Energías renovables

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La tribuna

De lo que no hablamos cuando hablamos de energía

, directora de Alterna Energía
5 septiembre, 2023 02:40

No dejamos de leer en los medios día tras día artículos que hablan sobre el precio de la energía. Un dato que parece oscilar de forma permanente, como un funambulista, entre la subida y la bajada, incluso en un mismo día. Con unos datos tan cambiantes, es muy fácil confundir y caer en un análisis erróneo que pone el foco en detalles, sin duda importantes, pero que enmascara de alguna forma el punto de vista del consumidor.

Hacemos girar el discurso y los argumentos alrededor de detalles como que el precio de la energía fue 0,02 euros durante 2 horas el primer sábado de julio, según datos de OMIE, pero no hablamos de que, en realidad, el precio medio para ese mismo día fue de más de 60 euros.

Quizá, para algunos, dos horas al día es suficiente para concentrar toda la energía necesaria para poder afrontar el día. No es mi caso, y estoy segura de que no es el caso de la mayoría de las personas y empresas.

Mi jornada laboral no dura 2 horas al día, y tampoco mis relaciones sociales. Tampoco como una sola vez al día, ni mi móvil o mi coche se cargan en dos horas. Que el precio de la energía durante dos horas un día concreto haya sido de casi 0 euros, es sin duda, un hecho reseñable para el sector, pero por el momento desde el punto de vista de los consumidores, solo se trata de una anécdota, de una excepción, que seguro ha puesto en alerta a muchos inversores y productores de energía, pero que no puede hacer pensar al consumidor que no está pagando por la energía que consume.

Basar el discurso y definir la realidad a partir de una excepción, poniendo el foco únicamente en el punto de vista de los productores, no de los consumidores, puede llevarnos a tener una percepción distorsionada de la realidad del mercado eléctrico de nuestro país.

Cuando se inició la guerra entre Rusia y Ucrania el pasado año vivimos una subida del precio de la energía sin precedentes que obligó a nuestro país y nuestro continente a replantearse la dependencia energética exterior y trabajar para fortalecer la industria propia.

En ese momento, varios países entre ellos España, se alinearon para lograr reducir el consumo de energía, incrementar la producción y así la reducir la dependencia energética de Rusia.

Esta situación provocó un auge de las energías renovables también sin precedentes, principalmente de la fotovoltaica, que ya traía un fuerte impulso gracias a las políticas energéticas de la UE y a los planes de recuperación que se pusieron en marcha tras la pandemia del COVID-20. Es una realidad que el precio de la energía ha caído si lo comparamos con ese momento puntual en el que se disparó. Pero también es una realidad que los consumidores, familias y empresas estamos normalizando unos costes energéticos elevados simplemente por compararlos con un momento puntual.

Según datos de OMIE, el precio medio de la energía el pasado mes de junio, fue de 103,20 €/MWh, un 19,3% superior al mes anterior y un 49,2% inferior al mismo mes del año anterior. De acuerdo, este dato es totalmente cierto. El precio medio del mes de junio de 2023 también fue un 13% inferior a 2021 pero un 156% superior a 2020 o un 93% superior a 2019. Qué diferente seria nuestra reacción si en lugar de leer “la energía alcanza coste 0 durante 2 horas” leemos “en 2023 la energía en España sigue siendo el doble de cara que en 2019”.

Consumidores, no debemos normalizar precios elevados y celebrar la anécdota de un precio bajo durante horas muy concretas.

En estos últimos años, la apuesta por las renovables por fin se convirtió en una prioridad para muchas personas y para muchas empresas. Ya no se trataba solo de una apuesta por la sostenibilidad, sino que la inversión y el retorno económico comenzó a pesar mucho en la ecuación.

La situación geopolítica hizo evidente que la inversión en energías renovables era una decisión inteligente, competitiva, sostenible y rentable. Si bien es cierto y razonable alertar de que el gran crecimiento vivido en los pasados años es el que está provocando que la rentabilidad de las plantas verdes peligre, tanto las actuales como las futuras, a causa de la caída de los precios eléctricos, lo que también puede terminar frenando inversiones en nuevos desarrollos, esta no puede ser la única conclusión extraída.

No debemos olvidar que el objetivo final sigue siendo la reducción de emisiones de CO2 y el camino acordado por la UE pasa por un cambio radical del mix energético en el que el peso de renovables sea el mayoritario. Para lograrlo existen más de una palanca, entre las que destaca el autoconsumo y el almacenamiento como piezas clave.

El análisis actual del precio de la energía puede provocar una cierta relajación en cuanto a la necesidad de invertir en modelos energéticos más sostenibles. En esta primera mitad de año, la subida de los tipos de interés y la relativa bajada de los precios de la energía ha llevado a muchas empresas a posponer sus inversiones en renovables.

Volvemos a estar en un momento en el que es difícil apartar nuestra atención del factor económico y centrarnos en lo que realmente importa. Es fundamental que se reduzcan las emisiones de CO2 y la única forma de conseguirlo es a través de una transición energética que vuelva a posicionar a las energías renovables como fuente principal de abastecimiento de la población y de sus empresas.

*** Esther Morlanes es la directora de Alterna Energía, empresa especializada en autoconsumo fotovoltaico.

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