Keir Starmer, primer ministro de Reino Unido, y Donald Trump, presidente de Estados Unidos.

Keir Starmer, primer ministro de Reino Unido, y Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Suzanne Plunkett / PA Wire / dpa

Observatorio de la sanidad

Trump logra que Reino Unido gaste más en fármacos innovadores tras el chantaje de los aranceles y la UE toma nota

Las tasas de EEUU han logrado frustrar inversiones del sector del medicamento en tierras británicas.

Más información: La industria farmacéutica anuncia más de 450.000 M en inversiones en EEUU tras las amenazas de Donald Trump

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Las claves

Donald Trump ha logrado que Reino Unido aumente significativamente el pago por medicamentos innovadores a cambio de exenciones arancelarias para la industria farmacéutica británica.

El acuerdo entre la Administración Trump y el gobierno británico implica que el NHS pagará un 25% más por medicamentos nuevos, mientras se reducen las aportaciones de la industria farmacéutica al sistema de salud.

Gigantes farmacéuticos como AstraZeneca y GSK ya tenían acuerdos previos con EE.UU., pero empresas como Lilly mantienen congeladas sus inversiones en Reino Unido.

La Unión Europea observa con preocupación este pacto, temiendo que Trump pueda exigir a otros países subir los precios de los medicamentos a cambio de concesiones comerciales.

Desde que Donald Trump empezó a amenazar a la industria farmacéutica con tasas y subidas de precios, la Casa Blanca ha conseguido parte de sus objetivos. En 2025, las compañías han anunciado casi medio billón de euros en nuevas inversiones en Estados Unidos. Y varias se han comprometido a rebajar el precio de determinados medicamentos a través de la plataforma TrumpRx.

Sin embargo, el principal logro de la presión estadounidense ha tenido lugar hace pocos días. Reino Unido ha cerrado un acuerdo con la Administración Trump para que no se apliquen aranceles al medicamento británico. A cambio, el National Health System (NHS) inglés elevará, y mucho, lo que paga por los medicamentos.

El acuerdo se dio a conocer hace sólo unos días y forma parte del paquete en que Trump y Keir Starmer pactaron profundizar hace unas semanas.

De esta manera, la importante industria farmacéutica británica quedará libre de los aranceles de Estados Unidos durante, al menos, tres años. Con todo, gigantes ingleses como AstraZeneca ya tenían asegurada esta exención gracias a sus acuerdos con la Casa Blanca. Un camino que también se está labrando GSK con los 30.000 millones de dólares en inversiones que ha anunciado al otro lado del Atlántico.

Sin embargo, Reino Unido ha tenido, y va a tener, que pagar un alto coste por este pacto. Para empezar, el impacto que ya ha tenido en pérdida de inversiones, la amenaza arancelaria de Estados Unidos hasta ahora.

Este fue el caso de MSD. La farmacéutica estadounidense frenó una inversión planificada de 1.000 millones de libras (1.156 millones de euros) en Reino Unido. También AstraZeneca ha paralizado algunas de sus inversiones, pese a que el yugo del arancelario ya no está sobre su cabeza. Algo parecido ha pasado con Lilly.

El otro precio que tendrá que pagar el Gobierno británico es el presupuestario. La Administración de Starmer se ha comprometido a rebajar las aportaciones monetarias que la industria farmacéutica tiene que pagar al National Health System y elevar un notable 25% los precios que paga por los medicamentos nuevos o innovadores. Algo complejo teniendo en cuenta la importante crisis que atraviesa Reino Unido.

Estados Unidos celebra, especialmente, esta segunda pata del pacto con los británicos. "El acuerdo llega menos de dos meses después de que el presidente Trump anunciara los primeros resultados de su política de precios de medicamentos de nación más favorecida (NMF, por sus siglas en inglés) y subraya su determinación de reducir los precios de los medicamentos para el pueblo estadounidense", indica Chris Klomp, director de Medicare y administrador adjunto de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid y uno de los negociadores del convenio.

"Cuando las naciones comparten equitativamente la carga de producir y pagar medicamentos vitales, todos los ciudadanos se benefician, y la lucha contra las enfermedades mundiales se convierte en una lucha que realmente podemos ganar juntos", añade.

Inversiones

De esta manera, el acuerdo va a tener un importante efecto financiero en las tensionadas cuentas de la Administración Pública británica... ¿Pero permitirá el retorno de las inversiones? Es pronto para decirlo.

Sin embargo, hay compañías que siguen cerrando la puerta. David Ricks, CEO global de Lilly, ya ha avisado de que la multinacional americana va a mantener congeladas las inversiones en Reino Unido.

Obviamente, la industria farmacéutica celebra el movimiento. Richard Torbett, director general de la patronal del medicamento británica (ABPI) afirma que "el acuerdo constituye un paso importante para garantizar que los pacientes tengan acceso a los medicamentos innovadores, necesarios para mejorar los resultados sanitarios del NHS en general. Además, debería fortalecer la posición del Reino Unido para atraer y retener la inversión global en ciencias de la vida y la investigación médica avanzada".

Sin embargo, el pacto se observa con preocupación desde la Unión Europea y los Estados miembro. Usando la política de nación más favorecida como estandarte, Trump ha obtenido la victoria de forzar a otro país a pagar más por sus medicamentos, como había amenazado hace unos meses. Todo ello mientras que la Casa Blanca, además, logra descuentos en los precios de determinados medicamentos (como Ozempic y Mounjaro) para su población.

Así, los gobiernos de la UE toman nota. ¿Les obligará Trump a subir sus precios farmacéuticos como parte de su política exterior y a cambio de relajar sus presiones comerciales? Veremos. Es la hora de la geopolítica farmacéutica.