La banca en España en 2021: recupera rentabilidad, pero no lo suficiente

La banca en España en 2021: recupera rentabilidad, pero no lo suficiente

La tribuna

La banca en España en 2021: recupera rentabilidad, pero no lo suficiente

Para generar 100 euros de margen bruto, la banca necesita gastar 56 euros en gastos de explotación, un euro más que en 2020.

25 marzo, 2022 03:34

El Banco de España acaba de publicar los datos de cierre de 2021 de la cuenta de resultados de las entidades de depósito españolas (bancos, cajas y cooperativas de crédito), lo que permite realizar una nueva radiografía del negocio del sector bancario en España.

El diagnóstico es claro: tras sufrir el impacto de la crisis del Covid-19 en 2020, el sector ha dejado atrás el terreno de los números rojos (3.106 millones de pérdidas) para terminar el año 2021 con un resultado positivo de 14.466 millones de euros. Esto significa que de una rentabilidad de los recursos propios (ROE) negativa del -1,5%, ha pasado a otra positiva del +6,9%.

El cuadro clínico se debe completar con toda la información que aporta la cuenta de resultados, tanto en la vertiente de los ingresos como la de los costes. El margen financiero, que es el más importante porque refleja la rentabilidad del negocio tradicional de la banca española que es intermediar captando depósitos y concediendo préstamos, se ha resentido en 2021. A esto contribuye el prolongado escenario de tipos de interés muy reducidos e incluso negativos.

Así, el margen de intereses ha caído en términos absolutos un 2,8%, y en porcentaje del activo 5 puntos básicos hasta el 0,8%. Es el margen más reducido de los últimos años y arroja un resultado preocupante: ese margen solo permite financiar el 88% de los gastos de explotación de la banca, lo que obliga obviamente a las entidades a buscar otras fuentes de ingresos distintas al cobro de interés.

De esta forma, la estructura de los ingresos del sector bancario está cambiando, perdiendo peso los que aporta el margen de intereses y aumentando en consecuencia el resto de ingresos, sobre todo las comisiones que aportan el 31% de los ingresos netos, el mayor valor en décadas.

Por el contrario, los resultados por operaciones financieras (plusvalías por la compra-venta de activos) solo aportan el 4% de los ingresos netos de la banca. Con esta evolución del margen de intereses y del resto de ingresos, el margen bruto ha caído un 1,1%, hasta suponer el 1,61% del activo.

El margen de intereses solo permite financiar el 88% de los gastos de explotación de la banca

Por lo que respecta a los gastos operativos (que es necesario reducir para mejorar la eficiencia y la rentabilidad), apenas han variado en 2021, aunque han caído ligeramente como porcentaje del activo. De esta forma, la eficiencia en la gestión (la llamada ratio de eficiencia operativa) apenas ha variado, ya que para generar 100 euros de margen bruto, la banca ha necesito gastar 56 euros en gastos de explotación (principalmente en personal), un euro más que en 2020.

El resultado más importante a destacar en este cuadro clínico del 2021 es que tras el enorme saneamiento que realizado el sector bancario español en 2020 en previsión del impacto de la crisis del Covid-19, en 2021 ese saneamiento ha caído a menos de la mitad, pasando de 18.242 millones de euros en 2020 a 7.036 millones en 2021.

Estamos hablando de 11.200 millones menos de provisiones, lo que explica que el resultado del ejercicio haya pasado de negativo en 2020 a positivo en 2021. Es este enorme recorte en las provisiones realizadas lo que explica la mayor parte de la recuperación de la rentabilidad del sector en 2021.

Por lo que respecta a la actividad, el activo total de la banca española ha aumentado casi 110.000 millones de euros en 2021, lo que implica un crecimiento del 4%. No ha sido gracias al crédito, ya que el stock vivo al sector privado (que es con diferencia el más importante) se sitúa en diciembre de 2021 en un valor ligeramente por debajo del de diciembre de 2020.

En el caso del nuevo crédito concedido, ha caído un 9,5%. Por destino del crédito, ha crecido con intensidad el concedido para la compra de vivienda (con un crecimiento nada menos que del 35,1%) y algo menos el destinado al consumo de los hogares (6,8%) que se recuperó tras la pandemia. En el caso de las empresas, el crédito en nuevas operaciones ha caído un 16,2% en 2021. Por tanto, a pesar de la recuperación económica tras la debacle del 2020 donde el PIB cayó un 10,8%, el crédito nuevo a las empresas ha caído en 2021.

A pesar de la recuperación económica tras la debacle del 2020, el crédito nuevo a las empresas ha caído en 2021

Una rentabilidad del 6,9% sigue siendo reducida si tenemos en cuenta lo que a la banca le cuesta captar capital, por lo que el reto de aumentar la rentabilidad sigue estando muy presente.

Y más aún en un contexto de incertidumbre económica como el actual por el impacto económico del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y porque aún no se ha manifestado el impacto de la pandemia en la morosidad.

La tasa de morosidad sigue cayendo y se sitúa en el 4,3% a fecha enero 2022. Las ayudas que han recibido empresas y familias para hacer frente a la pandemia es lo que explica este hecho, pero una vez esas ayudas concluyan (como las moratorias), la crisis acabará reflejándose en un aumento de la morosidad.

En este contexto de incertidumbre, sigue siendo una necesidad mejorar la eficiencia, lo que exige reducir costes. Es esta necesidad lo que explica el cierre de oficinas que la banca sigue haciendo desde hace años y que ha continuado en 2021, año en el que el número de oficinas de las entidades de depósito ha caído un 14,7%, 3.984 menos que en 2020, para situar la red en 19.015 oficinas.

En paralelo, también se ha reducido un 3,7% la red de cajeros, hasta situarse en 47.639, lo que supone 1.842 menos que en 2020. No obstante, no hay que olvidar que España sigue siendo uno de los países de la UE con mayor número de oficinas y cajeros por habitante, con el efecto positivo que conlleva sobre la accesibilidad a los servicios bancarios.

En resumen, 2021 no ha sido un mal año para la banca española gracias a los deberes realizados en 2020 en forma de una gestión prudente del riesgo anticipando el impacto del Covid-19.

La rentabilidad se ha recuperado, pero en el negocio doméstico sigue siendo insuficiente para contentar al inversor, lo que le exige ganar eficiencia. No es nada fácil mejorar la rentabilidad cuando los tipos de referencia son incluso negativos, y el cierto optimismo que se vislumbra con una potencial subida de tipos queda contrarrestado por el complicado cuadro macroeconómico que se avecina tras el impacto de la pandemia y ahora del conflicto bélico.

*** Joaquín Maudos es catedrático de economía de la Universidad de Valencia, Director adjunto del Ivie y colaborador del CUNEF.

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