“Now I can’t afford to even call to get the time”. Young Prince Charles.

A la hora de entender por qué es insuficiente y hasta contraproducente el plan anunciado a bombo y platillo por el Gobierno, debemos tener en cuenta tres cifras y una reflexión.

[Sánchez baja el transporte, da cheques de 200 euros a rentas bajas y grava a las eléctricas]

En 2021, según el Instituto de Estudios Económicos, el Gobierno recaudó unos 10.000 millones de euros adicionales por no deflactar los impuestos a la inflación.

Según la AIReF, con su previsión de inflación media para este año, del 6,2%, el Estado elevará sus ingresos en 12.400 millones.

El Gobierno reconoció que ingresará este año 2022 al menos unos 4.700 millones más por la inflación.

La reflexión es que, ante una crisis inflacionaria, disparar el gasto público y no priorizar es mucho más dañino para las familias que entregar un cheque que, además, es más que insuficiente.

No olvidemos que las familias están gastando unos 300 euros mensuales adicionales en productos básicos por el aumento de precios. Mensuales. El consumo medio de un hogar español es un 16% más alto que hace un año para los mismos bienes y servicios.

El Gobierno ha anunciado un cheque de 200 euros -un pago único- para familias que ganen menos de 14.000 euros al año. Todavía no sabemos las condiciones, pero a buen seguro será necesario que no reciban otras ayudas. Un sueldo de 14.000 euros está perdiendo por inflación -si lo medimos por IPC- unos 1.200 euros de poder adquisitivo solo en 2022. Y si lo medimos por la subida de la cesta básica de alimentos, es más de 1.540, ya que las rentas más bajas consumen más alimentos y energía.

Por lo tanto, el cheque anunciado no va a hacer nada, aunque todos estemos de acuerdo en que el Gobierno use recursos ociosos para ayudar a los más necesitados. El problema es que no son recursos ociosos.

Los 9.000 millones de euros del plan anunciado no incluyen ninguna revisión a la baja de gasto superfluo ni priorización alguna. Van a ser financiados con más deuda y, con ello, con más consumo de reservas monetarias (imprimiendo dinero), es decir, creando mayor inflación.

Tampoco tiene ningún sentido anunciar un impuesto a las eléctricas, que son las que invierten masivamente en renovables y parte de la solución para mejorar nuestro patrón de crecimiento. Que el Gobierno vuelva a obsesionarse con las eléctricas que han reducido -sí, reducido- sus beneficios en España en el primer semestre de 2022 y en 2021 generaban rentabilidad inferior a su coste de capital no tiene sentido y solo desplaza inversión a otros países.

El resto de las ayudas y medidas son fundamentalmente orientadas a reducir la carga de algunos ciudadanos, pero su efecto es fundamentalmente cosmético si se sigue ahondando el agujero fiscal e imprimiendo euros para financiar el aumento de deuda.

Los 9.000 millones de euros van a ser financiados con más deuda y se va a crear una mayor inflación

La rebaja del IVA de la luz se la había exigido la oposición desde hace meses y hasta hace pocos días el Gobierno reiteraba que no se lo permitía Bruselas. Ya sabemos que era falso, pero es bienvenido que el Gobierno empiece a tomar medidas que le ha pedido la oposición desde hace más de un año.

Otro problema que los agentes económicos y sociales encuentran en este nuevo plan es el riesgo de que, como ha ocurrido con tantos otros, no se ejecute y se pierda en el titular. No olvidemos que el Gobierno anunció con gran impacto mediático un plan de 16.000 millones de euros que tampoco se ha ejecutado, como la gran mayoría de ayudas a los damnificados del volcán de La Palma...

¿No les sorprende que el Gobierno anuncie que los dos decretos “antiinflación” ahora sumen 15.000 millones de euros, cuando el primero lo anunciaban por 16.000 millones el pasado 27 de abril?

Sorprende también la aseveración de Sánchez sobre el impacto en la inflación. Dice que “si estas medidas no existieran, la inflación se acercaría a los 14 o 15 puntos”. Interesante, porque hasta hace nada decían sus acólitos que el INE calculaba mal la inflación, algo que es una absoluta sandez, pero sobre todo porque nadie se puede creer que unos planes, que son fundamentalmente medidas de demanda, reduzcan la inflación. 

Con su afirmación, el Gobierno nos dice que bajar los impuestos a la luz y otros bienes reduce la inflación, cuando hace menos de un mes decían lo contrario.

Europa tiene elevada inflación por el exceso monetario de 2020 y 2021. Suiza tiene una inflación del 2,8% con la misma exposición a cadenas de suministro y riesgos energéticos. Parte de ese exceso monetario ha inflado masivamente el gasto público con nueva moneda y el consumo de reservas monetarias se ha disparado. Un precio o dos pueden subir por un riesgo exógeno como la guerra de Ucrania, pero no todos a la vez. Los precios no suben todos al unísono para la misma cantidad de dinero.

El plan anunciado no hace nada para ayudar a las familias que están sufriendo este destrozo en sus bolsillos ni a las empresas que ven sus márgenes disolverse a pesar de tener crecimiento de ventas. Es un plan insuficiente y poco ambicioso que no actúa sobre las causas de la inflación, solo mitiga -si lo hace- las consecuencias para muy pocos.

Celebro que el Gobierno baje impuestos y ayude en algo a los más desfavorecidos como hemos pedido desde hace meses, pero hacerlo de manera insuficiente, con enorme riesgo de ejecución y tirando más de deuda es contraproducente. Lo que falta en el plan antiinflación de Sánchez es ser más ambicioso, deflactar los impuestos a las clases medias y empresas y priorizar-reducir el gasto público.

Lo que echo de menos en este plan es ayudar de verdad a las familias en vez de seguir engordando la burocracia y la Administración.