En los debates electorales del 28M la macroeconomía se oye poco. Sánchez ha lanzado el mensaje de que su gobierno, de izquierdas e izquierda radical, es capaz de gestionarla mejor que el centro-derecha. La oposición no ha contestado. Cómo diría un castizo ha dado “la callada por respuesta”. 

No ha habido un verdadero debate sobre la macroeconomía española en ésta campaña electoral. Extraño cuando la oposición dice que las elecciones del 28 de mayo son como la primera vuelta de las elecciones generales próximas. Si eso fuera así, evitar un debate de macroeconomía, es no hablar de una parte importante de la gestión de un Gobierno. 

Casi no se habla de la deuda pública y las dificultades que su crecimiento pueda traer al futuro. Tampoco de reducir el déficit público. Ni de la lacra del paro o de preparar la economía para el futuro. Menos aún de la pérdida de oportunidades futuras al cerrar centrales de producción de energía nuclear (declarada verde por la UE) o como eso podría mejorar la balanza comercial española para siempre. 

"Históricamente la economía ha tenido relevancia electoral cuando la situación ha sido catastrófica"

Algunos expertos intentan lanzar mensajes de preocupación en estos temas. Pero no calan en el debate electoral enfocado en economía en una especie de tómbola por parte del PSOE de Sánchez y un ataque de la oposición a otros temas.

Históricamente la economía ha tenido relevancia electoral cuando la situación ha sido catastrófica; cuando la economía ha ido de regular a bien no fue argumento electoral significativo, ni influyó en las urnas.

Los vuelcos electorales, con las victorias del PSOE del 1982 o del PP en 1996, se debieron más a factores políticos y el cansancio del electorado con la permanencia en el poder de uno de esos dos partidos. 

Ahora bien, Rajoy si ganó en el 2011 ante el miedo que se palpaba en la calle por la crisis económica del 2008. Una crisis que llevó nuestro mercado laboral a cuotas de desempleo extraordinarias (20%).

Por otra parte, los argumentos macroeconómicos son demasiado técnicos para mover el voto; el ciudadano tiende a decidir emocionalmente y eso es difícil si no entiendes el tema. 

"Sorprende que no hayan debatido con más intensidad el aumento de gasto en la cesta de la compra, la subida de los alquileres o la hipoteca"

Es posible que, por ello, en lugar de hablar del concepto global, los contendientes se centren en temas económicos parciales. Por parte del centro-derecha en la reducción de impuestos y el PSOE, por ejemplo en la mejora de sanidad pública y vivienda. El PP quiere racionalizar los ingresos públicos, mientras el Gobierno promete gasto (sanidad, educación y hasta entradas baratas subvencionadas para el cine o el interrail). 

Pero, no se centran en una idea global de la macroeconomía y sus implicaciones para cada ciudadano. 

Aún así, sorprende que no hayan debatido con más intensidad el aumento de gasto en la cesta de la compra, la subida de los alquileres o la hipoteca. Tampoco la oposición ha entrado con fuerza a ese trapo. Quizás porque una parte de su origen es internacional y las soluciones son difíciles o demagógicas.

Además, la composición de las listas electorales de Bildu, con etarras condenados, e incluso el asunto Vinicius, han acaparado la atención, rompiendo la campaña del PSOE.

"Para justificar la falta de debate macroeconómico se puede argumentar que las elecciones del 28 de mayo no se refieren a la política nacional, se centran en los problemas locales y autonómicos"

Para justificar la falta de debate macroeconómico se puede argumentar que las elecciones del 28 de mayo no se refieren a la política nacional, se centran en los problemas locales y autonómicos. Es verdad, pero también lo es que sin caja, sin recursos económicos, la política local o es inviable.

Se supone que en 2025/26, antes de que acabe la legislatura autonómica o local que empieza el 28M, la UE revertirá su papel y exigirá con mayor rigor austeridad en las cuentas públicas. 

No obstante, ahora esas cuentas, dopadas por los fondos europeos de Next Generation y los impuestos inflados por la inflación, permiten al Gobierno del presidente Sánchez olvidarse de momento de los riesgos macroeconómicos. Tiene dinero contante y sonante y lo hace notar semana a semana en el Consejo de Ministros.

¿Entonces por qué preocuparse de la macroeconomía? El siguiente Gobierno que arree con esa carga si las cosas se ponen feas. Mientras tanto, el votante “dopado” se olvida que ésta macro acabará en “su microeconomía” y cuando eso ocurra: ¡lo pagará!

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.