Autobuses de Alsa.

Autobuses de Alsa.

Observatorio de la movilidad

Alsa se arriesga a perder la gestión del transporte en varias ciudades de Marruecos al convocarse nuevos concursos

Las explotaciones del transporte urbano de Marrakech, Agadir y Tánger han salido a concurso, mientras que la de Casablanca será revisada.

Más información: Mobico, la matriz de Alsa, vende sus autobuses escolares de EEUU por 535 millones para hacer crecer a la española

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El Gobierno marroquí ha sacado a concurso las actuales explotaciones del transporte urbano en Marrakech, Tánger y Agadir, que actualmente gestiona la empresa española Alsa.

Marruecos ha convocado varias licitaciones para modernizar el transporte urbano en autobús en lo que llevamos de año. Se espera que se presenten al concurso, Alsa, Transdev + CTM, RATP y probablemente Citybus, antiguo socio de Alsa en Rabat.

De tal manera que “Alsa puede perder la concesión de Tánger a favor de una UTE entre CTM y Transdev, y en Marrakech frente a Supratours (filial de ONCF, la empresa de trenes marroquíes) y un socio europeo”, señala desde Marruecos a EL ESPAÑOL un empleado del sector.

En el ámbito del transporte se comenta el interés de CTM y Transdev, que se presentan en convención en el concurso de Marrakech. La empresa francesa Transdev es la mayor en Europa en transporte por bus y ya gestiona el tranvía en el país magrebí.

Dado que los métodos actuales de gestión del transporte urbano “han demostrado sus limitaciones”, según el Gobierno, el Ministerio del Interior ha diseñado un nuevo programa destinado a modernizar este sector, con un presupuesto total de 1.040 millones de euros.

De hecho, los medios de comunicación marroquíes llevan meses publicando noticias nefastas acerca del deterioro de la flota y seguridad en el transporte urbano.

Destacan que “la media de los buses urbanos de Marrakech supera los 20 años de antigüedad y el periurbano se acerca a los 18”, inciden en que “el aumento de accidentes de autobús en la región de Agadir pone de relieve las deficiencias del sistema de transporte público, en particular los fallos mecánicos (aluden al desgaste de frenos y ruedas) y la insuficiente supervisión por parte de las autoridades”.

Incluso en Tánger, recalcan que “los residentes se quejan de que los autobuses suelen ser viejos, llegan tarde y no cubren todos los barrios periféricos, lo que provoca aglomeraciones en horas punta y viajes interminables”.

Bien distinta es la opinión de Alberto Pérez, director general de Alsa en Marruecos, que en una entrevista reciente en la revista Atalayar, cercana al régimen marroquí, explicó que Alsa “empezó con una flota nueva, con los mismos estándares de calidad que en cualquier otro concurso internacional”. Los conductores son marroquíes con formación permanente. Incluso, en 2023, Alsa envió conductores marroquíes a trabajar a España con la homologación del permiso de conducir y el CAP, la tarjeta profesional.

La empresa española entró en Tánger después de que la ciudad hubiera sacado un concurso internacional que había fracasado en dos ocasiones y “en la tercera las autoridades vinieron a pedir a la embajada (de España en Rabat) que nos recomendara participar. Y así lo hicimos”, manifestó en la misma entrevista Alberto Pérez.

Sin embargo, el cambio de negocio que ha impuesto el Ministerio del Interior marroquí perjudica a Alsa, que “pasará de tener el 70% de los pasajeros al día del país a quizás el 40 o 45% y en peores condiciones”, explica una fuente cercana a la empresa que prefiere mantener su anonimato.

En Marruecos desde 1999

Alsa llegó a Marruecos en 1999, Marrakech fue la ciudad elegida y de ahí pasó a instalarse en Agadir. En 2013, tras ganar un concurso internacional, comenzó en Tánger.

En 2012, el antiguo operador transportó 15 millones de viajeros, y actualmente Alsa transporta 62 millones, es decir, ha multiplicado la actividad cuatro veces en estos años, según los datos de la empresa.

Realmente, la adjudicación de Alsa en Marrakech caducó en 2019. “Desde entonces, han sacado el concurso varias veces y siempre lo han anulado, cuando Alsa quedaba sola”, desvela la fuente consultada en el país vecino.

En marzo de 2024, cuando el contrato para la gestión de los autobuses de Alsa en Marrakech vencía, se renovó un año más, a la espera de la implementación de una nueva visión para la gestión del transporte, no sólo en Marrakech, sino en todo el país.

Además, las instalaciones actuales, propiedad de Alsa, no serán usadas para la nueva explotación. El concurso de construcción del nuevo depósito, que ya se ha lanzado, se levantará cerca de la cabecera de pista del aeropuerto.

Con este cambio de modelo, “Marruecos quiere prescindir de Alsa, en gran medida. El cambio de negocio que propone el Ministerio del Interior marroquí va directamente contra este modelo”, explica la misma fuente consultada en el país vecino.

Requisitos del concurso

El proyecto abarca cuatro fases, pero de momento sólo se han adjudicado algunos contratos relacionados con la realización de estudios de viabilidad para la gestión.

En cuanto a la adquisición de autobuses, se han convocado tres licitaciones que abarcan cuatro ciudades. Finalmente, se comprarán más de 3.700 vehículos nuevos. La licitación de los buses se lanzó en enero y se ha adjudicado la mayor parte al fabricante chino Yutong.

Los operadores que opten al concurso deben tener una experiencia previa y demostrada para trabajar con líneas de alta capacidad. Bus Rapid Transit (BRT) es un sistema de transporte operado con autobuses de propulsión eléctrica sobre vías reservadas, como los carriles bus.

Alsa gestiona los autobuses del primer sistema BRT implantado en Marrakech, que apostó por impulsar una movilidad sostenible, tras acoger la ciudad la Cumbre del Clima (COP 2016).

De hecho, Alsa presentó en 2008 a las autoridades locales de Marrakech un estudio en el que proponía la creación de un sistema BRT con el fin de mejorar la eficiencia del sistema de transporte urbano existente en Marrakech, una ciudad con un rápido crecimiento urbano y demográfico en los últimos años.

Los participantes en el concurso actual también deben demostrar una facturación superior a los 28 millones de euros, aunque la inversión principal la realiza la Administración marroquí.

Casablanca, en la cuerda floja

Otra incógnita es qué pasará con la gestión de Alsa en Casablanca, porque cumple cinco años y, aunque el contrato es para diez, existe una cláusula de renovación de condiciones a los cinco.

“Se empiezan a ver movimientos. Despidieron al director general de Alsa Al-Baida (la empresa de Alsa en Casablanca desde 2019), Mehdi Safouane, para poder seguir negociando la renovación de condiciones”, mantiene un trabajador en el sector. Así, en marzo, tomó el control de Casablanca, Alberto Pérez, director general de la compañía en Marruecos.

Este periódico se puso en contacto con Alberto Pérez, quien rehusó hacer declaraciones al respecto de los concursos en marcha alegando que “los procesos de los concursos son un asunto público, pero nosotros no tenemos por costumbre dar nuestra opinión en público sobre dichos procesos por una cuestión de cumplimiento”.

Igualmente, no considera necesario “informar acerca de decisiones internas de la compañía que no tienen ningún impacto sobre nuestros clientes o sobre la calidad de servicio”.