Desinformados pero aplaudiendo

Desinformados pero aplaudiendo

La tribuna

Desinformados, pero aplaudiendo

2 mayo, 2020 02:44

En España, en las últimas cuatro semanas han fallecido, cada día, 892 personas más de lo que sería esperable. Lo normal, en base a la media de los últimos 20 años serían 1090 defunciones diarias y han sido 1983. Esta información se puede calcular en base a datos que publica diariamente el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) del Centro Nacional de Epidemiología. ¿Cuál puede ser la explicación en un país drástica y dramáticamente confinado en que hay menos fallecidos por ejemplo por accidentes laborales y de tráfico? La explicación más probable, casi la única, es el Covid-19.

Sin embargo el Gobierno ha dado datos de fallecidos por coronavirus sensiblemente inferiores. El dato de fallecidos del MoMo, aunque provisional pues siempre puede haber información que no se reporte a tiempo, es un dato fiable en un periodo de cuatro semanas. El que reporta cada día el Gobierno no lo es.

Ni siquiera para quienes lo calculan, que reconocen que solo se contabilizan los fallecidos a quienes se hizo un test. Conclusión: no hagas test y no sumará a las estadísticas. ¿O será que no hay suficientes tests? En cualquiera de los dos casos se constata que el interés no está en conocer la verdad, que nos podría llevar a concluir que el número de fallecidos es más del doble de los que el Gobierno reporta.

Lo que importa es tener el dato. Y que sea bueno. Ese dato que se va a incorporar a una estadística para que políticos, periodistas y la población en general lo comente hasta la saciedad. Pero el dato es falso. No es fiable. Aunque poco importa. Está ahí y eso es lo que cuenta.

Ese dato se incorpora a una estadística para que políticos, periodistas y la población en general lo comente hasta la saciedad.

Los expertos reconocen que el dato no está bien calculado. Todos somos conscientes. Pero seguimos informando sobre el mismo y dándole suma importancia en vez de preocuparnos por tener una buena información. Es inaceptable. Aunque no haya test, hay maneras de estimar datos fiables utilizando la información citada anteriormente y otras. Y es mejor una estimación fiable que un mal dato.

Lo peor es que las decisiones se están tomando en base a datos reconocidamente erróneos. El foco está en que el número de altas supere a la de nuevos diagnosticados (que tampoco se calculan bien). Y que el número de contagios por enfermo sea menor que uno. ¡Con datos falsos!

Pero al Gobierno ya le va bien. Son suficientes para seguir haciendo ruedas de prensa para desinformar. Lo importante es comunicar los resultados diarios, que siempre van bien y son los que se esperaban. Si repuntan el número de fallecidos es porque se contabilizaron mal, si repunta el número de diagnosticados, porque se hacen más tests. Siempre hay una explicación al mal dato. Y lo importante es tener muchos datos, porque siempre habrá alguno que será bueno y en el que se podrá incidir.

Las decisiones se están tomando en base a datos reconocidamente erróneos

Somos, junto a Italia, el país europeo con un confinamiento más estricto y largo. Me produce perplejidad el conformismo general. Ayuda que se haya garantizado a los funcionarios que seguirán cobrando todo su sueldo. Garantizar el sueldo como garantizar los aprobados de los niños es la mejor receta para no querer desconfinarse. Qué bien se está en casa levantándose un poco más tarde, viendo la tele y aprendiendo esas otras recetas, las de cocina.

Pero los trabajadores de empresas con riesgo de cierre, aquellos a quienes ya se ha aplicado un ERTE o los autónomos no creo que piensen igual. Buen momento para volver a los datos.

De los 24.986 fallecidos de más durante las últimas cuatro semanas, solo 1.033 son menores de 65 años, es decir, personas en edad de trabajar o de ir a la escuela o a la universidad. Son tristes esas muertes y todas, pero es destacable que solo representan el 4% de las defunciones por encima de lo esperable, siendo el 11% de personas entre 65 y 74 años y el 85% de mayores de 74 años. 

Es sabido, además que ese exceso de fallecidos es provocado por contagios de hace ya unas semanas y no de los últimos días por lo que no se puede ver como un argumento para mantener el confinamiento.

¿Es equilibrada, entonces, la medida de un confinamiento estricto con los enormes perjuicios que genera y va a generar a la economía y, por ende, a las personas? Indudablemente, no. Las medidas no deberían producir más daño del que intentan evitar. Es difícil calibrar cuantas muertes puede provocar un desconfinamiento más rápido.

¿Es equilibrada, entonces, la medida de un confinamiento estricto con los enormes perjuicios que genera a la economía? Indudablemente, no

Quizá ninguna si cada uno se responsabiliza de su salud. Y seguro que menos de las que puede provocar permitir que los mayores de 74 años salgan a pasear.

Según datos proporcionados por la Encuesta de Población Activa (EPA) esta semana, en el primer trimestre del año se destruyeron 285.600 puestos de trabajo. Es una encuesta que se hace a 65.000 familias. Pero si miramos los datos publicados por el Ministerio de trabajo, en marzo cerraron 85.873 empresas (la mayoría pymes), y hay 792.447 personas menos dadas de alta en la SS que en el mes anterior. ¿Qué datos son más fiables? ¿Los de una encuesta, que por bien hecha que esté es una encuesta, o datos reales de afiliación?

Marzo es un mes en que se suele generar empleo. Los parados en España en el primer trimestre han aumentado en casi un millón. La destrucción de empleo está siendo masiva y lo va a ser más en los próximos meses cuando cierren empresas que van a morir por falta de liquidez. Sí, porque las empresas también mueren. Y con ellas se van al paro decenas, cientos y miles de trabajadores. De hecho, los vamos a contar por cientos de miles.

Se prevé que el desempleo supere el 20% de la población activa. Y eso también es empobrecimiento de la calidad de vida que inevitablemente provocan efectos en la salud.  Si la economía no va, la salud se va a resentir y mucho. Y el resto de actividades también, porque todas piden ayudas al Gobierno pero, ¿de dónde saldrá el dinero si no hay empresas y no hay trabajadores trabajando? Sigamos aplaudiendo, desinformados y confinados, pero aplaudiendo.

 *** Alberto Fernández Terricabras es profesor de IESE Business School.

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