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La tribuna

Zelenski, el 'storytelling' de la guerra

Las narrativas son importantes en el liderazgo y el presidente de Ucrania es un ejemplo por su habilidad comunicativa.

17 marzo, 2022 03:27

Una guerra implica una disputa territorial. Para librarla no sólo son necesarias los tanques o los aviones. La fuerza también viene de las palabras y del modo en que describimos ciertos fenómenos. Las narraciones componen universos, aburren o conmueven. Interpelan.

Diez días atrás, buena parte de la humanidad desconocía quién era Volodymyr Zelenski. Hoy, difícilmente alguien no lo sepa. ¿Cómo logró el presidente ucraniano que la platea global mirara su tierra? ¿Cómo consiguió que el concierto internacional se indignara y le impusiera a Rusia sanciones severas?

Un actor puede no venir de la política pero sabe mucho de comunicar emociones. Durante los últimos días, Zelenski, otro actor, zurció narrativas que atravesaron las pantallas. Algunos traductores profesionales que lo escuchaban en vivo, comenzaron a llorar y tuvieron que interrumpir su trabajo. Zelenski sembró esos nudos en la garganta.

Hilvanar emociones es un arte. En su discurso frente al Parlamento Europeo fue ovacionado de pie durante largos minutos, incluso después de decir cosas como: “no nos dejen solos, demuestren que la UE está con nosotros”. Desde su bunker, Zelenski aprieta donde hay que apretar. Liderar es también eso.

En sus intervenciones, le habla a personas concretas de rostros concretos. Habla de cuan vergonzoso es que Putin envíe soldados de 19 años, que son rehenes de sus caprichos. Se muestra dolido por la muerte de esos jóvenes rusos que están disparando contra su gente. Su oratoria no es nunca contra los rusos, ellos son sus hermanos.

Allí donde hay una afrenta armada, él teje una historia de alianza. En un spot dedicado a la población rusa y hablando en ruso, les compartió a sus vecinos todo lo que los unía. Zelenski dinamita el poder de Putin en su propio terruño: le habla a los protagonistas de la revolución rusa del porvenir: la democrática, la del siglo XXI.

Zelenski aprieta donde hay que apretar. Liderar es también eso.

En medio del caos en el que vive su gente tiene un gesto, rescata a los rusos del lugar fácil de ser tratados como Putines. Los salva de esa posible interpretación.

La estrategia comunicacional funciona horadando el poder del tirano y mostrando que Ucrania no tiene ninguna intención de ser violenta.

Su storytelling es incluyente y abierto. Genera que otros tengan ganas de ayudarlo y promueve algo clave en una guerra: la cohesión narrativa de sus aliados.

Un buen líder es aquel que consigue unir a su audiencia en pos de un fin común. Quienes trabajamos en temas de Storytelling y Liderazgo, sabemos muy bien que el ser humano siempre va a preferir que gane el pequeño y menudo David ucraniano, antes que el temible y gigante Goliat ruso. Esto no es novedad. Está escrito hace miles de años.

Frente a dos adversarios en pugna tendemos a volcar nuestro deseo de victoria sobre aquel que está en desventaja y se muestra más pacífico. Funciona así. Pero hay que saber argumentarlo. Y Zelenski es hábil.

Una y otra vez habla de la paz que anhela y de la dignidad de su pueblo para la lucha. Su antagonista, Vladimir Putin, solo habla de su deseo de ocupar, de ir por todo, amenazando, incluso, con usar sus armas nucleares. Putin es una máquina de imponer silencio a base de golpes en la mesa. Hasta a sus propios ministros, los sienta a tres metros de distancia. No tiene un equipo, tiene súbditos. Es una oda a la desconfianza.

Pero lo relevante es que ese compromiso ucraniano que brota de la narrativa presidencial también hace que nosotros, a miles de kilómetros de distancia, estemos revisando nuestros teléfonos celulares para actualizarnos acerca de lo que pasa en aquel país.

Los líderes alrededor del mundo saben muy bien que este tema nos preocupa y están siendo interpelados por sus ciudadanías. Las guerras del siglo XXI son también por una audiencia.

Como hombre mediático, Zelenski reconoce el valor incalculable de esa platea global: el día que el mundo deje de mirar a Ucrania, Putin tendrá el camino allanado para lo peor.

En la hora más triste, la de la guerra, saber contar buenas historias puede proteger a una población, haciendo que otros, hasta entonces indiferentes, la miren, la atiendan y la apoyen.

Zelenski lo sabe muy bien, hoy la atención global es su mejor arma.

*** Nicolás José Isola es filósofo y PhD. Coach ejecutivo y especialista en Storytelling.

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