Un fumador en una terraza.

Un fumador en una terraza.

Observatorio de la sanidad

La prohibición de fumar en público afecta a uno de cada cinco españoles

Hasta el 24,3% de la población se verá afectada por la decisión de Sanidad de prohibir el consumo de tabaco en público si no hay una distancia mínima de dos metros.

15 agosto, 2020 13:14

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La prohibición de fumar en público si no se puede respetar una distancia de seguridad mínima de dos metros afecta de alguna manera a casi uno de cada cinco españoles, concretamente al 24,3% de la población. Así lo ponen de manifiesto tanto el Observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc) sobre consumo de tabaco en España como los datos sobre población de 2019 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El pasado viernes, tras registrarse casi 3.000 casos nuevos de Covid-19 en 24 horas, se implantó en toda España la prohibición, que en principio no afectaría demasiado a aproximadamente el 76% de la población española, ya no habría fumado nunca o serían exfumadores. Pero la limitación sí incide directamente sobre el resto, que se declaran fumadores, y especialmente al grupo de personas entre 25 y 44 años, el grupo de edad de mayor porcentaje de adictos al tabaco.

De 25 a 34 años, fuman el 33% de los hombres los hombres y el 24% de las mujeres, mientras que en el conjunto de 35 a 44 años las cifras no cambian mucho y reflejan que hay un 32% de fumadores varones y un 25% de féminas.

Por comunidades autónomas, las Islas Baleares es la región donde más se fuma (20,8%), seguida por la Comunidad Valenciana (20,7%), Castilla-La Mancha (20,5%), Asturias (20,5%) y Aragón (20,3%). Todas estas regiones muestran porcentajes por encima de la media nacional, que es del 18,5%. Melilla (13,5%), Galicia (15,5%), Comunidad de Madrid (15,8%), País Vasco (16%) y La Rioja (16,4%) son las cinco comunidades con menos fumadores, todas por debajo de la media.

La potencia con la que un fumador exhala el humo de un cigarrillo aumenta la distancia a la que viajan las gotas microscópicas que pueden contener el virus y por ello la posibilidad de contaminar superficies. Además, un fumador se lleva con más frecuencia las manos a la cara, con el consiguiente riesgo de contagio.