“Si crees que no puedes mejorar, no sabes nada de la vida” (Nadal).

La semana pasada, el FMI actualizó sus proyecciones de crecimiento en su informe trimestral de perspectivas de la economía mundial.

El año 2022 arranca más débil de lo esperado. A medida que avanza la variante ómicron, los países han vuelto a implementar restricciones a la movilidad. A raíz del encarecimiento de la energía y los trastornos en el suministro, la inflación es más alta y generalizada de lo previsto, sobre todo en Estados Unidos y en muchas naciones emergentes. Además, la contracción que está experimentando el sector inmobiliario de China y la lentitud imprevista de la recuperación del consumo privado han limitado las perspectivas de crecimiento.

Se prevé que el crecimiento mundial se modere de 5,9% en 2021 a 4,4% en 2022; es decir, medio punto porcentual menos en 2022 de lo previsto en octubre, en gran medida por el recorte de las proyecciones de las dos economías más grandes. Se elimina de la proyección el programa de política fiscal Build Back Better y se tiene en cuenta el repliegue de la política monetaria acomodaticia, generando una revisión a la baja de 1,2 puntos porcentuales para Estados Unidos. En el caso de China, los trastornos se tradujeron en un recorte de las proyecciones de 0,8 puntos porcentuales.

Se prevé que el crecimiento mundial se ralentizará a 3,8% en 2023. Si bien esa cifra es 0,2 puntos porcentuales más alta que en el pronóstico anterior, la corrección al alza refleja sólo un repunte mecánico una vez que desaparezcan los actuales lastres en el segundo semestre de 2022:

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Infografía Gustavo Rivero

Esta infografía, a modo de resumen, concluye que, en el sumatorio de los años 2021, 2022 y 2023, el mundo habrá crecido un 14,76%; los países ricos, un 11,93%; y los emergentes y subdesarrollados, un 16,86%:

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Infografía Gustavo Rivero

Aquí vemos el detalle por regiones. Es impresionante el caso de Asia emergente: en el trienio comentado, habrá crecido a pesar de todo un espectacular 20,11%:

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Infografía Gustavo Rivero

Se prevé que los desequilibrios entre oferta y demanda se corregirán a lo largo de 2022 a medida que la demanda se aleje poco a poco de los bienes y se reoriente hacia los servicios y se vayan retirando las extraordinarias políticas de apoyo. Además, se estima que los precios de la energía y de los alimentos subirán a un ritmo menos intenso en 2022, de acuerdo con los mercados de futuros. Suponiendo que las expectativas de inflación se mantengan ancladas, cabría esperar una moderación de la inflación en 2023:

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Infografía Gustavo Rivero

Aun si las reactivaciones continúan, persiste una divergencia en las perspectivas por países. Mientras se proyecta que las economías avanzadas retomen la tendencia previa a la pandemia este año, varias economías emergentes y en desarrollo sufrirán pérdidas significativas de PIB a medio plazo. Según las estimaciones, en 2021, había 70 millones más de personas indigentes que antes de la pandemia, lo cual significa que la lucha contra la pobreza ha retrocedido:

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Infografía Gustavo Rivero

No tengo dudas de que, con la actitud y el esfuerzo adecuados, saldremos adelante seguro. Tenemos que analizar si somos exitosos o perdedores, positivos o derrotistas, hacedores o habladores. Y es que resulta fascinante ver cómo los triunfadores abordan los problemas: donde otros ven barreras infranqueables, ellos ven desafíos a superar.