Una fábrica expulsando humos.

Una fábrica expulsando humos. Anne Nygård, Unsplash.

OPINIÓN MERCADOS

Los retos comerciales de regular las emisiones de CO2

16 septiembre, 2021 03:16

La Unión Europea sigue adelante con sus planes de intensificar el mercado de carbono y China ha puesto en marcha su propio mecanismo de fijación de precios de las emisiones. Para cumplir los objetivos climáticos del Acuerdo de París, es fundamental calcular con precisión el coste del carbono y crear así un incentivo para reducir la contaminación. Tras meses de intensos desafíos climáticos, como los incendios e inundaciones de este verano en el hemisferio norte, los objetivos de calentamiento global parecen ahora mismo modestos.

Hay que tener en cuenta que lograr economías de carbono netas exige un cambio completo en nuestros suministros de energía. Los combustibles fósiles proporcionan actualmente alrededor del 80% de las necesidades energéticas del mundo, en línea con lo que ocurría hace una década. En ese sentido, es necesario costear con precisión el carbono para fomentar la transición a las economías con nivel neto cero de carbono. Estimuladas por las presiones políticas y normativas, las fuerzas del mercado como la demanda de consumidores e inversores, así como las tecnologías nuevas y más baratas, están impulsando el cambio: la energía solar, por ejemplo, ya es más barata que el carbón.

La Comisión Europea publicó en julio nuevas medidas que amplían su Sistema de Comercio de Emisiones (SCE), diseñado para cumplir el objetivo de la UE por reducir a la mitad las emisiones de CO2 en 2030. Asimismo, sus planes también incluyen un sistema para imponer un mecanismo de ajuste fronterizo del carbono a las importaciones procedentes de países que no le ponen precio. El objetivo es evitar la deslocalización de la producción intensiva en carbono y animar explícitamente a otros países a calcular el coste de las emisiones con mayor precisión. Esto también suaviza la preocupación de las industrias europas por ser penalizadas unilateralmente en comparación con sus competidores de otros países.

Si hacemos referencia a los impuestos sobre el carbono de algunos países, cabe mencionar que pueden establecer un precio mínimo. A nivel mundial, Suecia y Suiza imponen los mayores impuestos sobre el carbono, con 117 y 101 euros por tonelada, respectivamente, al tipo de cambio actual. El impuesto sobre el carbono de Suiza aumentará a 120 francos suizos (110 euros) por tonelada en 2022, después de que el país no cumpliera el objetivo de reducir las emisiones en 2020.

No todos apoyan los impuestos a la importación como parte de la solución. John Kerry, enviado especial de Biden para el Cambio Climático, dijo en marzo de 2021 que los aranceles a la importación tienen "serias implicaciones para las economías, para las relaciones y el comercio", por lo que deberían ser "más bien un último recurso" cuando haya fracasado una solución común más amplia. Por su parte, el presidente de China, Xi Jinping, parece estar de acuerdo, al describir los impuestos sobre el carbono como barreras comerciales. Hace unos días Kerry se reunió con funcionarios chinos para pedirles que sigan el ejemplo de Estados Unidos, de la UE y de Japón y así terminen con el apoyo a los proyectos energéticos de carbón en el extranjero.

Los combustibles fósiles proporcionan actualmente alrededor del 80% de las necesidades energéticas del mundo. Pero la energía solar, por ejemplo, ya es más barata que el carbón

Se calcula que 45 países tienen algún tipo de sistema de mercado de carbono. China, el mayor contaminador de carbono del mundo, se convirtió en el último país en empezar a comercializar el derecho a emitir carbono el 16 de julio. Los intentos de limitar el calentamiento global dependen en parte de la contribución de China a la reducción de emisiones, ya que el país representó alrededor del 27% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 2019.

La segunda economía del mundo ha llevado a cabo proyectos piloto de mercado de emisiones desde 2013, y su sistema ahora contempla el carbono como parte de la energía producida, en lugar de las emisiones absolutas. Esto debería incentivar a los contaminadores a mejorar su eficiencia, ya que las autoridades chinas reducen la cantidad de derechos de emisión disponibles con el tiempo. Por ahora, el sistema chino solo se aplica a unos 2.200 productores de energía de carbón y gas, pero se espera que se extienda a la construcción, los productos químicos y la industria petrolera para 2025. Es importante destacar que China se ha comprometido a conseguir una economía neutra en materia de carbono para 2060.

Los recientes fenómenos meteorológicos extremos deberían ayudar a centrar la mentalidad política en la necesidad de actuar. Ante el calor histórico y de los incendios forestales en Estados Unidos y el sur de Europa, así como el alto nivel de precipitaciones en China y las inundaciones en Europa central, los líderes mundiales tendrán la oportunidad de revisar los compromisos de sus gobiernos antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) que se celebrará del 31 de octubre al 12 de noviembre.

El Acuerdo de París sobre el cambio climático se compromete a mantener el calentamiento global "muy por debajo" de los 2ºC respecto a los niveles preindustriales, y a hacer "esfuerzos" para limitar el calentamiento a 1,5ºC. Seis años después, ese objetivo parece mucho más urgente, y las medidas para alcanzarlo no parecen lo suficientemente ambiciosas.

***Stéphane Monier es director de Inversiones de Lombard Odier Private Bank

Marta del Amo (1)

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