El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. EFE

La tribuna

La banca española ante un mar de incertidumbres

Ya hay indicios de que la morosidad repuntará en los próximos meses en un entorno en el que va a aumentar la vulnerabilidad financiera.

19 octubre, 2022 02:53

En las tres últimas semanas, al menos tres instituciones han recortado sustancialmente la previsión de crecimiento del PIB de la economía española en 2023. Primero fue la OCDE (0,7 puntos menos, hasta el 1,5%), después el Banco de España (1,4 puntos, hasta el 1,4%), y la última el FMI (0,8 puntos, hasta el 1,2%).

Por tanto, cada semana que ha pasado entre previsión y previsión, la estimación cada vez es más baja. Justo lo contrario ocurre con la previsión de inflación para 2023 (que se revisa al alza), que la OCDE la sitúa en el 5%, el Banco de España en el 5,6% y el FMI en el 4,9%.

España sigue la tónica general de menor crecimiento y mayor inflación en 2023, si bien la previsión es mejor que la de la euro área (el FMI la sitúa en el 0,5% y 5,7%, respectivamente).

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Aunque con un elevado grado de incertidumbre, este es el contexto macroeconómico que tiene por delante el sector bancario español, que hace prever que afectará tanto al ritmo de crecimiento de su actividad como a la calidad del activo.

En este último caso, el elemento de mayor preocupación es la tasa de morosidad, que a pesar del impacto de la crisis del Covid y el inicio de la crisis de las materias primas (que arrancó a finales de 2021 y se ha agudizado tras la guerra Rusia-Ucrania), sigue cayendo, lo que en parte se explica por las medidas que se aprobaron para ayudar a empresas y familias, como los ERTE o los avales públicos a los préstamos bancarios, así como moratorias que se han ido renovando.

En el préstamo en España, esa tasa es del 3,85%, un punto menos que antes del estallido de la pandemia.

Ya hay indicios que en mi opinión apuntan a que la morosidad repuntará en los próximos meses a la vista por ejemplo de la evolución de los concursos de acreedores (han aumentado un 15% de septiembre 2021 a septiembre 2022) o de la tasa de morosidad de los préstamos avalados por el ICO.

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En este último caso, se sitúa en el segundo trimestre de 2022 en el 5,1%, frente al 2% de un año antes. Además, también han aumentado con fuerza los préstamos avalados clasificados en especial vigilancia, del 17,6% en junio de 2021 al 21,8% un año después.

Ya hay indicios que en mi opinión apuntan a que la morosidad repuntará en los próximos meses

Pero la buena noticia es que la banca española parte de una buena posición para hacer frente a este deterioro del cuadro macroeconómico a la vista de sus actuales niveles de eficiencia y rentabilidad.

Con los datos de junio de 2022 que ofrece la Autoridad Bancaria Europea para los grupos consolidados, la banca española es mucho más eficiente, ya que le cuesta 50,7 euros conseguir 100 euros de ingresos netos, frente a los 61,4 euros que le cuesta a la banca europea.

Además, esa eficiencia ha mejorado casi 5 puntos en los últimos 12 meses. En el caso de la rentabilidad, la de los recursos propios (ROE) es del 10,3%, 2,4 puntos superior a la europea.  Por fin, es una rentabilidad que supera el coste del capital, aunque en el negocio doméstico en España la rentabilidad es inferior (8%).

En esa comparativa europea, la posición de la banca española empeora en términos de otros indicadores de "salud" como son la tasa de morosidad del crédito y la ratio de solvencia.

En el primer caso, se sitúa en el 2,8%, 1 pp por encima de la media, y con una ratio de cobertura con provisiones 2 pp inferior (41,8%). En el segundo caso, la ratio de mayor calidad (CET1) es del 12,3%, 2,7 pp inferior a la media y la menor de los 27 países de la UE.

También la posición es peor en otro indicador relacionado con la calidad del activo, como es la tasa de refinanciación/restructuración del activo: 2,8% en España frente a 1,7% en la UE. Si hay más refinanciaciones, una parte puede acabar en morosidad.

El balance de estos indicadores de salud invita a un moderado optimismo, pero no a la relajación teniendo en cuenta la enorme incertidumbre que hay en el devenir de la economía en los próximos meses.

"Combatir la inflación ha obligado a los bancos centrales a una intensa subida de tipos que continuará en los próximos meses"

Combatir la inflación ha obligado a los bancos centrales a una intensa subida de tipos que continuará en los próximos meses a la vista de las previsiones, y que ya se ha trasladado al coste de la financiación de empresas y familias, y también al sector público.

En el primer caso, los niveles de endeudamiento se han reducido en los últimos años, hasta situarse en la actualidad en el 132,1% del PIB, 75 pp menos respecto al máximo de 2010. Pero en el caso de las Administraciones Públicas, ha ocurrido justo lo contrario (la deuda se sitúa en el 116,1% del PIB, 56 pp más que en 2010).

Si la financiación se encarece, aumenta la vulnerabilidad financiera, tanto del sector privado como del público. En el primer caso, es un claro factor que afecta a la morosidad bancaria, y en el segundo pone más cuesta arriba el control del déficit.

El aspecto positivo de la subida de tipos es que permite recuperar los deprimidos márgenes bancarios después de tantos años de tipos negativos. Todavía no se aprecia ese efecto, ya que el margen de intereses sigue anclado en un mínimo histórico del 0,8% del activo en el negocio en España con datos de junio de 2022.

Como siempre, es conveniente tener en cuenta la opinión del supervisor, el Banco de España, cuyo gobernador nos advertía hace solo unos días que, aunque la posición de partida de la banca España es buena (positiva en sus palabras), hay que ser muy prudentes porque no se puede descartar que se enfrente a escenarios de mayor tensión.

Y la recomendación es clara: no bajar la guardia en materia de provisiones y capital. Las primeras para hacer frente a pérdidas esperadas, y el segundo para reforzar la solvencia por si las primeras no son suficientes ante pérdidas inesperadas.

*** Joaquín Maudos. Catedrático de economía de la Universidad de Valencia, director adjunto del Ivie y colaborador del CUNEF

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