La compañía propietaria de TikTok, esa ByteDance tan simpática que gestiona su equivalente en China, Douyin, como una aplicación didáctica y de divulgación cultural, mientras maneja TikTok en Occidente como una aplicación que idiotiza a los jóvenes y divulga noticias falsas como si no hubiera un mañana, está promocionando agresivamente una nueva app, llamada Lemon8 —al pronunciarla en inglés suena como lemon-eight, muy parecido a lemonade, o limonada— que presenta como una combinación de Pinterest e Instagram.

El momento que ha escogido para hacerlo es sumamente interesante: en los Estados Unidos, el debate sobre la posible prohibición de TikTok está en pleno apogeo, y divide de manera clara a la sociedad en función de su edad y de su ideología. Los jóvenes, muchos de ellos ávidos usuarios de la aplicación, están completamente en contra de su prohibición pero se enfrentan a unas generaciones más maduras que lo ven como una aberración y una amenaza gestionada por un Gobierno extranjero.

Los republicanos , más proclives a tendencias autoritarias, abogan mayoritariamente por su prohibición (62%), que únicamente un 33% de los demócratas, menos amantes de la idea de prohibir nada, la apoyan.

En medio de ese clima de polarización, TikTok sigue funcionando como vehículo de transmisión en los dos sentidos: por un lado, permite introducir en la sociedad todo tipo de ideas entre bailecitos coreografiados, emojis y otros envoltorios atractivos; y por otro, hace que los gestores de la app puedan tener cumplida información de todos sus usuarios.

Pero además, ByteDance no tiene ni un pelo de tonta, y sabiendo que en la web social casi todo tiene fecha de caducidad, se ha lanzado ya a promocionar su siguiente app, de manera que incluso aunque, tras una intensa polarización y a riesgo de alienar a todos los votantes jóvenes y a los usuarios y creadores de TikTok, el Gobierno norteamericano se decidiese a prohibirla, se encontraría con una segunda app en su mercado que permitiría a la compañía seguir obteniendo información de sus usuarios. Lemon8 ya ha sido, en los últimos treinta días, la segunda app más descargada en los Estados Unidos, y ha sido descargada más de diecisiete millones de veces en todo el mundo.

Lemon8 ya ha sido, en los últimos treinta días, la segunda app más descargada en los Estados Unidos

¿Está el problema de TikTok relacionado con el tipo de contenidos que utiliza, o con su mecánica de uso? En absoluto: contenidos y mecánicas de uso similares a las de TikTok las tienen también otras aplicaciones occidentales bien porque ya las tuviesen anteriormente, como en el caso de Snap, o porque las hayan copiado de la propia TikTok, como en el de los Reels de Instagram, propiedad de Meta.

En este segundo caso hablamos además de una compañía profundamente predatoria y que tiene con mucho el peor historial del mundo en todo lo referente a tratamiento de los datos personales de sus usuarios… pero claro, es estadounidense, y eso aplaca muchas de las preocupaciones, y hace que a nadie en su sano juicio se le ocurra plantear su prohibición. Como el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt dijo en su momento refiriéndose al dictador nicaragüense Anastasio Somoza (frase después repetida por un director de la CIA aplicada al panameño Manuel Noriega), “puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

El problema que lleva a TikTok a ser considerado una amenaza hasta el punto de plantear la posibilidad de su prohibición tiene mucho más que ver, por tanto, con el hecho de pertenecer a una compañía china: por un lado, es bien sabido que el gobierno del país mantiene provisiones con todas sus compañías que le permiten simplemente llamar a su puerta y solicitar cualquier tipo de dato personal de cualquiera de sus usuarios, chinos o no.

Una compañía profundamente predatoria y que tiene con mucho el peor historial del mundo en todo lo referente a tratamiento de los datos personales de sus usuarios

Y por otro, la compañía ha probado en numerosas ocasiones ser absolutamente irresponsable, utilizar su app para espiar persistentemente a periodistas occidentales, o manejar sus algoritmos de recomendación para recomendar insistentemente coreografías de niñas pequeñas a adultos que nada tienen que ver con ellas.

Que ByteDance lance Lemon8, por tanto, sitúa a los Estados Unidos —y a otros países que consideren que tener una app potencialmente espía y que captura continuamente datos de sus ciudadanos no es la mejor de las ideas— en una situación muy clara: o bien legisla de una vez por todas que las apps procedentes de China no pueden ser utilizadas por ciudadanos norteamericanos porque el Gobierno chino no ofrece garantías de respeto a su privacidad, o bien reconoce que prohibir TikTok sería una estupidez, porque “a rey muerto, rey puesto”: Lemon8 heredaría rápidamente su posición, y dejaría al gobierno persiguiendo fantasmas de forma completamente estéril.

¿Estamos dirigiéndonos a una reedición digital del telón de acero en la que China prohibe en su territorio —como de hecho ya hace— muchas apps occidentales, mientras los países occidentales prohiben en los suyos las apps creadas por compañías chinas? ¿O simplemente dejaremos pasar la cuestión porque “no somos como ellos” y permitiremos que sigan haciendo lo que quieran? Créanme: en esa pregunta tan aparentemente inocente hay mucha más geopolítica de la que cabe en ninguna red social.

***Enrique Dans es Profesor de Innovación en IE University.