Esta semana hemos vivido una cascada de acontecimientos gravísimos que amenazan el Estado de derecho y la salud democrática española. Todo ello con el objetivo de contenar a los socios parlamentarios del Gobierno.  No importa el pelaje o las intenciones de esos socios, importa que el año que viene es año de elecciones y Pedro Sánchez necesita tapar los agujeros que él mismo ha ido horadando desde que llegó al poder.

Bien es cierto que el Partido Popular no ha tenido un comportamiento ejemplar respecto al Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, cuando estaba en el poder y podía dar ejemplo y respetar la independencia del poder judicial. Pero las líneas rojas que ha tratado de cruzar el gobierno son demasiado groseras.

Los españoles hemos presenciado, atónitos, cómo se tachaba a los jueces de golpistas desde las alfombras del Parlamento de la nación. ¿Dónde queda la división e independencia de poderes si nos acostumbramos a que el ejecutivo insulte al judicial en la sede del poder legislativo?

El Partido Popular no ha tenido un comportamiento ejemplar respecto al Tribunal Constitucional

Mientras algunos medios, por supuesto los afines al régimen, jaleaban y difundían el relato exculpatorio del gobierno, algunos socialistas sensatos, como Cristina Alberdi, ponían los puntos sobre las íes y señalaban el atropello que se estaba cometiendo. La Unión Europea también defendía el respeto al procedimiento debido para preservar la democracia. No sabemos qué nos espera en los últimos días del 2022, y con qué novedades nos sorprenderá el gobierno a medida que se acerquen las elecciones.

Es destacable, como viene siendo habitual, la cronometrada elaboración del relato, que daba la vuelta a la tortilla y acusaba a los jueces, tanto en medios como, sobre todo, en redes sociales.

También en lo referente a temas económicos se ha elaborado un relato a raíz de estos terribles acontecimientos. Como la afirmación de que, como el gobierno ha gestionado bien la economía, la oposición ya solamente puede atacar con el tema judicial.

Ese eslogan lo he visto repetido casi con las mismas palabras por las redes. Pero ¿el gobierno ha gestionado bien la economía? ¿La oposición solamente puede atacar por el lado judicial? ¿Se congratulan estos comentaristas de que sea precisamente por el lado judicial por donde hace aguas el gobierno? Se diría que desconocen que en la dictadura del general Pinochet, las acertadas medidas de política económica generaron una larga época de bonanza económica mientras el país vivía bajo una dictadura que cometió crímenes terribles.

Muchos no saben que en la dictadura de Pinochet, las medidas económicas generaron una larga época de bonanza económica mientras se cometían crímenes terribles

La economía es muy importante, sin duda, pero ¿es más importante que mantener un régimen que garantice la libertad de los ciudadanos, el Estado de derecho y que evite la dictadura de cualquier mayoría enloquecida? No.

Por otro lado, el mensaje económico según el cual Sánchez ha gestionado bien la economía porque la inflación es baja y el empleo va bien es una media verdad. La reforma de la reforma laboral de Sánchez, como se ha repetido en diferentes ocasiones, permite que la cifra de desempleo sea baja, por un tema contable, no porque se esté creando empleo.

Cuando los fijos discontinuos están sin trabajo, no se computa como paro. De hecho, la cifra de empresas disueltas entre enero y septiembre de 2022 fue un 9,1% más que las desaparecidas en el mismo periodo del año anterior. Destacan los sectores de la construcción y del comercio.

También se han creado menos empresas en este año que en 2021. A pesar de la leyenda urbana favorita de los socialistas, el motor del empleo no es el sector público sino el privado, así que no es una buena noticia.

Respecto a la inflación, que es mucho más baja que en otros países de Europa, no tiene en cuenta el efecto “suavizante” del tope de gas y la subvención a la gasolina que, de alguna manera disfrazan los precios.

Que el crecimiento de nuestra economía sea alto es una buena noticia y que la inflación sea menos alta de lo esperado también. Pero no podemos olvidar que la inflación subyacente es alta y la cesta de la compra es mucho más cara, de hecho más cara que en la Unión Europea. Y eso es lo que afecta a los españoles, que sonríen a Sánchez embaucados por los cantos de sirena mientras se empobrecen.

No podemos olvidar que la inflación subyacente es alta y la cesta de la compra es mucho más cara

¿Qué pasará cuando desaparezcan las intervenciones que velan el verdadero nivel de precios de la energía?

Por otro lado, aunque hay que felicitarse si la anunciada recesión finalmente nos respeta, hay que recordar la enorme dependencia que tenemos del exterior, no solamente energéticamente, sino también desde el punto de vista del comercio y de la inversión.

Sacar pecho porque el resto va a peor para rascar votos es olvidar que nuestra economía necesita socios fuertes. Pero hay otro aspecto importante. Nuestra economía es más rígida institucionalmente. Nuestro mercado de trabajo menos flexible, los incentivos a la inversión son negativos, el aumento de impuestos es un elemento disuasorio para que la cultura empresarial florezca definitivamente, y la capacidad para recuperarnos de manera sostenible es escasa. Y, en este caso, sostenible excluye ayudas que no se van a mantener en el tiempo y que solamente agravan el problema mayor que padecemos.

Y éste es la deuda pública. Mientras se denuncia la injusticia intergeneracional que supone el deterioro del medio ambiente, aplaudimos cuando el gobierno engrosa la deuda pública y destroza el sano principio del equilibrio presupuestario.

Comentario aparte merece la gestión de los Fondos Europeos, de los que espero que se esté haciendo un exhaustivo seguimiento, y que no caigamos en lo de siempre. Es decir, en proponer proyectos que cumplen los requisitos, lograr la adjudicación de fondos y ser incapaces de llevar a cabo los planes propuestos.

Todos necesitamos una luz de esperanza en estas fechas navideñas. Pero no es sensato fabricar relatos excesivamente optimistas para calmar a la población, y para conseguir un clima adecuado para el asalto electoral. Aprovecho esta oportunidad para desear una feliz Navidad en paz para todos los lectores.