The Economist dedicó un artículo la pasada semana a la "hipérbole" de los políticos que hablan de golpe de Estado en España. Nuestra crisis institucional, no es nueva. La gravedad del paciente se debe a años arrastrando los problemas que removió la crisis financiera de 2008, cuando el fin del 'espejismo económico' -antes llamado 'milagro'- golpeó el bienestar social de un país desigual (en lo económico, como se encargó de denunciar el 15-M, y en lo político, como alertaron partidos como UPyD y después C's).

Esconder los recortes llevó al nacionalismo catalán abrazar el independentismo. Y en el ámbito económico, el deterioro institucional afloró con el desprestigio del Banco de España y la CNMV por sus fallos en la supervisión que dieron lugar a escándalos como el de las participaciones preferentes. En el mundo financiero, el escenario tocó fondo con el rescate de Bankia. 

Con estas dos instituciones de nuevo en la picota, el rostro de miles de afectados por la crisis financiera y el coste para el contribuyente de las ayudas financieras dejó muy marcadas a estas instituciones presididas entonces por Miguel Ángel Fernández Ordóñez y Julio Segura.

El presidente del TC,  Pedro González-Trevijano  y el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders. / El gobernador Pablo Hernández de Cos.

El presidente del TC, Pedro González-Trevijano y el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders. / El gobernador Pablo Hernández de Cos. EP / EL ESPAÑOL

Sin embargo, han pasado los años y el perfil técnico de sus mandos ha conseguido levantar su imagen. Esto no significa que esté recuperada del todo. Sin ir más lejos, ahí está el papelón que ha tenido que desempeñar la CNMV con Indra o el 'caso del Popular' abierto en la Audiencia Nacional que también afecta a ese supervisor y al Banco de España. Pero ante la crisis por la renovación del Tribunal Constitucional, no está demás recordar cómo se ha ido reinstaurando la imagen de credibilidad de ambas instituciones. En especial, del Banco de España.

En 2012, MAFO fue sustituido por Luis María Linde, el antecesor del actual gobernador. El nombramiento de Pablo Hernández de Cos al frente del Banco de España por el ministro Román Escolano fue la última decisión del Gobierno de Mariano Rajoy, horas antes de abandonar el poder.

Con la moción de censura ya en marcha, el PP precipitó la renovación del gobernador del Banco de España consciente de lo que supondría dejar esa elección al próximo Gobierno de Sánchez si salía adelante el desafío de las Cortes. Pero lo importante es que para poder hacerlo optó por un candidato de muy distinto perfil a los que se movían en las quinielas.

Un economista de la casa y conocido solo por los expertos en economía, frente a los nombres más políticos promovidos por el entorno de Luis de Guindos -ya por entonces, fuera del Ministerio de Economía- y por el de Rajoy.

El perfil independiente de De Cos ha contribuido, sin duda, a restaurar la imagen de un Banco de España que tras el rescate financiero, acabó cediendo el grueso de su labor de control sobre la banca española al BCE.

En este tiempo, se ha puesto en valor su papel el estudio de la economía y las críticas que recibe de miembros del Gobierno actual por sus informes están precisamente ligadas a la credibilidad de la que cuentan esos datos -que no siempre acompañan al discurso del Ejecutivo- ante la opinión pública.

José Luis Escrivá critica sus análisis sobre pensiones, pero no dice nada cuando Hernández de Cos apoya su Ingreso Mínimo Vital (otra cosa es que pida ser 'cuidadoso' al hablar de subidas en esa renta).

[Escrivá critica la visión del Banco de España sobre pensiones: "Falta sofisticación"]

Con el salto a la política del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, otro organismo que corrió el peligro de caer en el descrédito fue la AIReF. Y de nuevo, el perfil técnico e independiente de Cristina Herrero ha permitido que la autoridad fiscal mantenga su credibilidad ante Bruselas y ante la ciudadanía.

J. L. Escrivá, Pedro Sánchez, Nadia Calviño, Cristina Herrero, González Trevijano, E. Manzanera, P. Hernández de Cos, Rodrigo Buena Ventura y J. M. Poo.

J. L. Escrivá, Pedro Sánchez, Nadia Calviño, Cristina Herrero, González Trevijano, E. Manzanera, P. Hernández de Cos, Rodrigo Buena Ventura y J. M. Poo. EL ESPAÑOL INVERTIA

En el ámbito económico, el Gobierno sabe bien que esta estrategia funciona. Quizás por ello, colocó en la CNMV a un hombre que también era de la casa, Rodrigo Buenaventura.

Y recientemente utilizó esta estrategia cuando tuvo que zanjar la crisis del Instituto Nacional de Estadística (INE) por las diferencias entre su expresidente, José Manuel Poo, y la vicepresidenta, Nadia Calviño, en los cálculos del IPC y el PIB.

La alarma que se encendió en la UE por las dudas sobre las estadísticas oficiales de España obligó al Gobierno a desterrar de las quinielas al ex mano derecha de Escrivá y nombrar a Elena Manzanera como presidenta del organismo. De nuevo, un perfil técnico procedente, en este caso, del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) 

[Calviño nombra a Manzanera nueva presidenta del INE tras la polémica salida de Poo]

"El perfil técnico y no intoxicado por la política de quienes tienen que tomar decisiones en organismos independientes ayuda a mantener la credibilidad de un país"

El perfil técnico y no intoxicado por la política de quienes tienen que tomar decisiones en organismos independientes ayuda a mantener la credibilidad de un país. Y es clave para que llegado el momento de tomar decisiones fundamentales para el funcionamiento de un Estado de derecho, el voto de los garantes de esas instituciones no sea el espejo de una política de bloques que solo genera más desafección por los partidos.

De ahí que aprender del pasado reciente de las instituciones económicas pueda ser útil para elaborar una hoja de ruta que permita superar la crisis a la que se ha llegado en el Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial.

ATENTOS A...

El dato que publicó el INE el pasado viernes sobre el crecimiento en el tercer trimestre refleja que el frenazo económico es más profundo de lo esperado y pone de manifiesto que ni siquiera el turismo ha permitido sortear la desaceleración económica en los meses de verano.

En el primer trimestre de 2022, la economía estuvo casi estancada (0,1%), en el segundo tomó impulso con un avance que sorprendió a todos (2%) y en el tercero volvió la atonía (0,1%). Se espera un cuarto trimestre en línea con el anterior, con lo que si no hay más sorpresas, España despedirá 2022 en fase de estancamiento, lo que complicará el arranque de 2023.