La ministra para la transición ecológica, Teresa Ribera.

La ministra para la transición ecológica, Teresa Ribera. EP

La tribuna

Una reforma energética que no beneficia al consumidor

Acabar con el mercado mayorista no sólo es una mala solución, sino un torpedo para la transición ecológica.

19 enero, 2023 02:49

En un terreno ya de por sí muy complejo como el energético, los últimos tiempos están contribuyendo a hacerlo más complicado hasta el extremo de ser ilegible incluso para personas con cierto nivel de iniciación en estos temas. Es lo que sucede con la reforma energética presentada por el Gobierno español remitida a la Comisión Europea enmarcada en el debate comunitario en torno al nuevo modelo de mercados energéticos. Un año y medio ya largo de crisis energética no ha aclarado demasiado la hoja de ruta necesaria en materia regulatoria.

De hecho, ha habido que esperar a que el mercado empezara a destensarse para conseguir rebajas significativas en el precio tanto mayorista como minorista de la electricidad y, de esa forma, conseguir un alivio tanto para familias como para empresas cuya única vía real de rebaja de costes durante todo este tiempo ha sido bajar el consumo, el cual ha caído un 7% interanual en diciembre según REE.

Teniendo muy presente que la crisis energética no ha acabado, es un momento fundamental para plantear soluciones de futuro dentro de un marco de seguridad jurídica, un mercado eficiente que proporcione señales de precios adecuadas y un fortalecimiento del atractivo para invertir tanto hoy como en los próximos años.

"Es un momento fundamental para plantear soluciones de futuro dentro de un marco de seguridad jurídica"

Ante esta necesidad, el documento presentado por España no aporta una solución en esta línea, sino todo lo contrario: agranda el problema. Pero como suele suceder en las propuestas presentadas por el actual Gobierno, la apariencia llama a equívoco, ya que parece más sensata y centrada de lo que realmente es.

[El Gobierno propone a Europa que el mercado eléctrico fije precios a largo plazo]

Leer el documento presentado del Gobierno y concluir que las cuatro primeras páginas aportan un enfoque sensato sobre qué se debe hacer, es cometer el mismo error que cuando alguien lee un texto y lo interpreta al pie de la letra.

Desde luego es una magnífica idea (y muy necesaria) fomentar la firma de contratos a largo plazo de electricidad e intentar depender lo menos posible de las fluctuaciones diarias. Y más aún hacerlo con energía de fuentes no contaminantes.

"La cuestión crítica es la libertad efectiva a la hora de fijar precios de los contratos"

Sin embargo, la cuestión crítica es la libertad efectiva a la hora de fijar precios de los contratos que permitan amortizar adecuadamente la inversión realizada y, al mismo tiempo, generar un retorno real que genere incentivos para otros inversores dispuestos a invertir. No hay que olvidar en ningún momento que hacer una transición energética con descarbonización efectiva cuesta 2 billones de euros en los próximos 15 años, y que este dinero es necesario buscarlo en el mercado aunque cuente con algún apoyo público.

En este sentido, la propuesta del MITERD deja fuera los costes de inversión al hacer un cálculo del precio al que los generadores van a vender a los compradores sólo basado en los costes variables de operación.

Para parques eólicos, fotovoltaicos, hidroeléctricas o nucleares que estén amortizados, la propuesta puede tener sentido. Pero esto que no es la norma para la mayoría, se convierte en un grave problema de viabilidad para los proyectos más recientes, los que están en fase de desarrollo actualmente y los que se están proyectando.

Para que tenga sentido un desarrollo renovable a gran escala, se necesita generar tasas de rentabilidad que, como mínimo, compensen la rentabilidad del bono a 10 años más 3 o 4 puntos adicionales de prima de riesgo, así como recuperar la inversión realizada en un plazo no superior a 7-8 años cuando este tipo de proyectos tienen como vida útil no más allá de 20 años.

Con una propuesta de precio, por mucho que éste sea ‘voluntario’, de 30€/MWh no es posible cumplir con este marco y, por tanto, supone un importante freno a la expansión de parques renovables de cierta magnitud, con inversiones en almacenamiento y sistemas conectados que otorguen garantía del suministro y seguridad para los consumidores.

Se necesita, por tanto, un sistema de precios mayoristas que satisfaga tanto los costes variables como los costes de inversión, para de esta forma, quedar perfectamente amortizado el proyecto en un plazo razonable de tiempo y generar una rentabilidad atractiva.

Hasta la fecha, aun con sus muchos errores y necesarias mejoras, este papel lo jugaba razonablemente bien el sistema ‘marginalista’, permitiendo a las tecnologías que trabajan con costes variables más bajos fijar un precio de mercado superior para recuperar sus costes de inversión. Por ello, acabar con el mercado mayorista no sólo es una mala solución, sino un torpedo en la línea de flotación del desarrollo de nuevas tecnologías, eficiencia energética y desarrollo de las renovables en España a la escala que se requiere.

Esto, al mismo tiempo, no supone ninguna garantía de bajada de costes para los consumidores. Basta ver lo que ha ocurrido en el último año. La única fórmula que sí beneficia a los consumidores es tener energía abundante, barata y lo más limpia posible. Este es un principio básico en Economía, ya que ningún proceso de desarrollo económico se ha podido realizar con una energía cara y escasa.

En virtud de esto, es necesario evitar posibles ‘cuellos de botella’ a la hora de ofrecer un flujo seguro de energía, que en el caso de las renovables lo da generar proyectos rentables y atractivos con fuerte inversión en tecnologías de almacenamiento de energía y vectorización. No lo da llenar de placas solares los tejados de las viviendas de todo el país para hacer autoconsumos individuales, pensar en aquella vieja expresión “small is beautiful”.

*** Javier Santacruz es economista.

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