"La vida es tan buena maestra que, si no aprendes la lección, te la repite".

España vive una segunda oleada de casos de coronavirus con infecciones diarias que superan los 75 por cada millón de habitantes.

Esta cifra es aproximadamente el 50% del pico que experimentamos al final del primer trimestre: línea verde del gráfico (fuente: Quintet Private Bank).

Sin embargo, a pesar del aumento de nuevos casos, los datos de movilidad indican que la población parece reacia a volver a adoptar las medidas de distanciamiento social anteriores, ya que las visitas a comercios minoristas y de recreo permanecen en los niveles observados antes del inicio de la segunda ola (línea azul):

Como inversores, los datos de movilidad brindan información sobre los patrones de comportamiento y, por lo tanto, la dinámica futura del coronavirus. Medidas adicionales generarán efectos económicos negativos y presiones a la baja sobre algunos activos financieros españoles.

El 14 de agosto, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas acordaron el cierre del ocio nocturno en todo el país. Según el Gobierno, las discotecas, bares de copas y salas de baile son uno de los espacios con mayor número de rebrotes. Esta medida se ha adoptado junto a otras como la prohibición de fumar en espacios públicos cuando no se pueda garantizar la distancia de seguridad.

Según Statista, este cierre de locales, que se está haciendo efectivo a lo largo de esta semana, supone un duro golpe para el sector de ocio y espectáculos, que cuenta con más de 25.000 empresas. Este sector factura 20.000 millones de euros (1,8% del PIB español) y da empleo a más de 200.000 personas:

Fasyde afirma que 17 millones de españoles y 40 millones de extranjeros, el 50% del turismo internacional que visita España, consumen habitualmente ocio nocturno.

Ante este cierre, el sector ha asegurado que llevará a los tribunales la decisión del Gobierno y ha exigido un rescate a las comunidades autónomas.

A pesar de estar en el podio mundial en caída del PIB y en muertes per cápita, confiemos en que nuestra nación renazca de sus propias cenizas como el ave fénix. Al menos, ya no tenemos los hospitales colapsados.