La toma del 9,9% del capital por el fondo STC propiedad del estado saudí tiene varias lecturas:

  • Telefónica esta barata. Al cotizar entre 3 y 4 euros la acción es una buena inversión en términos de rentabilidad por dividendos y esperanza de plusvalía en el futuro.
  • El fondo STC es un fondo soberano que los saudíes tienen para inversiones estratégicas.
  • Buscan diversificar inversiones para prever la perdida de ingresos por energías fósiles. Para cuando se acaben sus ingresos por petróleo bien por agotamiento de sus reservas o por la sustitución de las energías fósiles por las renovables o verdes.
  • Un gobierno autoritario, como el saudí, no puede dejar de subvencionar a su población y tener inestabilidad social. Necesita prever cómo tener ingresos públicos a largo plazo. STC es una de sus apuestas para ello.
  • En ese caso mientras sus expectativas de rentabilidad se mantengan no tendrán interés en intervenir en el gobierno de la compañía.
  • Pero si alguna vez Telefónica entrase en problemas y no tuviese la rentabilidad adecuada reaccionarían.
  • Podrían hacerlo de dos maneras: a) vendiendo sus acciones en bolsa, agravando la bajada de su cotización y desestabilizando más la crisis; b) pidiendo intervenir en sus órganos de gobierno (Consejo de Administración, Comité de Dirección, etcétera) para corregir decisiones estratégicas que consideren erróneas.
  • Es decir, a medio y largo plazo puede no haber problemas porque lo han comprado bastante barato. A largo plazo es una pérdida de independencia económica por parte de España.
  • Además, ni el Gobierno ni la propia empresa han tenido la información para prever este movimiento. La compra del 9,9% no es ni buena ni mala, depende de lo que ocurra a posteriori. Recordemos que por razones políticas Endesa acabó en manos de una empresa estatal italiana, que lo primero que hizo es desgajar la filial chilena de su matriz española y pasarla a la italiana. Pérdida de poder.
  • Eso indica que este Gobierno no tiene una estrategia respecto a nuestros "campeones empresariales".
  • La manía del Gobierno de coalición PSOE/UP de acosarlos impide el necesario diálogo entre poderes públicos y económicos. Algo que no ocurre en gobiernos como el francés, el italiano, el alemán, el de Estados Unidos... Así nos va. Como nos fue con Endesa.
  • La situación indica que el CNI (Centro Nacional de Inteligencia) no se entera por donde van los vientos en la economía empresarial. La labor de sus analistas en materia de espionaje económico brilla por su ausencia.

La vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos disimula su incompetencia en este aspecto diciendo que somos atractivos para los inversionistas. Es verdad, lo somos porque, no nos engañemos, estamos de saldo.

Entre otras cosas porque el ahorro español esta siendo devorado por la exacción fiscal excesiva para la clase media. No merece la pena ahorrar. Menos aún, si se quiere generalizar el impuesto de Patrimonio. Impuesto de doble imposición sobre el ahorro y por tanto expropiatorio.

Somos atractivos para los inversionistas porque, no nos engañemos, estamos de saldo.

Impuesto propio de un gobierno radical que haría mejor no imponiendo impuestos a la banca y consiguiendo que se pague al ahorro de los depósitos y cuentas corrientes. Se incentivaría el ahorro y el Estado recaudaría lo mismo, o más, por IRPF y otros impuestos, generando un “efecto riqueza” que ayudaría al crecimiento del PIB y la creación de puestos de trabajo.

No hay que demonizar la toma de posesión de inversionistas españoles en nuestras empresas. Lo que si hay que tener es una política respecto a nuestros “campeones empresariales”. Por falta de ella algunos acaban en el extranjero como Ferrovial o parte del negocio del Barça, que, por cierto, también quiere cotizar en la bolsa holandesa sin que el Gobierno haya dicho nada.

La toma de posición de STC en Telefónica y, sobre todo, la forma en que se ha hecho es un síntoma de la incompetencia del Gobierno en materia empresarial.