o profesión es pagar y cobrar. Un gesto que se sigue realizando mayoritariamente, a nivel global y especialmente en países emergentes y en desarrollo, con dinero en efectivo, por ser este aún hoy el único medio de pago disponible para amplias mayorías de población. 

La tragedia de la pandemia de la Covid-19 vino a demostrar que aquellos países que contaban ya con mecanismos habilitados de forma cuasi universal para realizar de forma digital, por ejemplo, pagos de subsidios, de ayudas de emergencia, de bonos sociales mediante transferencias bancarias o apertura remota de cuentas con medios de pago asociados, fueron capaces de distribuir en tiempo récord un alivio esencial para millones de personas en un momento especialmente complicado

El acto cotidiano que todas las personas realizamos, independientemente de nuestra condición, ubicación, edad o profesión es pagar y cobrar

Contar con mecanismos, sistemas y soluciones de pago de bajo valor eficaces y eficientes es hoy por fin reconocido como el aliado indispensable para aspirar a una inclusión financiera plena. Los pagos como puerta de entrada a la inclusión financiera de personas y empresas.

Son muchas las piezas que necesariamente conforman un ecosistema de pagos digital y universal (o con aspiración y capacidad de serlo): piezas políticas, piezas de negocio y piezas tecnológicas.

Los ecosistemas de pagos son complejos, sistémicos y necesitan mucho cariño para que crezcan y se consoliden. Se han caracterizado hasta fecha muy reciente por ser poco interesantes, atractivos y también opacos. No mucha gente se interesaba por ellos. Ni siquiera las autoridades, que limitaban su responsabilidad a la vigilancia de su buen funcionamiento, en términos de seguridad y firmeza, fundamentalmente. Que fueran modernos, eficientes, asequibles, abiertos a la competencia y a la innovación, es cosa reciente. 

Brasil dejó al mundo con la boca abierta con la solución de pagos instantáneos interoperables Pix, operativa desde 2021. Antes de la revolución que ha supuesto Pix ya funcionaba SINPE móvil en Costa Rica, desde 2015 y también con el Banco Central como administrador; o CoDi de Banxico desde 2019, con menos proyección al menos hasta la fecha. Bizum en España, desde 2016, ha sido una innovación transformacional que ha conseguido cambiar hábitos de pago de millones de personas en muy poco tiempo. En el caso de Bizum, un acuerdo de industria sin intervención de la autoridad que ha habilitado el pago digital entre personas, abocadas antes de su lanzamiento a los pagos en efectivo en ese segmento.

Brasil, con más de 215 millones de habitantes registró en 2022 más de 26.000 millones de pagos con tarjeta y 12.000 millones de transacciones Pix. México, con más de 125 millones de habitantes, registró en 2022 algo más de 4.000 millones de pagos con tarjeta y unos 3 millones de pagos CoDi. En España, con 47 millones de habitantes, fueron 8.400 millones los pagos con tarjeta registrados en 2023 (1.100 millones más que en 2022) y 940 millones de pagos con bizum.

Brasil y España son dos países donde el reinado del dinero en efectivo en los pagos de bajo valor se tambalea, porque, por fin, hay soluciones digitales asequibles y universales para no depender de él.  

*** Verónica López, directora académica del Máster PayTech de Afi Escuela.


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