Viviendas en una imagen de archivo.

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Observatorio de la vivienda

Si no quieres comprar ni alquilar: el nuevo sistema para conseguir una casa que quiere romper el mercado en España

Te mostramos las características del novedoso modelo que está en el punto medio entre la compra de una vivienda y el alquiler de largo recorrido.

11 octubre, 2023 08:37

La compra de vivienda, o incluso el alquiler, se ha convertido en una especie de misión imposible para muchas personas que quieren acceder a la vivienda. De hecho, los precios del alquiler siguen rompiendo récords, impulsados por un enfriamiento en la compraventa. De esta manera, al no liberarse oferta, el acceso se complica para la demanda.

En concreto, el precio de la vivienda usada en España ha subido un 0,9% durante el tercer trimestre de 2023 respecto al anterior. Si se compara con los precios del último año, dicho aumento ha sido del 4,4%. De esta manera, el precio del metro cuadrado se sitúa en 1.893 euros, según Idealista.

En el caso del alquiler, y según el marketplace inmobiliario, el precio subió un 0,3% en septiembre respecto a agosto, y un 9,3% en términos interanuales. De esta manera, el precio del metro cuadrado alcanza los 11,8 euros. Hasta cinco capitales (San Sebastián, Madrid, Málaga, Palma y Santa Cruz de Tenerife) han registrado precios máximos en compra y alquiler de vivienda en agosto. De ahí que se estén buscando nuevas fórmulas para facilitar el citado acceso.

¿Qué es una cooperativa de viviendas?

Una de las fórmulas que tradicionalmente se ha considerado más barata para adquirir vivienda es la conocida como cooperativa. Se trata de una entidad sin ánimo de lucro en la que un grupo de personas se unen para conseguir el mejor coste posible.

Es la cooperativa la que promociona las viviendas para adjudicárselas a sus socios a precio de coste eliminando el beneficio del promotor como parte del precio de la vivienda. Otra característica es el que socio es la vez promotor de la sociedad y adjudicatario de la vivienda.

¿Cuál es la nueva fórmula?

Frente a este concepto tradicional de vivienda ha surgido uno nuevo que ya se ha puesto en marcha en Barcelona y cuyo próximo destino será Madrid: cooperalquila. Según explican en su página web, “es un modelo que se sitúa en el punto medio entre la compra de una vivienda y el alquiler de largo recorrido”. ¿Cómo funciona? En este caso, el cooperativista (por definirlo con el término más conocido) pone 30.000 euros para la construcción de un edificio de viviendas.

A partir de entonces, es la cooperativa la que se encarga de buscar un suelo público que tiene que tener alguna de estas características: o bien, que se ofrezca en concesión, o bien, en derecho de superficie por 75 años.

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Una vez se ha construido dicho edificio, el cooperativista puede vivir allí por una cuota que estará relacionada con la devolución del préstamo del banco. Otra opción que se le abre es poder alquilarlo a precio de mercado.

Por tanto, y a diferencia del modelo clásico de cooperativa, estaríamos ante un nuevo modelo que se situaría a caballo entre la compra y el alquiler. Además, no se compra suelo como habitualmente se ha venido haciendo, sino que se explota a través de una concesión municipal o, en su caso, de la comunidad autónoma.

¿Qué otras ventajas tiene?

De esta manera, el nuevo modelo no se enfrenta al ‘techo’ del precio del suelo, lo que reduce las condiciones de acceso a la vivienda. Y la cuota que va a tener que pagar el cooperativista va a estar estable durante un periodo de 25 años. Tiempo estimado en que estará vigente el crédito que se solicitará para la construcción del edificio.

Otro punto a favor del sistema es que se eluden los gastos de la promotora. Conviene recordar que los mismos suelen estar entre un 20% y un 35% del total. Eso sí, los cooperativistas no serían los dueños del piso (como ocurre en el modelo por todos conocidos), sino accionistas con derecho a usar una de las viviendas, eso sí, con la matización de que sería así mientras durase la concesión pública. Pasado este tiempo, pasarían a ser controlados por la administración.

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Aunque también podría darse el caso de que dicha administración acabase por ampliar el plazo otros 75 años. Una tercera opción sería intentar vender el terreno a los cooperativistas.

Según un cuadro comparativo que han llevado a cabo los impulsores de la idea, el ahorro que se podría conseguir estaría alrededor del 40% si se compara con una cooperativa tradicional.